Martin Green, director de Eurovisión, publica una carta abierta sobre los cambios en el festival

Tras los cambios anunciados por la UER esta misma mañana, enfocados a reforzar la credibilidad del festival de Eurovisión, que incluyen la vuelta de los jurados a las semifinales y un máximo de 10 votos por dispositivo, Martin Green ha publicado una carta abierta en la que explica a la comunidad eurofán las circunstancias que han llevado a esta decisión.
En primer lugar, asegura que ha pasado el verano estudiando los problemas referidos por las cadenas participantes y los fans relativos a la pasada edición, con la intención de mantener los valores que rigen el festival de Eurovisión. Asegura que uno de los mensajes más claros era la necesidad de fortalecer la confianza del festival y garantizar un espacio neutral para celebrar la música y su poder unificador. Por ello, su equipo ha revisado el sistema de votación de los últimos años, consultando a numerosos jefes de delegación y directores generales.
Así, para reforzar la transparencia, la responsabilidad y la neutralidad de Eurovisión, se han endurecido las normas sobre la promoción de las canciones participantes, para evitar campañas externas desproporcionadas que distorsionen el resultado del voto popular. Se alienta a los artistas, cadenas y discográficas a promocionar su canción, pero se prohíben las campañas impulsadas por terceros, como pueden ser gobiernos o agencias externas. Añade que no se tolerarán estos intentos para que prime la música y el festival sea un espacio para los artistas y los fans.
En cuanto a la reducción del número máximo de votos, de 20 a 10, aclara que la cifra anterior no alteraba los resultados, pero que algunas cadenas y numerosos fans habían solicitado este cambio. Se espera que así se equilibre la participación, permitiendo al mismo tiempo que la audiencia siga pudiendo votar a varias de las canciones en competición.
Asimismo, el jurado vuelve a las semifinales. Y lo hace con una constitución reformada: un mínimo de siete componentes, de los que al menos dos tienen que tener entre 18 y 25 años, para reflejar el voto joven. Además, se han ampliado los perfiles posibles, y ahora también habrá cabida para periodistas musicales, profesores de música, coreógrafos, escenógrafos y otras figuras relevantes de la industria musical. De esta forma, se espera lograr un equilibrio entre el peso del público y el del jurado, para que se valoren los méritos artísticos más allá de las canciones que apelen al cariño del público. Añade que todos los miembros deberán firmar una declaración formal en la que garanticen que votan de manera independiente e imparcial y se comprometan a no compartir públicamente su opinión antes de que finalice la competición.
Por último, se fortalecen las medidas de seguridad técnicas para proteger el festival frente a los votos coordinados o sospechosos, pues asegura que es fundamental confiar en que el voto público es fiable, y esto aporta una protección extra tanto para los fans como para las delegaciones y los artistas.
Más allá de estos cambio, Green reitera que el festival debe ser un lugar unificador y alegre. No porque el mundo sea sencillo, sino porque Eurovisión solo funciona cuando acerca a la gente —no cuando la divide. Para ello, también se han especificado las expectativas en el Código de Conducta y se endurecen los procesos de revisión interna de las canciones, escenografías y artistas, dejando claro que los responsables son las cadenas participantes. Las normas se aplicarán con solidez para evitar que el evento se utilice como plataforma política o se instrumentalice de cualquier forma. Asegura que Eurovisión nos pertenece y la música debe seguir siendo el punto central.
En la carta, Green recuerda que en 2026 se celebrará la 70.ª edición de Eurovisión, lo que refleja cuán extraordinario es el festival, que ha pervivido a tantas décadas de grandes cambios. Ha crecido, se ha adaptado, ha dado la bienvenida a nuevos participantes y ha servido de inspiración para millones de personas de todo el mundo. Confía en que estas medidas aumenten la confianza de los artistas, las cadenas y los fans, y que permitan que el festival resista los intentos de que el escenario eurovisivo fomente la división geopolítica, a pesar de las dificultades de este mundo en el que vivimos.
Para finalizar la carta, Green enfatiza que los gobiernos no participan en Eurovisión. Los concursantes son los artistas, con el apoyo de cadenas públicas que no son responsables de las acciones y decisiones de sus respectivos gobiernos. Son ellos los que nos deben mostrar que un otro mundo es posible. Y Eurovisión siempre les dará una plataforma para ello, para que siempre estemos united by music.