Para muchos artistas, el festival de Eurovisión ha supuesto una lanzadera al estrellato, saboreando las mieles del éxito. Para otros muchos, simplemente un momento de gloria pasajera, una noche especial o simplemente una anécdota. Sin embargo, unos pocos artistas que pasaron por el festival terminaron sus carreras musicales de forma trágica. ¿Qué tienen todos ellos en común?

La representante francesa Betty Mars (1972) terminó en el 11º lugar con el tema Comé-Comédie. Después de la experiencia eurovisiva, Betty continuó grabando durante los años setenta y realizando pequeñas apariciones en el mundo del cine. Al comenzar la década de los ochenta, Mars tendió a desviarse de los cambios de moda del momento, lo que originaría una disminución de su popularidad. El 31 de enero de 1989, Mars se arrojó por la ventana de su apartamento debido a problemas emocionales y económicos, falleciendo a los 44 años de edad.

En la edición de 1980, el dúo compuesto por las gemelas Sophie y Magaly, descubiertas por el compositor Ralph Siegel, se clasificó 9º con la canción Papa Pingouin. El tema fue un éxito de ventas en Francia, sin embargo, los siguientes trabajos no tendrían para nada la misma repercusión, truncando la carrera del dúo. La suerte de las hermanas no pudo ir a peor, puesto que en los años ochenta Magaly contrajo el virus del sida, muriendo en abril de 1996. Su hermana Sophie nunca asumiría la muerte de su hermana y lleva, desde entonces, aislada del mundo, sin salir apenas de su apartamento.

Otro dúo, el conformado por los hermanos alemanes Michael y Günter Hoffmann, quedó en 5º lugar en el año 1983 con el tema Rücksich. Éste se convirtió en el sencillo más popular de la carrera musical de los Hoffmann, pero no se obtuvo el éxito a largo plazo que esperaban los hermanos. Poco menos de un año después de la participación en Eurovisión, Günter se suicida a los 32 años de edad, saltando desde la ventana de un hotel en Río de Janeiro, el 15 de marzo de 1984. A partir de entonces, Michael Hoffmann ha trabajado principalmente como productor y compositor para artistas de gran trayectoria musical en Eurovisión.

El danés Anders Frandsen asistió a la edición de 1991 con la canción Lige der hvor hjertet slår terminando en 19º posición. En los años venideros, Anders presentaría algunos programas matinales de la televisión danesa, desapareciendo del panorama televisivo a finales de los años noventa y volviendo esporádicamente en la década de 2000. En la tarde del 1 de enero de 2012, Frandsen fue encontrado muerto en su apartamento a los 51 años de edad. Había introducido una barbacoa de jardín en su habitación, causándole la muerte al inhalar monóxido de carbono, encontrándose una nota de suicidio en la misma habitación.

Otra vida trágica fue la de Mia Martini. Desde pequeña fue maltratada por su padre, tanto física como psicológicamente. Sin embargo, tanto ella como su hermana se refugiarían en la música. Tras participar en el Festival de Venecia, representa en 1977 a Italia en Eurovisión con la canción Libera clasificándose en 13º lugar. A principios de los años ochenta, el grupo de músicos de Mia muere en un accidente de coche, y es a partir de este suceso cuando la prensa y muchos artistas le colocarían la etiqueta de gafe. Y es que esta estúpida y muy malintencionada calumnia pesará sobre ella durante toda su vida. Una mentira que casi acaba con su carrera y que la marcará profundamente, con una larga depresión. No obstante, continúa su carrera con éxitos, repitiendo la experiencia eurovisiva en el año 1992 con el tema Rapsodia y terminando en 4ª posición. Murió de un infarto cardíaco producido por una sobredosis de drogas en 1995, a la edad de 47 años, aunque un tiempo después de su muerte la prensa italiana rumoreó que, probablemente, Mia se habría suicidado. Pero jamás se supo la verdad.

Tommy Seebach compitió siete veces en el Dansk Melodi Grand Prix, llegando a ganar en tres ocasiones.  En 1979, su canción Disco Tango, finalizó en sexta posición en el Festival de Eurovisión, convirtiéndose en un gran éxito en Dinamarca y en otros países europeos. En 1981, ganó de nuevo el Dansk Melodi Grand Prix, cantando junto a Debbie Cameron. La canción Krøller eller ej, acabó en el 11º puesto en el festival. En 1993, Seebach ganó el Dansk Melodi Grand Prix por tercera vez, con la canción Under stjernerne på himlen. Se ha dicho que la Danmarks Radio había rechazado con anterioridad la canción por temor a que el alcoholismo desarrollado por Seebach provocase un escándalo durante la actuación. Cuando la canción ganó, su popularidad volvió a crecer, pero solo para caer estrepitosamente cuando la canción acabó la 22 de 25 países en el Festival de Eurovisión 1993, con solo 9 votos. El resultado privó a Dinamarca de participar al año siguiente, y Seebach fue muy criticado y no volvió a participar nunca más. Seebach estuvo casado muchos años con Karen Seebach, con la que tuvo tres hijos. El matrimonio se separó cuando éste desarrolló una grave adicción al alcohol. Murió en el año 2003 a la edad de 53 años en el parque de atracciones Dyrehavsbakken, donde trabajaba desde hacía años, por un ataque al corazón.

La representante de Rumanía en el año 1998 fue Mălina Olinescu. Se presentó con la canción Eu cred. Con seis puntos, quedó en el lugar 22, ganándole a los representantes de Hungría, Francia y Suiza. Con carácter modesto, pero abierto y amistoso, Mălina Olinescu dejó gradualmente la música. En 2008 se divorció de su primer esposo, Dan Stesco e intentó suicidarse. Desde entonces sufrió de depresión. Según la prensa rumana, en la noche del domingo 11 de diciembre de 2011, Mălina discutió con su novio en el apartamento que compartían desde hacía un año. En la madrugada del lunes se suicidó tirándose desde el balcón del sexto piso del edificio en el que vivía. 

Éstas fueron algunas de las trágicas historias que vivieron una pequeña minoría de los representantes de Eurovisión. Ello nos enseña a que la fama es efímera y muchos artistas sucumben a ella. Finalizaré esta columna con un proverbio de la escritora francesa Vicki Baum:

“La fama trae la soledad. El éxito es tan frío como el hielo y tan poco hospitalario como el Polo Norte”