Eurovisión

Mayor transparencia, neutralidad institucional, confianza y depurar el televoto, los retos de Bordas al frente de Eurovisión

Tras dos años de tensiones, como nueva presidenta del Grupo de Referencia de la UER, Bordas debe abordar las tensiones surgidas por el conflicto entre Israel y Palestina, revisar el formato del televoto y garantizar la neutralidad institucional del festival frente a injerencias políticas y económicas
José García Hernández · Fuente: eurovision-spain.com
Publicado el día 17 de junio de 2025
Ana María Bordas
Ana María Bordas (RTVE)

Mayor transparencia, neutralidad institucional, confianza y depurar el televoto, los retos de Bordas al frente de Eurovisión

La española Ana María Bordas inicia hoy su mandato al frente del Grupo de Referencia de Eurovisión de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) en un momento que exige reformas profundas en el festival. El certamen ha quedado marcado por las tensiones y las controversias de las dos últimas ediciones, especialmente relacionadas con la participación de Israel, la integridad de un sistema de televoto fácilmente manipulable y las injerencias políticas con fines propagandísticos.

La edición de Eurovisión 2024 en Malmö ya desató una fuerte oleada de críticas debido a la presencia de Israel en pleno conflicto con Gaza. Músicos, compositores y artistas de toda Europa solicitaron excluir a la delegación israelí del festival. Varios países amenazaron con retirarse poco antes de la final, y tras el certamen, la UER abrió una investigación independiente que desembocó en un informe crítico,  aunque sus recomendaciones no se implementaron completamente durante Eurovisión 2025 en Basilea.

La edición de 2025 agravó la polémica. RTVE encabezó una campaña, a la que se sumaron otras delegaciones europeas, primero para revisar la participación de la delegación israelí en Eurovisión mientras estuviera en un conflicto armado, y después para revisar el sistema del televoto tras registrarse en Basilea un televoto masivo a favor de Israel, impulsado aparentemente por campañas oficiales de publicidad estatal israelí y un número sospechoso de votos desde plataformas digitales.

Además, la UER advirtió durante al festival a RTVE por las menciones realizadas por los comentaristas, Tony Aguilar y Julia Varela, al genocidio que está perpetrando Israel en Gaza durante la retransmisión de la semifinal, lo que fue calificado por el ente europeo de político, y amenazó con sancionar a la corporación española.

Ante estas tensiones, Bordas, al frente del Grupo de Referencia, deberá emprender varias acciones decisivas:

  1. Reformar el sistema de televoto. RTVE, junto a otras cadenas, exige un debate urgente sobre la idoneidad del modelo actual que permite hasta 20 votos por persona, vulnerable a manipulación o movilizaciones organizadas. La UER, por su parte, ha mostrado su disposición a revisar el número de votos por terminal y las campañas de promoción.
  2. Aplicar las recomendaciones pendientes. Ahora es crucial garantizar la implementación de las medidas surgidas de la auditoría de Malmö, que incluyeron reforzar la gobernanza y la transparencia frente a incidentes político‑mediáticos.
  3. Preservar la neutralidad frente a injerencias externas. El Grupo de Referencia debe establecer protocolos claros para evitar injerencias de poderes fácticos políticos y económicos que comprometan la neutralidad de la organización y del propio festival. Se deben definir límites más justos y aplicarlos de forma consistente.
  4. Fortalecer los canales de diálogo. RTVE ha propuesto establecer un espacio formal de diálogo entre delegaciones europeas para evaluar reformas y fomentar el consenso. Bordas deberá promover ese espacio de debate inclusivo dentro de la UER para consensuar y acometer necesarios cambios estructurales.
  5. Actualizar el formato sin perder identidad. Eurovisión llega en 2026 a su 70ª edición. La modernización digital y el fomento y la mejora de la experiencia del público son necesarios, pero sin comprometer los valores culturales y la integridad de la competición.

Con una sólida trayectoria en RTVE y en Eurovisión —es jefa de delegación desde 2017 y tiene un rol proactivo en el Comité de Televisión de la UER y en Eurovisión Junior—, Bordas cuenta con la experiencia y la autoridad necesarias. Si logra equilibrar innovación, transparencia y gobernanza eficaz, su presidencia puede marcar un punto de inflexión para recuperar la reputación del festival y fortalecer su carácter cultural. El desafío es mayúsculo, pero también lo es la oportunidad: convertir tensiones en reformas estructurales y asentarse como garante de un Eurovisión unificado, neutral y fiable.

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