En época de preselecciones eurovisivas tenemos muchas fórmulas para elegir a los representantes. Algunos formatos optan por una final más una superfinal con menos candidatos. Es el caso de Estonia y su mítico Eesti Laul. ¿Cambian mucho los ganadores de una primera vuelta a la segunda? ¿Cuál ha sido el impacto en los resultados de la superfinal? Prepárate un espresso macchiato y aquí te lo contamos.

LA SEGUNDA VUELTA, LA SUPERFINAL EN EUROVISIÓN

El Eesti Laul («canción de Estonia») es la preselección de Estonia para Eurovisión. Su estreno se dio en 2009, sustituyendo al Eurolaul, y hoy en día es una de las finales nacionales clásicas de la pretemporada eurovisiva.

Aunque el sistema de clasificación ha variado en ocasiones, el formato de la final se ha mantenido: una primera fase donde jurado y televoto eligen a unos superfinalistas que se enfrentan en un duelo final decidido por el televoto. La superfinal es un aspecto muy característico de esta preselección y es lo que vamos a analizar en este blog.

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Salvando siempre las distancias, la superfinal es un concepto que existe en otros sistemas de elección. En los procesos electorales de varios países como Francia o Colombia, existe una primera ronda donde se presentan varios candidatos y, salvo mayoría de uno de ellos, son los dos más votados los que acceden a una segunda vuelta en la que se decide el ganador. Es decir, es una elección en dos etapas. Una ventaja de esta segunda votación es que permite que aquellos que votaron por otras opciones en la primera ronda puedan dar utilidad a su voto en la segunda, pues en sistemas de una ronda este voto no habría tenido todo el provecho posible. Entre las desventajas podemos señalar que se pierde la competitividad entre todos, como es el caso de Eurovisión, y la posible legitimidad forzosa.

En este blog veremos si ha habido cambios entre el ganador del Eesti Laul en primera y segunda vuelta, el comportamiento del televoto en ambas rondas y el reflejo de estos resultados en la posición final de Estonia en Eurovisión.

UN EESTI-DRAMA CADA 3 AÑOS

Desde 2009 hasta 2025 hemos disfrutado de 17 ediciones del Eesti Laul. En 8 de ellas el ganador de la primera ronda (jurado y televoto) coincidió con el ganador final en la segunda vuelta. En 3 ocasiones hubo un empate en la primera posición de la primera vuelta, pero si el televoto lo hubiese desempatado (como se aplica en la preselección para otros puestos) el ganador habría coincidido igualmente.

Por tanto, nos quedan 6 ediciones en las que la superfinal sirvió para cambiar el representante de Estonia. La más reciente en 2024, cuando Ollie My friend se vio superado por 5miinust. En la primera vuelta 5miinust quedaron por delante en el televoto y esta posición se hizo valer en la ronda final que también ganaron.

En definitiva, la existencia de la superfinal ha servido para cambiar el ganador del Eesti Laul en un 35% de las veces (6 de las 17). Otra forma de verlo es cómo ha cambiado la ronda previa, que tiene voto de jurados, el resultado final. Pues bien, solo en la primera edición de 2009 el favorito de la audiencia no logró pasar a la ronda final, Laura Destiny.

LOS MALOS AUGURIOS DE LOS 3 EESTI-SORPASSOS

Una peculiaridad de esta superfinal es que el resultado final se deja en manos de la audiencia. El primer filtro es una mezcla de jurado y televoto, pero es solo el voto popular el que decide el ganador en una terna de opciones más reducida. ¿Cómo se ha portado este televoto en ambas rondas? ¿Ha cambiado el orden alguna vez dentro del televoto de una ronda a otra?

Observaremos en este caso si coincide el ganador del televoto en la primera vuelta y en la segunda. De las 17 ediciones, solo en 3 de ellas el ganador del televoto en primera ronda fue distinto del de la segunda vuelta (en 2009 hemos dicho que el ganador del televoto en primera vuelta no se clasificó para la final, pero el segundo, Urban Symphony siguió quedando por delante de la otra opción en segunda vuelta).

Estas 3 ediciones de la discordia fueron 2010, 2013 y 2014, cuando había solo 2 superfinalistas (de 2009 a 2014 había dos superfinalistas y desde 2015 a la actualidad, tres). No son muchos datos, pero podría evidenciar que al haber menor número de opciones es más fácil que el ganador del televoto pueda variar, es decir, que haya un sorpasso.

El siguiente gráfico recoge los resultados de Estonia en Eurovisión: en azul el puesto final, en negro el puesto del jurado y en gris el del televoto. Los años con una cruz verde son aquellos en los que el ganador fue el mismo en ambas rondas de votación.

El adelantamiento de 2010 es prácticamente anecdótico porque en primera ronda solo hubo una diferencia de 19 votos entre el primero y el segundo (lo que es un 0,1% del total de 18.804 votos de aquella ronda). En 2013 y 2014 hubo cambios más notables, pero fueron ediciones bastante igualadas en las que el voto de segunda oportunidad tuvo más peso.

Lo que tienen en común estas ediciones es que no arrojaron buenos resultados para el país báltico. En 2010 y 2014 no se clasificó para la final y en 2013 solo obtuvo un 20º puesto (16º del jurado y 24º del televoto). Los márgenes de victoria fueron muy ajustados, menos de 10 puntos porcentuales en cada caso, lo que sugiere que nadie destacó realmente y que el ganador fue más bien aleatorio.

LA SUPERFINAL: EL ESPEJISMO DEL VOTO POPULAR

¿Cuál es el impacto de la superfinal en los resultados de Estonia en Eurovisión? De las cinco ediciones en las que la super final sirvió para cambiar el ganador (no contamos la sexta que es la del certamen cancelado de 2020), en tres de ellas Estonia no se clasificó para la final y en las otras dos quedó 20º (en estos dos casos siempre con mejor resultado en el televoto que en el jurado).

No podemos saber si el cambio de ganador con la superfinal mejora el resultado en Eurovisión, pero su inestabilidad da pistas de que ese año el resultado podría no ser bueno al no haber contado con el apoyo del jurado, que ha ganado peso indirectamente en la final de Eurovisión.

Siempre que el ganador ha sido el mismo en ambas vueltas, Estonia se ha clasificado para la final salvo en 2016 (donde además fue última de la semifinal) y 2021, que fue el año de la segunda oportunidad de Uku Suviste. En 2011 y 2013 el resultado tampoco fue bueno. En definitiva, que la superfinal no cambie el ganador no implica un buen puesto.

No obstante, los mejor puestos de Estonia se han conseguido cuando la superfinal no ha sido relevante. Los cinco top10 del país en este periodo se consiguieron cuando el ganador de la primera ronda fue el mismo que en la segunda. Es decir, que el ganador se mantenga parece condición necesaria para un buen puesto pero no suficiente para conseguirlo.

Lo que sí nos da más pistas de la superfinal es el margen de votos entre el primer y segundo clasificado. Las mayores diferencias se corresponden con los mejores resultados salvo en 2023, cuando Alika fue mucho mejor vista por el jurado que por el televoto.

En la siguiente eje se representan dos coordenadas: horizontalmente la diferencia en puntos porcentuales entre el primer y segundo clasificado de la superfinal y verticalmente el puesto final de Estonia en cada año desde 2009. Los puntos en gris representan los años en los que no se clasificaron para la final. La línea punteada sugiere que cuanto mayor sea la diferencia mejor será el rendimiento del país báltico.

¿Cuál es la perspectiva para Estonia con estos datos? Tommy Cash ganó tanto en la primera ronda como en la superfinal, luego se da la condición necesaria para que logre un buen puesto, un top10. Además, su margen de victoria en la superfinal sobre el segundo fue unos históricos 75 puntos porcentuales (84% frente a 9%). Es decir, se están dando todos los ingredientes que hemos visto para que Espresso macchiato logre un buen resultado para Estonia, especialmente en el televoto.

En resumen, la superfinal varía el ganador solo en 1 de cada 3 ediciones a favor del criterio del público, y además no parece proporcionar mejores resultados que al incluir el jurado. Lo que sí parece que nos da una superfinal como la del Eesti Laul son pistas sobre las opciones de sus ganadores en Eurovisión. Esta información, según sea, puede ser tan esperanzadora como descorazonadora. Y tú, a la vista de este análisis, ¿introducirías una superfinal en el Benidorm Fest? ¿Debe tener el televoto la última palabra? ¿Debería implantarse este sistema también en Eurovisión?