¡POR FIN TODOS EN EL MISMO BARCO!

Otro año más la suerte está echada y España se encuentra hoy de resaca post preselección. Toca por tanto comentarlo todo pero haciendo el esfuerzo de no dejarnos llevar por el propio estado resacoso en el que estamos. Lo ideal sería poder escribir esto dentro de unos días, analizando mejor las cosas y conociendo el […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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¡POR FIN TODOS EN EL MISMO BARCO!

Otro año más la suerte está echada y España se encuentra hoy de resaca post preselección. Toca por tanto comentarlo todo pero haciendo el esfuerzo de no dejarnos llevar por el propio estado resacoso en el que estamos. Lo ideal sería poder escribir esto dentro de unos días, analizando mejor las cosas y conociendo el resto de canciones, pero entonces se perdería la inmediatez de la noticia y esto no tendría demasiado interés. Así que vamos allá:

Pastora Soler es una artista consagradísima en España, con un potencial vocal de esos que cualquier seguidor lleva años (o décadas) soñando ver en el Festival. Su designación por tanto fue un rotundo acierto y ella por sí sola es la clave de la representación española en este 2012.

Quédate conmigo es, musicalmente, una balada extremadamente simple pero que tiene la virtud de permitir que Pastora luzca su impresionante voz y consiga justificar aún más su designación como representante española. Además, es un tema que ha conseguido una unanimidad desconocida hasta ahora en España, reconciliando eurovisivamente a todos, tanto eurofans como resto de público entre sí y a su vez con Televisión Española. Por cualquiera de estas dos razones por sí sola, esta canción era la mejor opción de la noche.

Posiblemente los fans tradicionales de Pastora Soler identificasen más a la artista con otro de los temas presentados. Pero ya comenté en una anterior columna que a la hora de asignarle una canción para Bakú no había que perder la perspectiva de que esta vez se trata de Eurovisión y de lucirla de puertas para afuera (España ya la conoce suficientemente) y que, sin dejar de ser ella, la canción elegida debería ser una apuesta eurovisiva en toda regla le pese a quien le pese y suene como suene. Y afortunadamente la canción lo es, al menos en la voz de Pastora. Seguramente en voz de cualquier otra cantante simplemente “correcta” pero sin la cualidad vocal de nuestra representante, pasaría más inadvertida.

Obviamente la participación española de este año no gusta a todo el mundo a tenor de lo comentado en foros nacionales y extranjeros. Sin embargo se puede constatar que entre quienes gusta, la representación española realmente entusiasma. Y eso son muchos votos.

De todas formas hay que ser cauto y no dejarse llevar por la euforia porque el tema no está exento de ciertos handicaps: La letra, una de las razones por las que el tema consigue enganchar tanto, no va a ser comprendida por la inmensa mayoría extranjera. Mi propuesta sería que en Eurovisión el tema se presentase con la traducción del título al inglés añadida entre paréntesis. Algo como Quédate conmigo (Stay with me). Y por otra parte, parece que esta edición va a estar repleta de baladas algunas de ellas muy intimistas y de calidad, haciendo la competencia directa a España. Quizás las dos primeras clasificadas en 2011 marcaron tendencia para este año. Suele pasar año tras año.

En cuanto a la gala de preselección de anoche, francamente, se la podían haber ahorrado. Visto el apoyo cosechado por la canción ganadora y que ya se preveía, creo que nadie hubiera protestado si hubiesen completado el dedazo y nos hubieran presentado directamente a Pastora Soler con el Quédate conmigo (sin que sirva de precedente, eso sí).

El programa parecía más un magazín de tarde de Maria Teresa Campos que otra cosa. Dudo mucho que el tono general del programa fuese el adecuado para atraer y enganchar a una audiencia no estrictamente eurofan, no ya joven sino incluso de mediana edad.

Anne Igartiburu perdida en su guión (un guión con muchos rellenos, como si faltase imaginación para rellenar hora y pico de gala). Como perdidísimo estaba el encargado de controlar el marcador de las votaciones.

El momento “tú llora Pastora, llora y échalo todo que no te vamos a traer un Kleenex ni aunque supliques”, fue vergonzoso. La propia presentadora, recostada divinamente frente a ella en el sofá, tampoco se inmutó por pedirlo. Alucinante.

Personalmente comienzo a estar bastante harto de estas galas de preselección que nos ofrece TVE en las que se nos quiere vender de todo aprovechando que el Pisuerga pasa por Eurovisión: Vestidos, modistos, zapatos, coreógrafos, promoción de cantantes arriba y abajo que se intuye son de la misma discográfica… da la sensación de que a pesar de lo históricamente denostado de Eurovisión en España, llegado el momento sin embargo todo el mundo quisiese pillar un cacho de tarta. Aclarémonos.

Anoche me sobraba Sergio Dalma y más aún “re-cantando” éxitos italianos que ya están magníficamente grabados por sus intérpretes originales incluso en castellano. Habría sido muy oportuno comentar algo de Bailar pegados o alguna anécdota de su paso por el Festival pero dio la sensación de que era algo a evitar.

Lamento decir que no me gustó nada el Dúo entre Pastora y Sergio Dalma, dos voces muy particulares pero que no casaban ni a tiros. Por el contrario me fascinó el duo con Bustamante. Tanto que daban ganas de llevarlos a los dos a Eurovisión a hacer un buen papel. Bustamante no es artista de mi devoción pero al menos se le notaba más dispuesto a rememorar su paso por el certámen con algún chascarrillo divertido.

Y me sobraba el típico vídeo recopilación de disfraces y modelitos extravagantes eurovisivos. Puestos a jugar con el archivo de TVE no creo ese fuese el vídeo más oportuno con el tono del programa ni tampoco lo más positivo del Festival para mostrar a la audiencia.

Por otra parte, independientemente de que el resultado estuviese más o menos claro, tampoco me gusta que los propios integrantes del programa (léase invitados como Bustamante, etc.) se permitan la licencia de salirse de su papel e intentar condicionar el televoto contando abiertamente qué canción es su preferida, y además sentenciando en tono similar a “claramente es la mejor opción”. Me parece una falta de respeto para el resto de autores y para el criterio de la audiencia a la que se trata de condicionar. Si no están en el jurado, creo que su veredicto sobra, y si un eurofan como Víctor Escudero tuvo la delicadeza de no desvelar por cuál se decantaba, todos deberían haber seguido el ejemplo.

Para no acabar mal, volvemos a lo positivo y nos quedaremos con la más que digna representación que España enviará a Bakú, sumándose al resto de países del Big 5 que se han decidido a tirar del carro del certámen, apostando por sus primeras figuras. Este año muchos españoles sin duda recobrarán la ilusión por vivir las emociones del concurso.

¡Hasta la próxima!

Miki

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