QUERIDOS REYES MAGOS

Queridos Carlos, Federico y Toñi:    Quizá sea demasiado tarde, una semana después del 6 de enero, escribir mi carta, “A quien madruga, Dios le ayuda” pero “Nunca es tarde, si la dicha es buena”, y para nosotros los eurofans esta es nuestra Noche de Reyes, el día previo a ser premiados con regalos, o […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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QUERIDOS REYES MAGOS


Queridos Carlos, Federico y Toñi: 
 
Quizá sea demasiado tarde, una semana después del 6 de enero, escribir mi carta, “A quien madruga, Dios le ayuda” pero “Nunca es tarde, si la dicha es buena”, y para nosotros los eurofans esta es nuestra Noche de Reyes, el día previo a ser premiados con regalos, o castigados con carbón.

Mi primer y único deseo es vivir por primera vez la victoria de España en Eurovisión.

 
El fenómeno social de Operación Triunfo, con Rosa a la cabeza seguida en el pelotón por Beth y Ramón, y Rodolfo Chikilicuatre, y los éxitos televisivos, comerciales o ambos de las elecciones internas de artistas de primera fila como Pastora Soler y El Sueño de Morfeo, o las preselecciones públicas de David Civera, Soraya Arnelas, Daniel Diges, Lucía Pérez o Ruth Lorenzo; los premios nacionales e internacionales; o la movilización de las redes sociales, han manifestado a lo largo de los últimos 14 años el interés masivo de un festival que se encuentra más vivo que nunca gracias a su continuo proceso de reinvención y adaptación.
 
Un evento visto por millones de personas no solo en Europa sino a lo largo y ancho de todo el mundo, el cual atrae todos los años y, cada vez con mayor demanda, a miles de personas a la ciudad organizadora con la promoción turística, la estimulación económica e inversión logística que ello ha supuesto en la mayoría de los casos, y un acontecimiento televisivo que en sus 60 años de historia se ha convertido en parte de la cultura popular. 
 
Quién no iba a querer ganar y organizar Eurovisión, por lo que ello supone no solo a nivel cultural y social, sino también como fin económico y promocional. Muchos países sueñan con organizar unos Juegos Olímpicos, un Mundial o una Expo pero pocos son los que hasta la fecha se han dado cuenta de la gallina de los huevos de oro que supone el Certamen de la UER. Malmö, Bakú, Düsseldorf, Oslo, Moscú, Belgrado, Helsinki, Atenas, Kiev o Estambul son 10 buenos ejemplos de los beneficios que trae consigo el festival en relación a los distintos intereses que cada televisión pública, y su gobierno por extensión, pongan en él.
 
No existe la fórmula exacta para ganar Eurovisión pero hay ingredientes que ayudan a mejorar la receta como bien saben recientes vencedores como Azerbaiyán, Suecia o Dinamarca o países que no dejan de buscar el triunfo como Armenia, Hungría o Países Bajos. Lo primero y más importante es la implicación de la televisión pública, una discográfica y un patrocinador en un proyecto común. La combinación de la ilusión y el interés por el trofeo, sea cual fuere su objetivo final, es el primer paso para llegar a la victoria. Solo este camino lleva a una meta en la que no sirven ideas derrotistas por anticipado donde lo importante es participar. Un proyecto serio con una inversión y un fin se presentan como una actitud y una aptitud ganadora porque esa es la única meta en cualquier competición.
 
TVE ha dado síntomas durante los últimos tres años de un cambio de mentalidad consciente de las feroces críticas que ha recibido por el conservadurismo de sus candidaturas, la falta de entusiasmo y la escasez de ideas donde la ley del mínimo esfuerzo ha sido durante tanto tiempo la norma de la casa. No está de más añadir que ese aperturismo se debe más a la implicación de los equipos de Pastora Soler, El Sueño de Morfeo y Ruth Lorenzo que a su iniciativa propia poniendo no pocas trabas a algunas de las iniciativas de sus abanderados. No es suficiente elegir un nombre de la industria musical ni un nuevo talento, tampoco seleccionar un gran tema, ni preparar una puesta en escena acorde a la actuación y a las posibilidades, lo que falta son ganas de ganar, ganas de traer el mayor espectáculo audiovisual y musical del mundo a España, y ganas de complicarse la vida por muchos beneficios que traiga el festival, si así fuera los cantantes, las canciones y las escenografías, además de buenas, optarían no solo a participar sino al trofeo.

Nuestra televisión pública se encuentra en un estado crítico, con una audiencia en mínimos históricos, una falta de credibilidad alarmante y una pérdida de prestigio absoluta de la que quienes menos culpa tienen son la mayoría de excelentes profesionales que trabajan en ella. ¿No es el momento idóneo para recuperar ese seguimiento, esa confianza y esa calidad de la que hasta hace bien poco era una de las grandes emisoras europeas y del mundo?. Los espectadores de TVE en general y los eurofans en concreto nos merecemos una alegría y no queremos y no deseamos sino que soñamos con la victoria de España en Eurovisión y la celebración del certamen en nuestro país.

Lamentable la responsabilidad no es de los artistas, ni de los autores, ni de los fans, única y exclusivamente es vuestra. Esta noche comienza la peregrinación de los eurofans tras los Reyes Magos y la estrella que nos guía desde Torrespaña a Viena. A veces los deseos se hacen realidad, el primero para mi ya está cumplido, la identidad de una de mis representantes ideales de España para Eurovisión 2015, el segundo está por llegar, la victoria de España en Eurovisión.

Madrid, a 13 de enero del 2015.

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