Primer día de ensayos de Eurovisión 2021, por fin, y primera favorita indiscutible. Los siete primeros países de la primera semifinal, Lituania, Eslovenia, Rusia, Suecia, Macedonia del Norte e Irlanda, han estrenado el espectacular escenario del Ahoy de Róterdam, mientras que Australia nos ha mostrado desde los estudios de la SBS en su país algunas de las imágenes de su actuación de reserva al no poder viajar hasta Países Bajos, a causa de la situación epidemiológica, y entre todos ellos alguien ha acaparado la inmensa mayoría de comentarios: la “Mujer rusa”.

Manizha llevaba un tiempo apuntando a convertirse en la tapada de la edición y, al menos hoy, ha cumplido con creces con las sospechas. Su actuación, en esencia, es muy similar a la de la improvisadísima final nacional, pero incluyendo dos elementos nuevos, el primero, un vestido a medio camino entre una babushki y una matrioska del que sale por la puerta grande, literal, en el estribillo; y el segundo, una oda a la cultura rusa que va a tocar las narices a todos los que se la han tocado a ella durante los últimos dos meses, con imágenes históricas e incluso simbología religiosa, y una reverencia a todas las mujeres, sus compatriotas, sea cual su condición; un mensaje empoderador, feminista e igualitario que reventará el televoto, tanto en los países de la órbita exsoviética, como en otros que podrían asumirlo como propio frente a sus diferentes realidades nacionales.

Las favoritas Lituania y Suecia han sido recibidas con tibieza, y no por haber hecho un mal pase ni mucho menos, sino porque sus actuaciones han sido tan similares a las del Pabandom is Naujo! y el Melodifestivalen, respectivamente, que no ha habido prácticamente espacio para la sorpresa. The Roop ha calcado el vestuario y la coreografía de la preselección lituana y las dos pinceladas nuevas de su escenografía son la ambientación en tonos morados, en lugar de los blancos y los negros, contrastando a tope con sus trajes amarillos; y una locura de baile en el último estribillo en el que el vocalista, el carismático y atractivísimo Vaidotas, agarra con sus manos a la cámara para danzar con ella por todo el escenario. Tusse, además de cortarse las mangas de su traje pasión y plantarse dos guantes negros a lo Rita Hayworth, o Nina, también ha cambiado su gama cromática, en la que sigue habiendo rojos y negros, pero se incorporan dorados que recrean diferentes escenas muy sutiles como agua, brechas o pasillos; y ha multiplicado a sus coristas, quienes ya de por sí tienen más presencia en la realización, con un efecto digital en las pantallas.

Irlanda, por su parte, ha sufrido muchísimos problemas técnicos con una arriesgadísima puesta en escena formada por una especie de recortables y un juego de perspectivas. La actuación tiene algunos referentes previos, como la actuación del francés Silvàn Areg en Destination Eurovision 2019, o varias de las escenas del videoclip de Scream del Sergey Lazarev ese mismo año. La atmósfera creada también puede llevarnos a la de Hear Them Calling de la islandesa Greta Salome en 2016. Más allá de los parecidos razonables, se trata de una complicadísima y milimetrada realización que ha hecho aguas por todas partes, viéndose notablemente incómoda a la cantante que, no obstante, ha defendido vocalmente con dignidad su canción. El desastre técnico ha impedido disfrutar del invento que si consiguen perfeccionarlo y mostrarlo tal y como estaba diseñado podría ser una de las  actuaciones más originales y bonitas de la edición.

La otra sorpresa positiva, además de Rusia, la ha dado Eslovenia, aunque claro está, desde un punto de partida mucho más rezagado. Ana Soklic ha hecho un ensayo descomunal en todos los sentidos, vocal, interpretativo, escénico, y tiene una fuerza y planta sobre las tablas realmente aplaudible. Su actuación, entre las que ya habíamos visto en las preselecciones o presentaciones, es la que más cambios ha traído a Róterdam, empezando por el propio tema que ha incluido en el puente lo que en principio era un extra del videoclip original, el coro góspel, y una iluminación en la que predominan los dorados y las estrellas creando una atmósfera mucho más cálida que en el EMA. Macedonia del Norte, finalmente, es el país que más ha aprovechado de este grupo los recursos digitales. La luz crece en el interior de Vasil en forma de efecto virtual, late, y se propaga de su corazón a todo el escenario. A su esperada interpretación al más puro estilo Broadway, con todo su amaneramiento y florituras, se le ha añadido otro golpe de efecto visual que también habíamos visto en otra final nacional, el reflejo de los focos en su camiseta con piezas de cristal al más puro estilo Dotterdam, un añadido ciertamente innecesario que recarga el bonito inicio y no consigue la sorpresa ni el clímax deseado y, además, le ha valido un buen puñado de críticas por la excesiva y poco disimulada inspiración.

Mañana será el turno de Chipre, Noruega, Croacia, Bélgica, Israel, Rumanía, Azerbaiyán, Ucrania y la, por el momento, favorita Malta completando los primeros ensayos individuales de la primera semifinal de Eurovisión 2021.

#EUROENSAYOS8M: Notas

1º. Rusia: 9
2º. Eslovenia: 8
3º. Lituania: 7
4º. Suecia: 6
5º. Macedonia del Norte: 6
6º. Irlanda: 6