Especial Sanremo: Las ganadoras del Festival que no representaron a Italia en Eurovisión, de 1974 a 1978
El vínculo de Sanremo con Eurovisión ha sido muy “guadianesco” desde que Domenico Modugno se llevara aquel salvaje y desproporcionado 0 con Dio come ti amo, considerada una de las obras maestras de la historia de la canción italiana. Desde entonces la sociedad italiana desconectó por completo de Eurovisión, a pesar de que la RAI escribiera a posteriori páginas doradas en la historia del eurofestival, y firmara varios éxitos comerciales importantes y no pocos buenos resultados en la clasificación.
A partir de 1967 una parte importante de ganadores de Sanremo aceptaban la invitación a Eurovisión, pero siempre cambiando de canción, salvo el caso de Nicola di Bari en 1972 que mantuvo I giorni dell’arcobaleno en ambas competiciones. Tras su retorno en 2011, la RAI estableció un claro cordón sanitario entre Sanremo y Eurovisión que fue rompiéndose tibiamente hasta que, en 2015, Carlo Conti unió ambos festivales definitivamente en el Rigolamento vigente a día de hoy.
A lo largo de varias entregas especiales, vamos a repasar aquellos ganadores del Festival italiano que no acabaron en el europeo, tanto en la etapa entre 1967 y 1993, como en la retirada entre 1994 y 2010, y el acercamiento paulatino entre 2011 y 2015.
Aunque ya había mostrado sus primeros síntomas de debilidad en las últimas ediciones, Sanremo inicia en 1974 la mayor crisis musical, institucional y social de su historia. Las luchas intestinas por el poder, la creciente desconfianza de las discográficas, una nueva generación de artistas que ya no veían en el festival la gran oportunidad de sus carreras o una RAI que ya no lo consideraba su formato estrella propiciaron el oscuro túnel por el que hubo de pasar hasta 1980.
Paralelamente, la RAI vive su etapa más arriesgada, floreciente y transgresora en Eurovisión con canciones minimalistas como la de Matia Bazar, r&b como el de Ricchi e Poveri o la barbaridad rock-soul que se marcó Mia Martini. Porque sí, aunque parezca ficción, hubo una época en que la RAI se tomó más en serio Eurovisión que Sanremo.
1974: Iva Zanicchi – Ciao cara come stai?
Bajo la triple entente Ravera-Salvetti-Gigante, otrora enemigos por el poder del festival y esta vez unidos por conveniencia, 1974 tuvo el último cartel de artistas de la conocida como generación “Sanremo de Oro”, con Domenico Modugno, Milva, Little Tony, Nicola di Bari o Al Bano, entre otros, aunque el nivel musical se mostró muy por debajo de su fama. Iva Zanicchi, símbolo de aquella época dorada en decadencia, logró su tercer triunfo que sería el más inesperado y, a la par, el más intrascendente de todos, pues si de algo adolecía ya el formato era de la falta de un relevo generacional a los nuevos talentos que no se sentían identificados con las viejas glorias. Ciao cara come stai? no enganchaba ni siquiera como canción melódica cuyo dominio de ventas lo copaba en aquellos años la tradición napolitana de di Bari y di Capri. Paralelamente, la RAI sí apostó en Eurovisión por la balada contemporánea Si en manos una estrella vigente como Gigliola Cinquetti que, no solo luchó de tú a tú con Waterloo de ABBA, sino que se convirtió en un notable éxito llegando a entrar en la lista británica.
Posibilidades en Eurovisión: Bajas
1975 – Gilda – Ragazza del sud
1975 es la edición de la mayor crisis institucional de la historia del festival. Tras la triple entente del ‘74, Bruno Pallesi asumió la dirección en medio de una guerra descomunal entre el Ayuntamiento, la RAI y las discográficas que desembocó en la negativa de estas últimas en ceder a sus estrellas a la competición. Si el festival ya arrastraba una importante crisis de identidad y trascendencia, este año quedó herido casi de muerte. Récord absoluto de debutantes que la prensa musical italiana criticó duramente por haber desaprovechado la oportunidad de ejecutar al fin el relevo generacional. Lo mismo de siempre, pero plagado de descartes. Ni rastro de rock progresivo de Le Orme, ni de los nuevos cantautores liderados por Fabrizio de André, tampoco de la electrónica de Alfredo Cohen, ni de la experimentación de Franco Battiato y Juri Camisasca. Eran las Iva Zanicchi y Domenico Modugno de mercadillo y, por aquel entonces, el público ya estaba a otra cosa. Y es que el triunfo de Gilda es considerado, junto al de Jalisse en 1997, como el más intrascendente de la historia. Ni ella siguió su carrera, ni nadie en Italia conoce la canción, si bien era lo más salvable de una edición musicalmente infumable. Mientras tanto, la RAI volvía a echar el resto en Eurovisión con el exitoso dúo formado por Wess y Dori Ghezzi que rompía moldes con el alto contenido erótico de sus canciones y con la simbiosis que realizaban de la canción melódica italiana con el soul y funky norteamericanos. Insuperables.
Posibilidades en Eurovisión: Bajas
1976: Peppino di Capri – Non lo faccio più
Volvía Vittorio Salvetti a dirigir el festival para poner fin a la crisis institucional del año anterior, pero se encontró con una RAI que decidió solo emitir la final, y unas discográficas y artistas que seguían mostrando una gran desconfianza hacia el formato. Y, una de cal y una de arena, Salvetti sí intentó dar el relevo generacional que necesitaba el certamen con los debuts de Wess y Dori Ghezzi, Albatross -liderados por Toto Cutugno-, Daniel Sentacruz Ensemble, Camaleonti o Romina Power, pero volvió a ganar lo de casi siempre: La canción melódica napolitana de Peppino di Capri, solo tres años después de su primera victoria. Podríamos hacer un copia-pega del primer capítulo de este serial cuando mencionamos su triunfo en 1973. Un año después del éxito de Era, la RAI apostó por una fórmula similar con Al Bano y Romina y un tema igual de brillante, pero bastante más naif.
Posibilidades en Eurovisión: Bajas
1977 – Homo Sapiens – Bella da morire
Segunda edición consecutiva de Salvetti al frente de Sanremo en la que, esta vez sí, dio con la tecla en el relevo generacional de un festival en el que se vio un aumento considerable de la calidad musical. Y por fin ganó una banda y una canción que, a pesar de su corte conservador, reflejaban perfectamente el latido del pop italiano en la adolescente Bella da morire de Homo Sapiens. Y en un contexto en que las grupos funcionaban muy bien en Eurovisión, sobre todo los de corte vocal como era el caso, habría tenido muchas posibilidades reales en Wembley. La RAI, por su parte, hizo uno de los ejercicios de mayor valentía de su historia en Eurovisión con la visceral y adelantada Mia Martini y el primer gran himno feminista eurovisivo tras un manto de soul-rock. La jugada, en este caso, le salió regular con una tibia 13ª plaza en un Eurofestival, el de 1977, en el que comenzó su paulatino re-enconsertamiento musical que se consolidó en los 80’s.
Posibilidades en Eurovisión: Altas
1978: Matia Bazar – …e dirsi ciao
En su último año en la dirección artística, Salvetti consolidó definitivamente el relevo generacional en el cartel de artistas, recuperó la confianza de las discográficas y las listas de ventas italianas volvieron a ser copadas por las canciones de Sanremo. Inauguraba, además, dos de las carreras discográficas más espectaculares de la historia del pop italiano: Anna Oxa, quien rompió esquemas en esta edición con tan solo 16 años; y Matia Bazar, una de las bandas más difíciles de clasificar de cuantas dio el mainstream con innumerables transformaciones. De entrada, el triunfo del grupo está repleto de peculiaridades, como que la canción es una balada con una gran riqueza de sonidos que abarca desde el rock progresivo hasta el soul, o una Antonella Ruggero en segundo plano, y el mero hecho de que algo así fuese capaz de ganar el festival. Eurovisión habría sido una incógnita total por lo extraño de la propuesta, pero la inmensa actuación que se marcaron en el Ariston y el temazo que es “…e dirsi ciao” podría haber dado la campanada. Ricchi e Poveri era el gran deseo de la RAI desde hacía varios años, y ellos tenían Eurovisión entre ceja y ceja, así que el maridaje entre ambos era cuestión de tiempo y se rubricó en 1978. A pesar de la ambiciosa propuesta, el resultado fue gris, quizá por lo conservador.
Posibilidades en Eurovisión: Medias
La RAI vivía en Eurovisión cierta desdicha de los tiempos, cuando había que ser conservadora, arriesgaba, y cuando tocaba riesgo, hacía uso del catenaccio artístico. Dicho conservadurismo sería precisamente la tónica de Eurovisión a partir de 1979 y, a partir de entonces, la pública navegó en una extraña mezcla de desánimo por los malos resultados, candidaturas prefabricadas para el Eurofestival, retiradas, descartes de Sanremo y extraños brotes de ambición pero… ¿y si hubieran ido a Europa con sus ganadoras? Lo veremos en el siguiente episodio.