SEGUNDA PARTE DE LOS VALSES EUROVISIVOS

Como dije en la pasada columna, habría segunda parte de valses. Y con ellos sigo. La próxima ya será sobre mi pronóstico de las canciones de este año, empezando por los temas de la Primera Semifinal, tal y cómo he venido haciendo todos los años por estas fechas, ya previas la Festival de Eurovisión. Pero, como todavía […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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SEGUNDA PARTE DE LOS VALSES EUROVISIVOS

Como dije en la pasada columna, habría segunda parte de valses. Y con ellos sigo. La próxima ya será sobre mi pronóstico de las canciones de este año, empezando por los temas de la Primera Semifinal, tal y cómo he venido haciendo todos los años por estas fechas, ya previas la Festival de Eurovisión.

Pero, como todavía quedan algunas semanitas y alguno de mis compañeros ya han ido haciendo sus maravillosas críticas de las canciones de este año, yo quiero esperar un pelín más. Sigo con la nostalgia y un repaso por la historia de Eurovisión, que ya sabéis es mi pasión.  

También comenté que tal y como acabé el pasado artículo sobre los valses con Daniel Diges, empezaría este con él añadiendo opiniones a nuestra candidatura que tiene forma de vals para 2010. Hemos ido viendo a Dani en los distintos medios promocionando la canción y se le ve con una gran ilusión. Sé que no decaerá porque es un profesional que estoy segura le gustará acabar bien lo que bien empieza. La entrega debe ser total, no importa que salgamos segundos, terceros o decimosextos, me da igual. La canción es muy pegadiza y quizá por eso lleve a ser criticada en algunos medios y algunos de vosotros, donde la ven como algo repetitiva, infantil o incluso simple. Y como nunca llueve a gusto de todos, no me pronuncio sobre el tema hasta que no haga mi valoración total de los temas de este año en próximas columnas. Sólo decir que me sigue gustando nuestra propuesta, y no porque me recuerde a otros tiempos, sino porque Diges canta muy bien, tiene figura, y garra de sobra para hacer un número lo suficientemente vistoso y elegante como para dejarnos con la boca abierta con su Algo pequeñito

Y ahora vamos con otras canciones que por su estilo o incluso melodía si no eran valses puramente dichos, sí sonaban a vals. Algunos son por supuesto auténticos valses y otros no tanto, pero en algún momento tienen toques del famoso tres por cuatro tan comentado en pasadas entregas. En 1956 Lys Assia ganó Eurovisión en su Primera Edición con Refrain, pero como todos sabemos ese año cada país llevaba dos temas. La otra propuesta de mi adorada Lys era Das Alte Karussell que sí es un puro vals en su esencia más nostálgica y un guiño muy circense también. Es como una canción para niños, encantadora. En los años cincuenta y sesenta era una música muy recurrente en Eurovisión. No tiene la factura de “Refrain” que es infinitamente mejor tema que este, pero debemos reconocer que suena delicioso en la voz de esta mujer que tan bien habla tantísimos idiomas. Lys, grande, eres muy grande.  

Centroeuropa, tierra de valses, optaba por ellos en muchas ocasiones. En 1962 un verdadero vals, como sacado del túnel del tiempo, ya no sólo por la canción en sí, sino por la indumentaria de la cantante, a lo Sissi Emperatriz, pero sin corona, era la elección austriaca con Eleonore Schwarz y su Nur in der Wierner Luft. Más repipi y recargada no se podía salir y menudo crepado. Tiraron la casa por la ventana en cuanto a medios de vestuario y canto, ya que esta mujer es soprano. Trabajó en varios papeles operísticos en las décadas de los sesenta y setenta. Pero la pobre, en Eurovisión no obtuvo ni un sólo punto quedando última en empate con España, Países Bajos y Bélgica. Esta canción ahora resulta curiosa por su barroquismo, pero no podemos decir que cantó mal, es que no era tema para un Certamen de música ligera.

Un vals extraño y quizá un pelín tétrico puesto en la voz de un gran barítono sueco fue la elección de esa delegación nórdica en 1965, todavía muy alejados de los schlagers y los sonidos pre y post ABBA. Míster Ingvar Wixell había recorrido los escenarios más importantes de la ópera desde los años cincuenta cantando La Flauta Mágica de Mozart, a Verdi, Bizet, Rossini o Puccini. Mejor voz no se puede tener, pero quizá su canción para Eurovisión, Annörstardes Vals o Elsewhere Waltz no era un tema para un Festival de canciones más consumibles a la primera, en un año donde ya empezaba a pegar lo comercial y pegadizo. Recordemos que ganó France Gall y su Poupée de cire, poupée de son. Wixell lanzó su tema en sueco para luego cantarlo en inglés en Eurovisión bajo el título de Absent friends, licencia que le permitieron a Suecia ese año. Es algo curioso ya que cada país debía cantar en su idioma por aquellos pagos. Quedó décimo de dieciocho en la tabla. Con todo la Décima Edición de Eurovisión en Nápoles fue una maravilla de show. Todas las canciones tenían un corte de calidad inmejorable, algo que ya no pasó en los cuatro años siguientes. Hasta 1970 no volvemos a ver un Festival donde todas las canciones, sin excepción, son una pequeña joyita.

En 1968 nos tocó a nosotros ganar Eurovisión con una magnífica y pletórica Massiel. Mónaco ese año se decantó por un vals muy francés, con toques muy parisinos que cantaron el dúo mixto Line y Willy con À chacun sa chanson, tierna, tierna que empalaga y todo. Quedaron en el puesto séptimo empatando con Bélgica y Yugoslavia con ocho votos cada una. El optimismo de ella en la interpretación no hacía justicia con un sosango Willy con guitarra en ristre que estaba un poco acongojado en el Albert Hall de Londres. En unos años ya de cambios este tema quedaba algo clasicón.

Otro tema lleno de ternura, más por la imagen tan llena de alcanfor de la malograda cantante francesa Betty Mars, que por la canción en sí. Come comédie ya sonaba antiguo en 1972, pero lo hubiese sonado una década antes. Betty, que falleció en 1989 al no poder soportar el peso del olvido artístico y no conseguir contratos en muchos años. Se suicidó tirándose por la ventana de su apartamento de París un triste y gris día de enero muriendo tres semanas después. Las heridas fueron mortales de necesidad. Los medios casi no se hicieron eco de la triste noticia y es que Betty, nacida Yvette Baheux, estaba muy, pero que muy olvidada ya en los escenarios y fuera de ellos. Su voz era similar al estilo Piaf, y claro, Piaf hubo sólo una, todo lo demás es ir pa ná, como dice un gran humorista español. En la Edición de Edimburgo quedó undécima justo detrás de nuestro Jaime Morey. Un recuerdo para esta buena pero incomprendida cantante que nos dejó con sólo 44 años de edad, Betty Mars y su vals eurovisivo.

Los Países Bajos en 1980 con Maggie MacNeal no llevaron exactamente un vals, aunque la canción tenía momentos muy de vals en el estribillo. Desde luego se puede bailar como tal. Estamos en los años ochenta y ya no salían ese estilo en Eurovisión porque la moda pasó en los setenta. Maggie, que ya había participado en 1974 junto a Mounth, llevó un tema de calidad como anfitriona en La Haya en las bodas de Plata de Eurovisión. Su nombre real es Sjoukje van't Spijker, impronunciable comercialmente. Por eso quizá se lo cambió cuando empezó a cantar en 1971 haciendo dúo con Willem Duyn (Mounth). Su último álbum lo grabó en 1989, aunque siguió como presentadora de televisión de varios shows durante la década de los noventa. El éxito que esta mujer tuvo en los setenta decayó en la siguiente década justo después de haber sido quinta en Eurovisión en 1980 y eso que su canción, Amsterdam está considerada como la más valorada en los Países Bajos de todas sus representaciones, incluso más que muchas con las que ganaron. Es absolutamente deliciosa. Se hizo un tema muy popular, pero le costó librarse del encasillamiento eurovisivo.

Y para acabar quiero recordar otro tema que tampoco es un vals, pero tiene un sonido muy similar, se puede bailar como tal. Es la representación de Bélgica en 1999. Es un vals muy moderno, ideal también como música para patinaje artístico. Es muy bello en la melodía, pero quizá la puesta en escena el día del Festival quedó algo fúnebre, a pesar de ir de rojo la cantante, Vanessa Chinitor, ese coro tan de negro detrás eran como las Vampíras de Valpurgis. No obtuvo una gran clasificación con Like the wind, quedó duodécima con 38 votos, de 23 países, y señoras y señores, salió segunda a cantar como Lys Assia con el tema comentado al principio y Betty Mars.

No quiero añadir nada más, sólo decir que de nuevo desde esta columna deseo la mejor suerte a nuestra representación con Daniel Diges, y chicos, desde este momento ya me pongo a valorar para la próxima versaré sobre los temas de la Primera Semifinal de Oslo 2010. El Momento ha llegado, y ya no hay marcha atrás. Empezemos a cruzar los dedos, queridos amigos.

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