Cuando termina la segunda semifinal de Eurovisión, los organizadores del Festival se ponen manos a la obra para determinar el orden de actuación de la gran final. De entre los muchos factores que tienen en cuenta, ¿cómo influye la posición obtenida en semifinales? ¿Se ubica a todos los favoritos en los mejores puestos?
SUCEDIÓ EN TURÍN
La mejor forma de empezar es visualizar los datos viendo lo que ocurrió este año. ¿Cómo distribuyó la organización a los países semifinalistas en el orden de actuación de la final? La respuesta está en la siguiente imagen. El eje vertical indica la posición obtenida en la semifinal, por la suma de jurados y televoto. En el eje horizontal tenemos el orden de actuación de la final que abrió Chequia y cerró Estonia.
A primera vista, parece que se observan ciertos comportamientos. Recordemos, antes de decir nada, que cada país estaba ya ubicado en una mitad, siendo la primera de los puestos 1 al 13 y la segunda del 14 al 25.
La tendencia general muestra un comienzo más o menos aleatorio. Después, a partir de Suiza, empieza una tendencia ascendente que culmina con Países Bajos y Ucrania. La segunda mitad arranca con las peores clasificadas, exceptuándose Grecia entre ellas. Esta vez, en vez de esperar al final, las dos con mejor puesto de semifinales, Suecia y Australia se ubican en la 20º y 21º plaza. Por último, Serbia, la otra tercera, se emplaza entre dos con peores puestos, pero no tan bajos como en el caso de Grecia.
Ahora que parece que visualizamos un patrón, vamos a profundizar en el tema.
LA LÍNEA DE SALIDA
Este análisis solo tiene sentido desde 2013, cuando el orden de actuación dejó de ser aleatorio. Desde entonces, la única posición que se ha dejado al azar es la del país anfitrión, pero obviaremos ese dato por su escaso impacto. El resto de las posiciones son determinados por los organizadores en atención a una multitud de elementos como son el tipo de canción, el espectáculo, los descansos, etc.
Existe otro factor condicionante que afecta tanto a los miembros del Big5 no organizadores como a los semifinalistas y es su reparto en las dos mitades de la final. Dicho sorteo se realiza mediante la mano inocente de los concursantes tras los ensayos, en el caso del Big5; y de la rueda de prensa posteriores a las semifinales, en el caso de los países que pasan a la final. La alegría de sacar el papelito con la segunda semifinal se populariza cada vez más.
En cuanto a la elaboración de este orden, encontramos dos aspectos que parecen de dominio público:
1 Que proporciona mejores resultados actuar en la segunda mitad que en la primera, algo que ya hemos analizado y demostrado en este blog.
2 Que las favoritas a la victoria se ubican en los últimos puestos de la mitad en la que hayan caído.
En este blog vamos a centrarnos en ese segundo aspecto. Determinaremos cuál es la relación entre el puesto obtenido en la semifinal y el puesto desde el que se actúa en la final. ¿Es una relación fuerte o débil? ¿Se ha cumplido en todos los casos?
Los años de 2013 a 2022 han sido bastante homogéneos en cuanto al número de participantes en la final, 26. Solo hay dos excepciones: en 2015 hubo 27 finalistas (por la inclusión directa de Australia y que se ha solventado haciendo una media simple entre el 26º y el 27º para cada sistema) y en 2022 hemos tenido una final de 25 países (puesto que este estudio se hace con medias acotadas y el impacto es poco relevante, se ha prescindido de corrección).
UNA PERSPECTIVA MIXTA
La primera pregunta que debemos hacernos es: ¿para quién elaboran los organizadores el orden de actuación: para el público, para el jurado o para ambos? Como, de momento, no tenemos la respuesta a esta cuestión, analizaremos las posiciones que mencionábamos antes atendiendo a los resultados del televoto, del jurado y los oficiales, que son la suma de los dos anteriores.
Sobre estos últimos, los resultados mixtos oficiales, la mitad de los ganadores de las semifinales entre 2013 y 2022 han caído en cada mitad. El puesto medio de los que han caído en la primera mitad ha sido de 10,33 mientras que aquellos que han obtenido la segunda mitad se han emplazado de media en el puesto 21,89. Teniendo en cuenta que el intervalo de la primera mitad es 1-13 y el de la segunda 14-26, se observa un esfuerzo mayor en colocar al final a los países favoritos que caen en la primera mitad. No obstante, el promedio de los ganadores de las semifinales que caen en la segunda mitad, es el más alto de todos (superior a los que quedaron segundos en la semifinal, terceros, cuatros, etc.).
Por ejemplo, este año la ganadora de la primera semifinal, Ucrania, recayó en la primera mitad y obtuvo el puesto 12º. Por su parte, la ganadora de la segunda semifinal, Suecia, fue colocada en el puesto 20º.
Muy parecido ocurre con aquellos que quedaron segundos en la semifinal: los que cayeron en la primera mitad tienen un promedio de actuar en el puesto 9,1 en la final mientras que los de la segunda semifinal tienen un promedio de 21,5.
Por ejemplo, este año Países Bajos, segunda en la primera semifinal fue colocada en el puesto 11º (antes de Ucrania) y Australia, que fue la medalla de plata de la segunda semifinal fue a parar al puesto 21º (después de Suecia). De lo cual observamos que los organizadores pusieron a las primeras y segundas juntas en cada mitad.
A partir del tercer puesto todo se vuelve muy aleatorio. Por ejemplo, los que quedan terceros en la semifinal y caen en la primera mitad, salen de media en el puesto 3,83.
Si nos fijamos en aquellos que se meten por los pelos en la final, los que quedan décimos en la semifinal, no tienen ni el peor promedio en la primera mitad (6,25) ni en la segunda mitad (19,71).
En el siguiente gráfico se observa la frecuencia acumulada, el número de veces, que los países que quedaron primeros o segundos en la semifinal, actuaron en cada puesto de la final. La moda, el valor más repetido se da en los puestos 11º y 25º con cuatro veces cada uno. El primero es dos puestos antes del final de la primera mitad y el segundo uno antes. A grandes rasgos, se observa que estos países, en la primera mitad, tienden a acumularse más en la zona final. En cambio, en la segunda mitad hay como dos grupos, uno primero que va del puesto 18º al 21º y otro con el puesto 25º. Es decir, la tendencia es más evidente en la primera mitad que en la segunda.
Se concluye, pues, que desde esta perspectiva mixta la organización solo tiene en cuenta a aquellos primeros y segundos clasificados de las semifinales a la hora de ubicarlos en un puesto específico en el orden de actuación de la final.
EL TELEVOTO
Centrémonos ahora en el televoto. En este caso, los ganadores de la semifinal (que no tienen por qué coincidir con los ganadores oficiales del sistema mixto) tienen un promedio de actuación de 11 desde la primera semifinal y de 19,43 desde la segunda mitad. En el primer caso es el mejor promedio de todos los puestos, pero cuando hablamos de la segunda mitad, de media, los segundos, terceros y hasta los cuartos se emplazan más al final.
Como curiosidad, en todo este periodo 4 países ganadores de semifinal por el televoto han salido desde la primera mitad: 11º en 2014, 10º en 2015, 11º en 2017 y 12º en 2022. Estos países fueron Austria, Suecia, Portugal y Ucrania que a la postre terminaron ganado el festival con Conchita Wurst, Mans Zelmerlow, Salvador Sobral y Kalush Orchestra, respectivamente.
Ante la idea de que la organización pone a los favoritos en los últimos puestos, cabe señalar el puesto no tan atrasado que dieron, a pesar de ganar la semifinal por el televoto, a Dinamarca en 2018 con Rasmussen «Higher ground» (15º), Noruega en 2019 con KEiiNO «Spirit in the sky» (15º) y Finlandia en 2021 con Blid Channel «Dark side» (16º). Precisamente tres países nórdicos.
LOS JURADOS
Si nos fijamos solo en los jurados, la premisa que señalábamos antes solo se cumple en su totalidad para los países que ganan la semifinal. Estos tienen un promedio de salir en el puesto 9,11 cuando lo hacen de la primera mitad y de 21,44 cuando lo hacen desde la segunda.
Para los puestos 2º y 3º solo parece cumplirse cuando lo hacen de la primera mitad.
Como dato, Chequia 2019 con Lake Malawi «Friend of a friend» es la canción que, ganando en algún sistema en semifinales, en este caso el jurado, ha actuado antes que cualquier otra: terceros en la final de Tel Aviv.
EL ESPACIO VITAL DE LOS GANADORES
Como añadido cabe preguntarnos, ¿cómo se las apañan los organizadores cuando las favoritas caen en la misma mitad? ¿Las ponen muy juntas o dejan espacio entre ellas?
Centrándonos solo en ganadores de semifinales, en el sistema mixto solo en dos años dichos ganadores cayeron en la misma mitad: 2013 y 2021. Aunque podemos discutir si realmente ganaron su semifinal en 2013 por lo opaco de los resultados, Dinamarca (Emmelie de Forest «Only Teardrops») fue colocada en el puesto 18º y Azerbaiyán (Farid Mammadov «Hold me») en el 20º.
En cuanto a 2021, las ganadoras, Malta (Destiny «Je me casse») y Suiza (Gjon’s Tears «Tout l’univers») se ubicaron en los puestos 6º y 11º, con 5 puestos de distancia. La primera venía de cerrar su semifinal y la segunda fue penúltima en actuar, si bien el país meditarráneo obtuvo una mayor cantidad de puntos en esta primera ronda.
En el caso del televoto, las ganadoras han coincidido hasta en 5 ocasiones, siempre en la segunda mitad (para alivio de los organizadores). El espacio entre dichas ganadoras de la semifinal suele ser de 3 puestos, pero va desde los 2 de 2019 (entre 15º Noruega, KEiiNO; y 17º Islandia, Hatari «Hatrid mun sigra») y los 10 de 2018 (entre 15º Dinamarca, Rasmussen; y 25º Chipre, Eleni Foureira, «Fuego»).
Si nos fijamos en el jurado, las coincidencias han sido en los 4 últimos años y en ningún caso han actuado de forma consecutiva.
En el siguiente gráfico podéis ver la ubicación que se dio en 2021. En general se aprecia una tendencia ascendente hacia la primera ganadora de semifinal, Malta y hacia la otra, Suiza. En la segunda mitad puede intuirse una tendencia ascendente en la primera parte de dicha mitad mientras que en la última sección la organización colocó canciones mal clasificadas de la semifinal.
¿UNA PROFECÍA AUTOCUMPLIDA?
Un último apunte. Como ya hemos indicado el orden de actuación tiene un cierto impacto en el rendimiento de las actuaciones, del cual deducimos que, en general, cuanto más atrás se actúe, mejor.
Por tanto, si la organización ubica a las mejores canciones en los mejores puestos, se produce un rendimiento aún mejor de estas canciones favoritas. Esta mejor ubicación les proporciona una facilidad para quedar mejor, lo que podríamos considerar una suerte de profecía autocumplida.
El resto de canciones que obtienen su pase a la final obtienen puestos peores, pero se distribuye de forma aleatoria. Por tanto, este orden a dedo nos trae también una mayor desigualdad en los resultados de la final: los favoritos obtienen un extra de puntos por actuar en puestos mejores y los no tan favoritos ven reducidas sus pocas opciones de sumar puntos.
En Turín, Chequia cerró la semifinal y obtuvo un cuarto puesto. En cambio, abrió la final y terminó cuarta por la cola. ¿Hasta que punto influyó la variación en el orden de actuación?
En definitiva, podemos concluir los siguientes puntos:
- La organización tiene en cuenta el resultado de la semifinal para hacer el orden de actuación.
- No obstante, solo se observa que esto sea significativo en los ganadores de la semifinal, y en menor consistencia, con los segundos y terceros.
- Parece que la organización se fija más en el resultado oficial que en los desglosados por televoto y jurado.
- Se pone más empeño en que los favoritos que caen en la primera mitad actúen lo más tarde posible.
- Para hacer el orden de actuación, es habitual que se dejen márgenes entre las grandes favoritas.
- El orden no aleatorio de actuación conlleva más desigualdad en los resultados.
Esperamos que este blog os haya ayudado a comprender un poco mejor cómo la organización elabora el decisivo orden de actuación y el esmero que en ello se pone… para mayor suerte o desgracia de los participantes.