Antecedentes que justifican la expulsión de Israel de Eurovisión: Cuando la UER echó a Yugoslavia por la Guerra de Bosnia

Eurovisión es un evento autodenominado como apolítico y quien escribe estas líneas añadiría que contradictorio, pues su propia creación y relato es político per se, pero dejemos el debate sobre lo que es política y lo que no para otro momento.
A lo largo de sus 70 años de historia se ha enfrentado a numerosos conflictos internacionales que, con mayor o menor huella, han marcado varias de sus ediciones, como las dictaduras española, portuguesa y griega, «Los Problemas» entre Irlanda del Norte y Reino Unido, la invasión turca de Chipre, la Guerra de las Malvinas, la caída del muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética, el Euromaidán, la pandemia del Covid-19, la Guerra del Nagorno Karabaj, la invasión rusa de Ucrania o el elefante en la habitación desde 1973 que hoy protagoniza el infame Genocidio de Gaza.
El festival ha sido utilizado una y mil veces como un arma de poder blando, si bien la Unión Europea de Radiodifusión solo se ha movido de su sitio en dos ocasiones y ambas con un escudo en forma de sanciones internacionales. La primera es bien conocida, la expulsión de Rusia del organismo en 2022 y, por extensión, Bielorrusia; y la segunda, y la que hoy nos ocupa, es el veto a Yugoslavia entre 1993 y 2001, en el marco de la Guerra de Bosnia, clave para entender el presente y el futuro a corto plazo, así como una posible vía de escape a la actual crisis.
Yugoslavia, expulsada de Eurovisión
La Organización de Naciones Unidas aprobó el 30 de mayo de 1992 la Resolución 757 por la que todos los países miembros debían aplicar una serie de sanciones a Yugoslavia, integrada en ese momento ya solo por Serbia, sus dos provincias autónomas de Kosovo y Voivodina, y Montenegro, hasta que no se implementara la Resolución 752 que exigía respeto a la integridad territorial de Bosnia y Herzegovina y la retirada de tropas serbias del país.
Entre las restricciones se encontraba la «suspensión de intercambios y visitas de naturaleza científica, técnica y cultural», lo que propició la expulsión del país de la Unión Europea de Radiodifusión y, por consiguiente, Eurovisión, tan solo 21 días después de su última edición celebrada en la ciudad sueca de Malmö. No obstante, sí se permitió la participación del yugoslavo Ognjen Popović en el Festival de Eurovisión de Músicos Jóvenes, organizado a principios de junio en Bélgica. La resolución fue aprobada con 13 votos a favor de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Austria, Bélgica, Cabo Verde, Ecuador, Hungría, India, Japón, Marruecos y Venezuela, dos abstenciones de China y Zimbabue y ningún voto en contra.
Otra de las sanciones a Yugoslavia fue «evitar la participación de deportistas locales en competencias internacionales», lo que afectó directamente a la selección yugoslava de fútbol, clasificada para la Eurocopa de 1992 de Suecia y descalificada en favor de Dinamarca que acabaría ganando el torneo. El equipo tampoco pudo disputar la eliminatoria europea para el Mundial de 1994 en Estados Unidos ni la Eurocopa de 1996 en Inglaterra y, además, se le retiró la sede del Mundial de Baloncesto de ese mismo año.
Durante los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona, el Comité Olímpico Internacional llegó a un acuerdo con la ONU por el cual los atletas yugoslavos podrían competir sin bandera bajo el nombre de «Participantes Olímpicos Independientes». El COI también había prohibido la presencia de los perdedores de las dos Guerras Mundiales en los JJOO de 1920 y 1948, así como de Sudáfrica entre 1964 y 1992 por el régimen del apartheid. La batería de sanciones también prohibía la importación o exportación de productos y servicios de Yugoslavia y la entrega de recursos financieros al estado, empresas o ciudadanos locales y obligaba a reducir el personal diplomático y consular en el país, entre otras.
El 14 de diciembre de 1995 se firmaron los acuerdos de Dayton entre Estados Unidos, Yugoslavia, Croacia y Bosnia y Herzegovina que ponían fin a la Guerra de Bosnia. El acuerdo de paz trajo consigo el levantamiento de las sanciones, bajo el respeto a la Carta de las Naciones Unidas. Lamentablemente, el 28 de febrero de 1998 estalló de nuevo la guerra, en esta ocasión, entre Yugoslavia y la provincia autónoma de Kosovo, lo que conllevó la reinstauración de la 757. El nuevo conflicto armado en la región derivó en una discutidísima implicación de la OTAN que inició bombardeos sobre Serbia entre el 24 de marzo y el 11 de junio de 1999 que incluyeron un ataque el 23 de abril a la sede de la radiotelevisión pública en Belgrado en el que murieron 16 empleados del canal serbio. Tres años después, el director general de la RTS, Dragoljub Milanović, fue condenado a 10 años de prisión por no evacuar el edificio siendo consciente de la amenaza. El acuerdo de Kumanovo del 9 de junio de 1999 enterró el hacha de guerra, provisionalmente, y la 757 decayó hasta hoy.
La UJRT, la televisión pública que reemplazó a la antigua JRT, se quedó fuera de juego en Eurovisión desde 1993, pero sí emitió en su segundo o tercer canal todas las ediciones del festival salvo una, la de 1999, celebrada el 29 de mayo, apenas un mes después de la destrucción de sus estudios. Curiosamente, ese fue el único año en el que la ganadora del certamen, la sueca Charlotte Perrelli, no interpretó por segunda vez su tema Take Me Your Heaven, sino que su momento de gloria se sustituyó por una actuación grupal de todos los países cantando a la paz al son de la canción israelí Hallelujah. En Jerusalén. Apolítica pura.
La Unión Europea de Radiodifusión readmitió el 1 de julio del 2001 a Yugoslavia y, en 2002, el país ya se postuló para Eurovisión 2003. La UER, sin embargo, declinó la propuesta alegando el alto número de televisiones en reserva para la edición de Riga. En 2004 y con las relaciones internacionales plenamente reestablecidas, Serbia y Montenegro volvió 12 años después a Eurovisión, y el resto es historia.
¿Cómo puede la UER expulsar a un país?
La historia nos cuenta que la Unión Europea de Radiodifusión, desde su fundación en 1950, nunca ha expulsado de Eurovisión a ninguna televisión pública por conflictos internos o internacionales, salvo que cuente con el paraguas de Naciones Unidas, el Consejo de Europa o la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Y esa es la clave de la crisis actual.
A la UER le sobrarían los motivos para sancionar a la KAN israelí por incumplimiento de las normas, no solo del festival, sino también como servicio de radiodifusión pública, ambos campos bien documentados; pero le falta el respaldo institucional para ser el primer organizador de un gran evento mundial que se atreva a plantarle cara a un régimen de poder y recursos ilimitados, algo que solo se puede conseguir con los pequeños y simbólicos pasos que comienzan a dar algunos canales estatales, sobre las bases y jurisprudencia de informes como el publicado en el día de ayer por la Comisión Independiente de la ONU que concluye que Israel, sí, está provocando un genocidio en Gaza.
El contexto, Eurovisión a Eurovisión
Zagreb 1990
Yugoslavia ganó por primera y única vez Eurovisión en 1989 gracias a la canción Rock Me de los croatas Riva. A día de hoy, esta sigue siendo una de las victorias más polémicas de la historia, por su discutible calidad musical y su nulo éxito comercial fuera de sus fronteras, y es considerada por algunos un mero premio de consolación a la fundadora JRT y un guiño al país que ya sufría un preocupante aumento de la tensión política y étnica. La capital de Croacia, así, acogió el festival el sábado 5 de mayo de 1990, un día antes de las Elecciones Parlamentarias de esta Federación que serían determinantes para su posterior independencia. El sucesor de Riva en suelo croata, el italiano Toto Cutugno con Insieme: 1992, no pudo ser más metafórico bajo un lema tan poco político como «Unite, unite Europe» -léase entre líneas-.
Roma 1991
La última candidatura de Yugoslavia también fue premonitoria. La JRT organizó como de costumbre su tradicional preselección, el Jugovizija, donde sus ocho centros territoriales competían entre sí con uno o varios candidatos. Croacia era nuevamente la favorita con la continuista Ma daj obuci levisice de Daniel, quien ya había representado a Yugoslavia en Múnich 1983, pero los jurados bajo la influencia central, es decir, Belgrado (Serbia), Podgorica (Montenegro), Novi Sad (Voivodina) y Pristina (Kosovo), votaron en bloque a la ganadora serbia, Brazil de Bebi Dol, que no recibió ni un solo voto de las otras estaciones en Liubliana (Eslovenia), Skopie (Macedonia), Sarajevo (Bosnia y Herzegovina) ni, por supuesto, Zagreb, causando estupor en la sociedad. La pintoresca y colorida representante yugoslava, en claro contraste con la gris realidad, abrió a ritmo de samba el festival en la capital romana y lo cerró en penúltimo lugar con un único punto. En junio de ese año, Eslovenia y Croacia declararon su independencia, y en septiembre Macedonia hizo lo propio.
Malmö 1992
Ya independizadas Eslovenia, Macedonia y Croacia y en guerra con esta última, la JRT celebró el Jugovizija 1992 con la participación de las televisiones de Serbia, Montenegro, Voivodina y, a pesar de la declaración de independencia 25 días antes, Bosnia y Herzegovina, cuya capital estaba bajo el control de Belgrado. La vencedora, como no, volvió a ser una de las candidatas serbias, Extra Nena con Ljubim te pesmama, a la postre la última representante del estado de Yugoslavia en Eurovisión. Tan solo 9 días después comenzó la Guerra de Bosnia que provocó más de 100.000 muertos o desaparecidos, principalmente bosníacos, y una limpieza étnica que sigue siendo la mayor de las vergüenzas de la Europa contemporánea.
Millstreet 1993
El 1 de enero de 1993, las televisiones de Bosnia y Herzegovina, Croacia y Eslovenia fueron reconocidas como miembros activos de la Unión Europea de Radiodifusión y, por lo tanto, pudieron debutar como estados independientes en Eurovisión. Las tres, no obstante, tuvieron que superar a modo de criba la primera semifinal de la historia, celebrada en la capital eslovena, con otros cuatro países del este, Estonia, Eslovaquia, Hungría y Rumanía. Casualidad o no, las tres finalistas fueron las tres repúblicas exyugoslavas, mientras que los cuatro restantes tuvieron que esperar su turno hasta 1994.
La RTVBiH, HRT y RTVSLO hicieron referencia explícita en sus candidaturas al conflicto armado. El grupo bosnio Fazla cantó «Todo el dolor del mundo» y, para actuar en la eliminatoria de Liubliana, tuvo que salir de Sarajevo bajo el fuego de francotiradores. Los croatas Put, por su parte, interpretaron «No llores nunca» en forma de villancico reafirmando su identidad católica. Y los eslovenos 1X Band presentaron «Un tranquilo día de lluvia» y, a pesar de que ganaron la semifinal, Croacia fue la que tomó la delantera en la final. La MRT de Macedonia también fue admitida en la UER en la misma fecha que sus vecinas, si bien no aplicó para el festival hasta 1996.
Para el recuerdo y la memoria televisiva, el emocionante aplauso del público durante la votación entrecortada del jurado bosnio.
Conversación
Siempre nos quedará en antisemitismo pero, Israel está haciendo lo mismo que él sufrió. Si no estás del lado de Israel estás en el lafo equivocado...escribe algún energúmeno
Pero la diferencia con Yugoslavia y Rusia es que Moroccanoil de I$$$$$rael, e$ muy $uculento. Fin de la historia