Sin sorpresas. El suizo Gjon’s Tears, la búlgara Victoria y los islandeses Dadi og Gagnamagnid, favoritos en la segunda semifinal de la 65ª edición del Festival de Eurovisión, que acaba de celebrarse en el Ahoy de Róterdam, han cumplido los pronósticos y estarán en la final de este sábado. Junto a ellos, la sanmarinense Senhit, que actuó junto al famoso rapero estadounidense Flo Rida, la griega Stefania, la moldava Natalia Gordienko, las serbias Hurricane, la albanesa Anxhela Peristeri, los portugueses The Black Mamba y los finlandeses Blind Channel han logrado una de las 10 plazas de finalistas.

Peor suerte han corrido el estonio Uku Suviste, el checo Benny Cristo, el polaco Rafal, el austríaco Vincent Bueno, el georgiano Tornike Kipiani, la letona Samanta Tina y los daneses Fyr og Flamme, eliminados de la competición en esta segunda semifinal, donde Blas Cantó presentó a la audiencia europea un minuto de su balada Voy a quedarme. “Recuerdo cuando era pequeño ver el espectáculo con mi abuela, que falleció el año pasado por coronavirus”, dijo el representante español a preguntas de Nikki, una de las presentadoras.

LOS FINALISTAS

A pesar de generar dudas tras sus ensayos en Róterdam con una inesperada puesta en escena, innovadora y conceptual creada por la sueca Sacha Jean-Baptiste, el suizo Gjon’s Tears, finalista de la versión francesa de La Voz en 2019, ha convencido a jurados y televoto con uno de los mejores directos de la noche marcado por su característica voz en falsete para interpretar la balada Tout l’univers, una de las canciones completamente en francés con posibilidades reales de ganar esta edición de Eurovisión. El tema se ha viralizado en España al ser la banda sonora de la docuserie de Telecinco sobre Rocío Carrasco. Tras una mala racha de cuatro ediciones sin pasar a la final entre 2015 y 2018, Luca Hanni en 2019 logró un cuarto puesto, el mejor resultado para el país.

La carta emocional de esta semifinal la ha jugado, y para bien, la búlgara Victoria que, con una delicada y exquisita interpretación de la balada intimista Growing Up Is Getting Old y una sencilla pero efectista escenografía del austríaco Marvin Dietmann con un reloj de arena representando el paso del tiempo, la melancolía y ese momento de crecer y madurar, ha tocado el corazón de toda Europa. Bulgaria regresa al festival tras ausentarse en 2019. Entre 2016 y 2018 fueron finalistas, con un segundo puesto en 2017 para Kristian Kostov.

La nota más coloridad y divertida la trae Islandia, favoritos en la cancelada edición de 2020. Con una actuación cargada de referencias a videojuegos y a la cultura audiovisual millenial, Dadi og Gagnamagnid, vestidos de superhéroes y con ese espíritu ‘Husavik’ de inocencia islandesa, interpretan 10 Years, un tributo a la historia de amor que ha mantenido Dadi con su esposa Árny Fjóla, también miembro de la banda. Islandia no ha podido actuar en directo al dar positivo en COVID-19 uno de los componentes del grupo, pero se ha utilizado para esta semifinal la actuación de su segundo ensayo individual. Islandia fue top 10 en 2019 con Hatari, después de cuatro ediciones seguidas sin pasar a la final.

EL ‘CAMEO’ INTERNACIONAL

Con uno de los hits más actuales de la edición, Adrenalina, compuesta y producida por un equipo de más de diez profesionales, una intensa campaña de promoción y marketing durante más de un año, y la colaboración de una estrella internacional, el rapero estadounidense Flo Rida, que ha trabajado con artistas de la talla de David Guetta, Kesha, Enrique Iglesias y Jennifer López, Senhit ha conseguido colocar a la Serenísima república de San Marino en la final, cumpliendo los pronósticos.

En la gala del sábado estará también la joven cantante griega Stefania con Last Dance, un tema pop de reminiscencias ochentenas y coreografía del también griego Fokas Evangelinos, donde explota la invisibilidad de sus bailarines con un efecto de croma; la propuesta que presenta Philip Kirkorov y su equipo con la moldava Natalia Gordienko y su pegadiza y bailable Sugar; el poderío, derroche vocal y presencia escénica de las serbias Hurricane con su frenética y explosiva pero elegante interpretación del tema pop bailable Loco Loco; la albanesa Anxhela Peristeri, con la canción Karma, un medio tiempo con sonido folk y escenografía sueca ideada por Sacha Jean-Baptiste; el soul de los portugueses The Black Mamba, con una cuidada presentación con planos en blanco y negro del tema Love Is On My Side, el primero íntegramente en inglés que representa al país luso; y el nu metal que traen los finlandeses Blind Channel con un auténtico espectáculo audiovisual para presentar su Dark Side, un tema de tinte oscuro y gótico.

LOS ELIMINADOS

No ha convencido Estonia, con Uku Suviste y The Lucky One, un tema pop con sonidos festivales pero bastante genérico. Uku rompe la racha de la pequeña república báltica, que estuvo en la final en 2018 con Elina Nechayeva y en 2019 con Victor Crone. Tampoco lo ha hecho Chequia, con Benny Cristo y su Omaga, de toque urbano, pegadiza e influencia angoleña. También rompe la buena fortuna del país centroeuropeo, en la final en 2018 y 2019 con Mikolas Josef y Lake Malawi.

No han recibido el suficiente apoyo Polonia, con la elección interna de la TVP de Rafal y The Ride; Austria, con una sobria y emocional interpretación por parte de Vicent Bueno de balada góspel Amen y escenografía basada en pasillos de luz; Georgia con Tornike Kipiani y la austeridad de la balada You; Letonia, con Samanta Tina y The Moon Is Rising, tema electrónico compuesto, entre otros, por Aminata con mensaje de empoderamiento femenino; y los daneses Fyr og Flamme, que presentaban Ove os pa hinanden, un tema de ritmos ochenteros.

ORDEN DE ACTUACIÓN

Tras la segunda semifinal, se celebró el sorteo del orden de actuación de los países clasificados y el resultado es el siguiente:

• Albania – 1ª mitad.
• Portugal – 1ª mitad.
• Islandia – 1ª mitad.
• Grecia – 1ª mitad.
• Suiza – 1ª mitad.
• Serbia – 1ª mitad.
• San Marino – 2ª mitad.
• Moldavia – 2ª mitad.
• Bulgaria – 2ª mitad.
• Finlandia – 2ª mitad.