EUROVISIÓN DE 1983, LA BARCA QUE NO LLEGÓ A PUERTO.

Münich, , sábado 23 de abril. La capital de Baviera se engalanaba para recibir desde el Rudi Sedlmayer Halle, la vigesimoctava edición del Festival de Eurovisión. Presentó Marlene Charell. Había sido vedette del Lido de París y era bailarina. Su vestido azulina recordaba al de Blancanieves, pero sin enanitos. Compiten veinte países: Francia, Noruega, Reino […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EUROVISIÓN DE 1983, LA BARCA QUE NO LLEGÓ A PUERTO.

Münich, , sábado 23 de abril.

La capital de Baviera se engalanaba para recibir desde el Rudi Sedlmayer Halle, la vigesimoctava edición del Festival de Eurovisión.

Presentó Marlene Charell. Había sido vedette del Lido de París y era bailarina. Su vestido azulina recordaba al de Blancanieves, pero sin enanitos.

Compiten veinte países: Francia, Noruega, Reino Unido, Suecia, Italia, Turquía, España, Suiza, Finlandia, Grecia, Holanda, Yugoslavia, Chipre, Alemania Federal, Dinamarca, Israel, Portugal, Austria, Bélgica y Luxemburgo, para quinientos millones de telespectadores, vía Eurovisión y Satélite. La organización ha sido una de las peores de la historia de la Eurovisión. Decorados oscuros, vestidos horrendos y floreros de mal gusto imitando las banderas de cada país. Dieter Reith fue el director musical de la gala.

La presentadora para demostrar su traza en el baile, antes de las votaciones dio unos cuantos giros con asombrosa destreza que le hacía enseñar sus esbeltas piernas y presumir de melenón rubio. Era el puro símbolo de la mujer teutona. Pero presentado se hizo un poco de lío, ya que lo decía todo en francés, inglés y alemán y cuando llegaron los votos con tanto idioma era un poco galimatías, cosas del directo.

Antes de empezar el show salieron todos los artistas que concursaban a pista para ser presentados por Marlene, al son de las palmas y la ovación del público, como se hizo en 1959 y en 1963.

Ganó Luxemburgo, con Corinne Hermès y la canción Si la vie est cadeau -Si la vida es regalo- de Jean-Pierre Millers y Alain García. Los arreglos musicales fueron a cargo de Michael Bernholc. Esta será la quinta vez que gana Luxemburgo. A saber: 1961, 1965, 1972 y 1973. En 1983 empatan a triunfos con Francia. Irlanda no concursó ese año.

Vamos a asistir a todas y cada una de las canciones en liza por obtener el primer premio de un Festival muy devaluado en estos años. ¡Que sea lo que Dios quiera….! Hubo de todo, canciones buenísimas y otras horribles, tónica general en esa década, mucha paja y poca sustancia.

El Festival de Eurovisión vivía una tremenda crisis de identidad. El motivo venía dado por la mala prensa que suscitaban todas las canciones participantes en el Certamen. Lo facilón y simple de los temas que habían ganado en las ediciones anteriores hizo que el interés que se tenía hasta mediados de los setenta fuera bajando, no sólo por el público, sino también por críticos musicales y periodistas. Se consideraba que era un Festival caduco y que estaba a años luz de los éxitos musicales de la década. En el mundo triunfaban Soft Cell, Bruce Springstein, Police, Dire Straits o Madonna. En España eran los años de La Movida; de Alaska y los Pegamoides, Tino Casal…

En nuestro país esta edición del Eurofestival llenó páginas de diarios y revistas sólo por un afán incontenible de politizar el evento. Esto no pasaba desde 1968 y el tan traído y llevado La, la, la. Los tintes de 1968 eran de tipo lingüístico. En 1983, la polémica era "racial". ¿Qué daño se podía hacer a un Festival que olía a los tiempos de Franco? Estábamos en esa España que Alfonso Guerra vaticinó que no la iba a reconocer ni la madre que la parió. Los socialistas ganaron las elecciones en 1982. Devaluar el Festival era algo que les motivaba sobremanera, ¿por qué no?, si cuando los españoles vamos de progres, somos los más progres del mundo. ¿Cómo reconocer algo tan hortera …? Enviar a Remedios Amaya, 21 años, gitana e inexperta en grandes shows, era la medallita que se iban a colgar los directivos de TVE en esta ocasión.

No quisieron que Uribarri o De los Santos hicieran la labor que conocían bien y encargaron la retransmisión a periodistas antieurovisivos, que más que hablar del Festival hacían slogans de buen hacer periodístico con técnicas de lenguaje filosófico, algo despectivo en ocasiones, jugando con las letras de las canciones, porque de Eurovisión no tenían ni idea y no iban documentados, para qué. Hasta que no lo pasaron a la Segunda Cadena no se quedaron a gusto. Eso ocurrió en 1984 y estuvo relegado hasta 1993, cuando volvió a la Primera porque ya había más competencia con las privadas y se dieron cuenta que la Eurovisión seguía teniendo mucha audiencia.

José Miguel Ullán retransmitió para España el Eurofestival con su irremediable tonillo satírico. Pero ahora vamos a hablar de las canciones: Francia abrió la competición con una balada de tono clasicón que aunque no molestaba, tampoco sorprendía mucho. Guy Bonnet, con pose a lo Udo Jürgens, cantó Vivre ante el piano y un sobrio coro de acompañamiento. Obtuvo 56 puntos y el octavo lugar, que está muy bien para lo soporífero del tema en cuestión, muy tiernamente compuesto por Fulber Cant y el mismo Guy Bonnet. Este cantante ya salió en 1970, -4º lugar-, y fue el compositor de La Source que cantó Isabelle Aubert en el ‘68 y la de Anne Marie B. por Luxemburgo en el '77. La orquesta la dirigió Francis Rauber. Este año Francia, fiel a la balada, sacó una canción que pasaba totalmente desapercibida en unos tiempos donde se primaba el circo de cirquense, y valga la redundancia, porque si hubo un año de circo fue este. Esta canción, Vivre, podía haberse cantando lo mismo diez años antes que diez después, es muy intemporal por ser tema de autor, elegante, pero sin pretensiones de meterse al público en el bolsillo por la innovación, es evidente.

Noruega, que actuó en segundo lugar, nos trajo de nuevo al histriónico Jahn Teigen y una descafeinada Anita Skorgan, que sobre sus pasadas intervenciones en Eurovisión mejor correr tupido velo, pero que el velo sea muy tupido. Menudos estos dos también con la cancioncilla de 1983, es para llorar directamente, más por los trajes que por las muecas de Teigen y el vaivén coreográfico del coro, cuánta calidad… Esta vez los enamorados si se dan el beso al final del tema porque ya tenían en perspectiva su boda que se celebraría ese mismo verano. El insigne grupo noruego formado por Jahn Teigen y en los coros Anita Skorgan, Karimete Aamondt, Siri Lenning, Froemyhr y Nina Bayer consiguió 53 puntos y el noveno lugar con la indescriptible Do Re Mi, escrita por el propio Jahn Teigen y Herodes Falsk. Dirigió la orquesta Sigurd Jansen, aunque Marlene lo presentó como Johanes Skorgan, el padre de Anita, menudo lío, que acabó en una sonrisa de Jansen. En cuanto al vestuario, mucho color amarillo y volantes en las faldas. Jahn con los pantalones que le venían cortos, como siempre. Sobrepasaron en hortera sus pasadas comparecencias.

Los ingleses apostaron por lo moderno y comercial, tal y como venían haciendo desde su éxito en 1976. Los Sweet Dreams (Dulces Sueños) formado por Carrie Gray de 17 años, Helen Gray de veinte y el guapito Boody McVery de 21, son los intérpretes. La canción, pegadiza hasta no poder más, con el vigorizante título I'm never giving up -Nunca tiro la toalla- se alzó con el sexto puesto y 79 puntos (con un 12). La letra y la música son de Jan Pulsford, Ron Roker y Phil Wigger. Dirigió John Coleman. Quizá esta posición no era la que se esperaba teniendo en cuenta las expectativas que la BBC puso en unos chicos que recordaban un poco a los Bucks Fizz, ganadores del ‘81. La juventud, la frescura y los ritmos facilones era lo que primaba este año. Los británicos vestían como lo hacían los chicos de Fama, serie de tan bellos recuerdos para los que somos de esa generación. Iban con ropa de baile, calentadores incluidos y según Ullán podían haber hecho un anuncio de una marca de pantalones. Montaron una coreografía original con tres taburetes que les pusieron en escena, menos mal que con la coreografía no se pegaron un patinazo con el banco de barra de bar, si no menudo show, porque bueno meneítos les dieron al los tamburetillos. Llenaron la pista de confetti, que los tramoyistas no quitaron, ya tenían mucho trabajo poniendo y sacando floreros que imitaban las banderas de cada país en competición. La delegación germana este año no reparó en gastos florales.

Si Inglaterra se volcó por lo pegadizo, no iba a ser menos Suecia. La que fuese niña prodigio sueca a finales de los setenta, Carola Haeggkvist, y su Främling (Extranjero), cayeron muy bien al público muniqués y a los jurados europeos. Por entonces la niña tenía 16 años y cantaba mejor que bailaba, todo hay que decirlo. Suecia quedó tercera con 126 puntos (dos 12). Carola tendrá que esperar todavía algunos años para alzarse con el primer premio, tal y como le pasó a Vicky Leandros en 1967 -que no ganó hasta el 72-. Sólo por lo que Carola grita al cantar ya merecía ese tercer puesto y eso que no se oyó la primera frase y movía la boca sin sonido, tal y como le pasó a Karina en 1971. Lo superó mientras avanzaba su actuación. Era tan melódica que no podía pasar desapercibida. Monica Forsberg y Lasse Holm fueron los compositores y que acompañaron a la solista como coro. Carola llevó pantalón blanco y camiseta negra con una jirafa estampada muy mona. Precisamente la canción hacía un homenaje a la misteriosa dama Mona Lisa del cuadro de Leonardo Da Vinci. La orquesta la dirigió Anders Ekdahl. Carola es una gran eurofan, tan adorada como odiada por distintos sectores de la afición al Festival. Con todo ella es una frenética del show y además de ganar en 1991, volverá en 2006 y quedará quinta y es posible candidata al 2008 porque amenaza con otro Melodi. Es una de las estrellas más conocidas de Escandinavia a sus cuarenta y un años cumplidos. Cómo han pasado los años tras dos maridos, uno de ellos era pastor evangélico, y un hijo y sobre todo muchos discos vendidos en el Norte de Europa, quién se lo iba a decir a ella, tan tímida, en 1983, que ahora sea todo una diva eurovisiva adicta al ventilador.

Riccardo Fogli por Italia, batería de un grupo en su juventud, atractivo y sentimental, cantó Per Lucia -Para Lucia-, chica idílica de sus amores al calor del Mediterráneo. Había ganado el Festival de San Remo de 1982 con el tema Storie di tutti i giorni. De nuevo los italianos ponen el resto llevando una muy digna canción e intérprete. Per Lucia consiguió tan sólo 41 puntos y la undécima plaza. España le dio 3 puntos. Vicenzo Spampitano y Maurizio Fabrizio compusieron la canción. El director fue Maurizio Fabrizio. Como curiosidad, Ricardo se casó en las cercanías de Glasgow en 1973 con la famosa cantante italiana Patty Bravo, la de la Bambola. No lo pudieron hacer en Italia debido a que allí tuvieron problemas judiciales por no estar divorciados de sus antiguos matrimonios. Recordemos que el divorcio no se aprobó en Italia hasta 1974.

El 0 clamoroso de Turquía fue el triste consuelo de España en la clasificación. La canción Opera desentonó del resto por una originalidad que no se supo entender. Ni la canción era tan mala, ni la interpretación tan desastrosa, pero ahí está: zero points. Cantaron Cetin Alp and The Short Wawes. El tema es de Aysel Gurel y Bugra Ugur, que también dirigió la orquesta. Cetin Alp y su grupo recuerdan a la compañía teatral La Cubana. Indumentaria desbordante, de comedia de feria, mucha peluca y una sonrojante inspiración hispana en las faldas y los abanicos de unas farsantes Carmenes, las de la leyenda. Se homenajea al mundo operístico nombrando en tropel a Verdi, Mozart, Rossini, Wagner… y Tosca, Fidelio, Carmen… En resumidas cuentas el número está más cercano al Circo Price que de Eurovisión. La mejor clasificación de los turcos hasta ese año fue la de 1980, con 23 puntos y decimoquinto puesto. Era otro país sin suerte en sus tiernos inicios. Cetin Alp falleció en 2005.

Sobre la actuación de España ya he tratado el tema ampliamente y mi europoscasting sobre los ceros en Eurovisión, primera parte y en algún artículo más. Por eso no me extenderé, sólo decir que fue uno de los números más criticados de la historia de Eurovisión y que perjudicó mucho a la artista en cuestión, gran figura del flamenco, demasiado pura para un Festival de canción ligera en unos años donde no se estilaba llevar temas con toques étnicos. Remedios Amaya y su Quien maneja mi barca con ese tremendo cero, nuestro tercer y último cero hasta el momento, forma parte también de la historia musical y sentimental, con toques muy oscuros por el momento en que se vivió de tanta crisis de Eurovisión en nuestro país. La crítica y la opinión pública fue mordaz y dura con ella, se pidieron dimisiones en TVE por parte de la Asociación de Telespectadores, e incluso llegó a ser tema de debate político. El traje de rayas azules que lució por las playas de Almería en el vídeo promocional también está entre las imágenes más famosas de la historia de nuestra televisión. Al cabo de más de quince años pudo recuperar su status de artista flamenca pura y el tema de Eurovisión es sólo ya una pura anécdota en su carrera. Ya podemos ver con más frialdad y reconocer que ni el tema era adecuado, ni los arreglos, ni la puesta en escena, sin mermar la estupenda voz que sonó perfecta en Múnich.

Suiza y la canción Io cosi non ci sto -Así no vale- interpretada por Mariella Farré, a quien volvimos a ver en 1985 junto a Pino Gasparini, actuó en octavo lugar. Su voz, profunda y bien entonada da mérito a una agradable balada que no gustó mucho ya que sólo consigue 28 puntos y el decimoquinto puesto. Aunque Mariella era bailarina profesional en la televisión suiza, aquí no dio ningún saltito, ni aprovechó el tirón de la coreografía simplona. Sólo se apoyó en su potente voz y en mirar a la cámara con expresividad. La composición era de Nella Martinetti -la misma que compuso Ne partez pas sans moi de Céline Dion en 1988-, Thomas Gonzerbech y Remo Kaiser. Otro dato que demuestra que las buenas baladas, cantadas en italiano, no gustan a los jurados casi nunca porque hay mucha sordera, realmente este tema es muy bueno. La orquesta la dirigió Robert Weber.

A Suiza le siguió, por orden de aparición, la canción más divertida del Festival. Se trata de Finlandia con Fantasiaa. Ami Aspelund, mujer de muchas tablas, era su intérprete y hermana de otra eurovisiva, Monica Aspelund que intervino en el Festival de 1977 con Lapponia. La canción tenía un sonetillo difícil de olvidar. Según Ullán, la letra hablaba de un amor zoofílico ya que un señor dejaba de lado a su esposa para sentirse más arropado en los cariñítos que le proporcionaba su perro. El coro y el pianista estuvieron geniales, como los ondulantes pasos coreográficos de Ami por el escenario. Llevaba un vestido muy extraño, con unos volantes en la cintura en forma de picos. Obtuvo 41 puntos, empatada con Italia y el undécimo puesto. Francamente merecía haber quedado mejor, pero Finlandia era otra gran olvidada de los jurados en el siglo XX, todo cambió en el XXI como sabemos. Los autores de la canción eran Kaisu Liuhala y Kari Kuusamo. Dirigió la orquesta el ya fallecido Ossi Runne.

Grecia, a pesar de recibir dos 12 -uno dado por España-, quedó el decimocuarto lugar con 32 puntos y la canción Mou les de Sophia Fildissi, Antonis Plessas y Mimis Plessas, cantanda para la ocasión por Christie Stasínopoulou. Nunca olvidan los griegos su cálido aroma mediterráneo al que son fieles todas las ediciones, desde su primera intervención en 1974. Casi nunca defraudan, aparte de la clasificación. Vistió de rojo y lució sencillez en medio de la desmesura de otras delegaciones. La orquesta la dirigió Mimis Plessas.

Martín Duiser y Piet Souer compusieron Sing me a song -Cántame una canción- para Bernadette en representación de Holanda. La chica escogió un vestido muy decentito en color amarillo y medias blancas. Es muy guapa, resalta por su nariz respingona. Este país ya había ganado cuatro veces, pero en 1982 habían quedado muy mal, en la decimosexta plaza con ocho puntos y en 1981 una mediocre posición, novenos. Esto había que superarlo con una cantante y una canción muy en la línea tradicional. Mejoran posición: 66 puntos (con un 12) y el séptimo lugar. Algo es algo, aunque Holanda tampoco entusiasma ese año.

Lo rimbombante de la canción yugoslava vino de la mano de Daniel y su Julie (Dzuli). Era movida al cien por cien, como atrayente su puesta en escena y bella la presencia del intérprete, que junto a un dúo de chicas minifalderas conquistó a la Sala del Pabellón Olímpico. Una de ellas es Isolda que volvió a Eurovisión en 1984 con otro guapo, Vlado. Daniel, de ojos claros y rubio, parecía un modelo. Vistió con pantalón blanco y cazadora azul. Meneaba la cadera adelante y atrás con gracia y tocaba las palmas con una pose estática. Era fan de Elvis Presley y eso se nota, sobre todo en la cadera y el flequillo. Gustó y gustó tanto que se perfilaba como la canción ganadora sin lugar a ninguna duda. Era el tema que llevaba más promoción en el Festival porque la televisión y emisoras de radio alemanas no paraban de ponerlo a todas horas. La letra jugaba con las palabras Julia y el mes de julio, según Ullán, chica de la que se enamora el yugoslavo, tanto como lo estaba el italiano de su Lucia. Yugoslavia recibió cinco 12 y 125 puntos, poniéndose justo detrás de Carola. Sinceramente, estaba entre mis favoritas también. Daniel Popovic, que es el intérprete de la canción, y Mario Mihaljevic son sus compositores. Dirigió la orquesta Radovan Papovic. El conjunto se acompañó de acordeonista. Fue la canción del verano en Alemania, qué cosas. Daniel a día de hoy sigue estando cañón cañón, y en activo en el mundo artístico.

Chipre, que salió por tercera vez en el Festival Eurovisión, eligió este año a Stavros y Konstantina y la canción I agápí akóma zei -Siempre viva el amor- que con 26 puntos quedaron en decimosexto puesto. Cantaron sentados en unos taburetes con dos grandes guitarras, a lo Nicole, a lo mejor eso les daba suerte. Lo único que estos no hicieron con los británicos, estuvieron quietecitos. El mismo intérprete, Stavros Sideras, compuso la canción. Era arquitecto de profesión, además de artista. Pasan sin pena ni gloria y no recogen el éxito que tuvo Anna Vissi el año anterior. Hay que reconocer que, aunque bastante pasable, no era de la talla del Mono i agapi del '82. La orquesta la dirigió el egipcio de padres griegos, Michalis Rozakis. El dúo se acompañó de un coro de cuatro cantantes muy bien avenidos todos al ritmo de la melodía.

Alemania apostó por el triunfo en su propia casa ya que sacaron a dos hermanos, Hoffmann & Hoffmann y cantantes bastante buenos. En veintiocho años de participación sin interrupción sólo triunfaron una vez, en 1982. En 1983, podrían repetir un éxito consecutivo, pero no fue así, a pesar del buen hacer de una especie de Simon y Garfunkel reciclados. Volker Lechtenbrink y Michael Reinneck componen Rücksicht -Ternura- con unos arreglos musicales impecables, aunque muy ampulosos, de Dieter Reith. Eran otros posibles ganadores, pero quedaron quintos con 94 puntos y un 12 concedido por Luxemburgo. Alemania siempre se mantuvo fiel a su pop más tradicional, excepto cuando sorprendían con números propios de un circo. Un ejemplo fue en 1976 y 1979. Francamente siempre han dado espectáculo de calidad, que es de lo que se trata en certámenes como este. La historia de este dúo acabó en tragedia porque uno de los hermanos, Günter, el solista, se suicidó justo meses después del Festival tirándose por la ventana de un hotel en Río de Janeiro el 15 de marzo de 1984. Las circunstancias no quedaron nunca claras, depresión, quien sabe, la cuestión es que sólo tenía 32 años de edad, una pena, la verdad.

Dinamarca optó también por la modernidad y el ritmo acompasado y pegadizo, aunque no fueron recompensados en la clasificación. Obtuvieron 16 puntos y el decimoséptimo puesto. Gry Johansen Christesen junto a Fleming Gernyx, Lei Moe y Luce Moe perpretaron la canción Kloden drejer, compuesta por Fleming Gernyx, Christian Jacobsen y Lars Christensen. Dirigió Allan Botschinski, que sabría mucho de jazz, pero hizo siempre unos arreglos horrendos para Dinamarca en Eurovisión en esta ocasión. No destacó y ocupó el puesto que merecía. El comentario acertado de Ullán fue que iban vestidas de prehistórica con mula y es que sacaron trajes estilo Los Picapiedra. Cantaron de pena y el número resulto abochornante.

Los himnos israelitas vuelven a sonar en Eurovisión. Avi Toledano compuso el tema Hai junto a Ehud Manor, al compás de un sonete que va subiendo la moral conforme avanzan sus pegadizos estribillos. Ofra Haza, cantante de renombre y fama en Israel, puso el alma en su intervención, algo que no pasa desapercibido a los jurados: ¡Israel en Munich! qué ironía… no sólo por la triste y tremenda historia del nazismo y el exterminio, sino también por ser la ciudad donde la delegación hebrea sufrió un atentado islamista en las Olímpiadas de 1972. En el Festival lograron el segundo puesto con 136 puntos y dos 12. Están en un tris de ganar, 6 puntos de diferencia con Luxemburgo la ponen en el segundo lugar. También escogieron vestuario en amarillo, color de la noche. Avi Toledano ya había quedado en segundo lugar en 1982, con su archifamosa Hora. Ehud Manor compuso el inolvidable A-Ba-Ni-Bi, vencedor del Eurofestival de 1978. La orquesta la dirigió el rumano Silvio Nanssi Brandess. Es decir, las garantías de éxito estaban más que probadas con tan excelente currículum, como así pasó. Sinceramente Hai fue la ganadora moral de un certamen más que controvertido. Ofra falleció en 2000. Fue toda una estrella en la década de los ochenta y noventa no sólo en Israel, sino en muchos países del Mundo. Para más información sobre Ofra Haza visita en nuestra web la biografía que escribí no hace mucho.


Esta balada que te dou -Esta balada que te doy-
es la canción que representó a Portugal en esta edición eurovisiva, muy en la línea portuguesa de los temas sentimentales y lentos. Armando Gama es quien canta la hermosa balada, tocando el piano y que no tiene los beneplácitos de los jurados, como siempre. Quizá la canción era un poco gris para un Festival de colorín como este, le pasó como al cantante de Francia, no impactó demasiado a los jurados de mesa aunque un número impecable. Sólo obtuvo 33 votos y el decimotercer puesto para la composición del mismo Armando Gama. Al valor añadido de la canción hay que darle el del cantautor. El arreglista fue Mike Sergeant. España le concedió cinco puntos.

Austria nos llegó con su huracán, y es que el título de la canción era precisamente ese: Hurricane, de Heli Deinboek, Heinz Nessizius y Peter Vieweger, interpretada por Westend, donde destaca la presencia de un habitual en los años ochenta, Gary Lux. También los austríacos apostaron por algo moderno y movido. Quedaron en medio de la tabla con 53 puntos y el noveno lugar, empatados con Noruega. Por lo menos tuvieron ese don tan preciado en un show que es el de entretener al personal, pero poco más. Es de esas canciones pegadizas que se olvidan fácilmente. Llevaron coreografía sencilla, con voces poco destacables, pero escoltados por una bailarina de piernas largas que estiraba como nadie dando más vueltas que una peonza. Dijeron la palabra Hurricane cientos de veces, no se molestaron mucho en la letra, para qué. Richard Österreicher dirigió la orquesta.

Algo parecido pasó con Bélgica, originales y esperpénticas, el dúo femenino Pas de Deux no obtuvieron el satisfactorio puesto que el año anterior consiguió Stella Maessen (cuarto lugar). Espectáculo sí ofrecieron. Y a España le gustó mucho, pues les concedieron 8 votos nada menos, aunque las pobres pudieron sumar pocos más. Sólo lograron 13 puntos y quedaron inmediatamente delante de España y Turquía en la clasificación general. A los belgas los años impares se les da muy mal, el cantar en flamenco puede ser el motivo. La canción belga está compuesta por Paul Peysken y Walter Verdin, con título en francés: Rendez-vous. Sólo decían eso, Rendez-vous, maar de maat is vol, en mijn kop is toe…, esa es toda la letra de la canción, al ritmo de las flautas y los timbales en una claro estilo orientalizante también en el vestuario. La orquesta la dirigió Freddie Sander. El grupo Mecano podría haber firmado este tema porque se parece a los que sacaban ellos a principios de los años ochenta.

Y finalizamos con Luxemburgo, la flamante ganadora de 1983. Apostar por la tradición es jugar a ganar o a quedar, por lo menos bien. De nuevo, como en 1982, la canción menos estridente, pero la mejor interpretada y compuesta, es la ganadora. Como Nicole, Corinne Hermès, que es la intérprete luxemburguesa -aunque francesa, nacida en París en noviembre de 1961-, se llevó el triunfo cantando en último lugar. Siempre se ha dicho que actuar la última da suerte, puede ser. Lo cierto es que Si la vie est cadeau era la canción que mejor se puso en escena, no la más brillante, sino la que se cantó con mayor éxito. La prodigiosa voz de Corinne Hermès se perfilaba como la ganadora. Ella y el coro iban de rosa chicle, sobrios y elegantes. Los jurados seguían siendo conservadores y poco amantes de las estridencias superfluas. A mí no me sorprendió el triunfo. Esta canción es de todas las épocas. Podía haberse compuesto en 1973 y que la hubiera cantado Anna-Marie David, o en 1988 y que la hubiera interpretado Céline Dion. Con esto quiero decir que es de esas canciones que fascinan a la organización y, al final, se alzan con el primer premio. Intérprete femenina, centroeuropea, francófona, joven y guapa. Luxemburgo recibe seis 12 y 142 puntos. España le dio un 7. Ganó por los pelos, pero muy justamente, para qué vamos a martirizarnos más… Esto, como todo, es muy discutible, pero no podemos criticar la espléndida voz de la Hermès y su plante ante la cámara, arrebatadora.

DETALLE DE LA COMPOSICIÓN DEL JURADO ESPAÑOL:

Presidente: Enrique Nicanor

Notario: Francisco J. Alfaro

Secretario: Francico Hortelano

Presentadora: Cristina García Ramos (la de Corazón, Corazón)

Director-realizador: Eugenio García Toledano

Portavoz del jurado: Rosa Campano

Jurado: Mª del Carmen Paledo (auxiliar de administración del Ministerio de Hacienda); Luis Fernández Reyes (economista); Paloma Pérez Sanz (estudiante de idiomas y azafata); Bautista Serra (industrial); Maria Rosario Cano (estudiante de Ciencias de la Información); Marcial Pereira (estudiante de Derecho); Gloria Moro (ama de casa y abogada); Virginia Mataix (actriz); Adelardo Cano (profesor de EGB); Antonio Hipólito Romero (taxista); Antonio Prieto (atleta). Todos comprendidos entre 19 y 41 años de edad y ninguno que ver con el mundo del espectáculo, excepto Virginia Mataix …. ¿por qué?

España votó así: Suiza 1; Suecia 2; Italia 3; Dinamarca 4; Portugal 5 ; Israel 6; Luxemburgo 7; Bélgica 8; Yugoslavia 10 y Grecia 12.

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