Bulgaria y Suiza se mantienen en la carrera por el micrófono de cristal y Albania y Portugal aceleran de cara a la final
Durante toda la temporada de Eurovisión 2021 ha habido la sensación generalizada de que la primera semifinal era una de las mejores de la historia del festival y, también, que la diferencia de calidad con la segunda era enorme. Pues bien, “la gala del jueves” se ha reivindicado en la tercera y cuarta jornada de ensayos como igual de potente que la del “martes”.
Si ayer era Islandia la que resucitaba de sus cenizas, hoy han sido Bulgaria y Suiza las que se reconfirman como favoritas a todo. Victoria realiza una melancólica y nostálgica actuación que representa a la perfección su doble simbología, por una parte, la metáfora sobre el paso del tiempo a través de un elemento visual como la arena y, por la otra, la dedicatoria y homenaje a su padre que sufre una enfermedad degenerativa. Dos elementos centrales que casan a la perfección de una manera sutil y elegante a los que la cantautora búlgara pone la guinda con su bonita y dulce voz y su delicada y emotiva interpretación.
Suiza, por su parte, hace una jugada arriesgada y también muy inteligente para diferenciarse de sus rivales más directos. Gjon’s Tears, así, propone una puesta en escena moderna y visual con gran protagonismo del movimiento frente al clasicismo o el encorsetamiento que se podría esperar. Realización muy efectista con planos muy marcados, juego de sombras, blancos y negros y una inesperada coreografía están muy presentes en su interpretación en la que, no obstante, sigue destacando su bellísima voz.
Albania y Portugal también se reenganchan en la competición, en su caso, por el pase a la gran gala del sábado, y protagonizan dos de las grandes sorpresas de esta primera vuelta de ensayos. Anxhela Peristeri se desnuda y se desprende de todos los elementos que envejecían y recargaban innecesariamente su candidatura. Su actuación sigue manteniendo el sello de denominación de origen albanés, pero trata de adaptarlo a estos tiempos y acierta de pleno en el rediseño. Sus piernas son capítulo aparte. The Black Mamba también retienen su esencia y nos trasladan a un club de jazz de los años 20 en la primera parte de la actuación, para llevarnos en la segunda a las calles de Ámsterdam y homenajear a la prostituta en la que está inspirado su tema. Y el amor se ha puesto de su lado. La una y los otros no apuntan a colarse en la final, sino a ganarse su plaza de pleno derecho.
Y, hablando de favoritos, Finlandia lleva rondando el top 10 de los jugadores desde su brutal triunfo en el UMK y parece bastante claro que lo tiene asegurado al ser una propuesta única en su estilo que puede coexistir perfectamente con Italia, más enfocada al público sureño y, dentro del género, menos metaleros y más glam; y también con Islandia, el rival a batir dentro de su bloque geopolítico. A su presentación en la final nacional se le ha añadido una mayor interacción y conexión entre los dos vocalistas, el uso de la pantalla LED marcando los ganchos de los coros y dándole sentido al “lado oscuro” y un espectáculo pirotécnico repleto de llamaradas, humo y bombas. Una de las divas de esta doble edición, Samanta Tina, pisa por fin el escenario eurovisivo acompañada de un toque propio, la corona de su videoclip y algunas ideas rescatadas de su anterior candidatura, y otro heredado, la grandeza visual de Aminata en forma de caleidoscopio de colores amarillos y verdosos y efecto oriental. Lamentablemente, lo que aporta la una y la otra carece en gran medida del efecto sorpresa que aportaron en 2020 y 2015.
En el vagón de cola de esta jornada, Georgia abrió el día con una bonita puesta en escena que tiene la difícil, por no decir imposible, misión de vender una canción que no entra a la primera, ni a la segunda, ni a la duodécima. La actitud o el humor de Tornike, además, sigue sin comprenderse o el no tiene demasiada habilidad en hacerse entender; y Dinamarca lo cerró con prácticamente la misma actuación que en la preselección y la que a estas alturas ya es una sobredosis vintage, neón y disco. Fyr og Flamme, dentro del abultado grupo con fiebre ochentera, son una de las muestras más auténticas, pero para cuando han llegado ya todos queremos cerrar de un portazo la puerta del Ministerio del Tiempo que nos dejó tirados en 1985.
#EUROENSAYOS11M: Notas
1º. Bulgaria: 10
2º. Suiza: 10
3º. Finlandia: 9
4º. Albania: 8
5º. Portugal: 8
6º. Letonia: 6
7º. Georgia: 5
8º. Dinamarca: 5
Conversación
Espero una sorpresa de Portugal por la positiva.Despues de ser tan criticada la cancion.Para my es preciosa.Muchas de ellas me suenan canciones echas en el ordenador.Suerte para todos
El festival se lo va a llevar Francia. E Italia volverá a hacerse un Mahmood (espero que se lo lleven muy pronto!!!) . Las ex favoritas (Malta, Suiza) aunque no van a competir por ganar quedarán muy bien. No va a haber grandes hundimientos. Quizás Bulgaria no llegue al top10 por el televoto olvidadizo.
Viendo solo unos segundos dificil.... pero a priori.... Grecia, Suiza, Bulgaria, Finlandia o San Marino no deberían tener problemas para pasar a la final. Yo apuesto también por Austria, creo que dará sorpresa. Georgia... tengo mis dudas... Islandia a mi pesar se colará seguramente. Portugal me sorprende... espero que pasen. El resto... pues ahi quedan... no me aportan nada, podria pasar a Estonia o Serbia y quizas Moldavia. Caen seguro: Dinamarca, Chequia y Polonia
suiza ganadora COMO SIEMPRE Y SE HA DEMOSTRADO ale UN beso a los haters los que quieren que pierda y gane la maltesa
Bulgaria aspirar a ganar creo que no... la del año pasado si era para un top5 o incluso ganar pero este año van a tener que conformarse con el pase a la final y ya.
Yo tampoco entiendo el furor con Bulgaria. Dudo que gane. Y si gana me llevaré un disgusto terrible.
Partiendo de unos pocos segundos de video sin realización y según lo percibido, de esta semifinal yo salvaría (además de Islandia, Grecia, Austria, San Marino y Serbia), a Bulgaria, Finlandia, Dinamarca, Suiza y Georgia. Estos son mis gustos personales. Imagino que caerá Georgia porque no os gusta a la mayoría pero (aún) tengo la esperanza de que valoréis la voz, trabajo y sensibilidad de Vincent Bueno.