Malta consolida su condición de favorita y Chipre, tras deslumbrar en los ensayos, confirma sus opciones al triunfo en la 65 edición del Festival de Eurovisión tras su clasificación en la primera semifinal. La gala acaba de concluir en un Ahoy de Róterdam con público, 3.500 personas testadas y geolocalizadas mediante una app. Ambos países mediterráneos han conseguido el pase para la final de este sábado, 22 de mayo, junto a Lituania, Rusia, Azerbaiyán y Ucrania, de la órbita soviética, los nórdicos Noruega y Suecia, además de Israel y Bélgica. Han quedado apeadas de la competición Eslovenia, Macedonia del Norte, Australia, Irlanda, Croacia y Rumanía.

La joven maltesa Destiny Chukunyere (19 años) ya sabe lo que es ganar Eurovisión. Lo hizo en su versión Junior en 2015. También ha pisado el escenario senior como corista en 2019 de Michela Pace. Esta noche, haciendo alarde de unas impresionantes cualidades vocales, ha convencido a jurados y televoto con el tema Je me casse, un electro pop-swing con mensaje de empoderamiento femenino y escenografía minimalista, fluorescente y chispeante obra de la sueca Sacha Jean-Baptiste. Tras la primera semana de ensayos, junto a Italia y Francia, Malta se mantiene en la terna de favoritos para ganar este festival.

Muy cerca de los tres favoritos ya está Chipre, que vuelve a explotar en Eurovisión la fórmula Eleni Foureira que tan buen resultado le dio en 2018. En esta ocasión, con la cantante griega Elena Tsagrinou, elegida internamente por CYBC que descartó a Sandro Nicolas, su elección para la cancelada edición de 2020. Con un desempeño vocal y físico más propio de una medallista olímpica, y una impactante y visual escenografía donde Elena explota su sensualidad y todos los recursos técnicos del escenario, presenta El Diablo, un tema con influencias del pop sueco (Zara Larsson) e internacional (Lady Gaga). El artífice de su actuación, el mismo director escénico que el de Blas Cantó, el austríaco Marvin Dietmann.

Uno de los grandes favoritos en 2020 fue la banda lituana The Roop. Tras volver a ganar la exitosa preselección lituana Pabandom is Naujo! en 2021, por fin pisan el escenario de Eurovisión, en esta ocasión con la mejor apertura que una semifinal podía tener, derrochando energía y carisma a raudales con la electrizante Discoteque, un tema pop de sonido electrónico con una pegadiza e hipnótica puesta en escena. La última vez que Lituania estuvo en una final fue en 2018 con Iva Zasimauskaite.

De la órbita soviética, también estarán en la final Rusia, Ucrania y Azerbaiyán. Después de celebrar una preselección a contrarreloj tras la no elección de los icónicos Little Big, la cadena pública rusa Channel 1 trae a Manizha y su Russian Woman, un tema con sonidos folk y urbanos que reivindica el empoderamiento de la mujer, la igualdad de género y la tolerancia. Manizha ha sido muy criticada por los grupos conservadores y ultranacionalistas del país. Rusia repite en la final, de la que sólo se apeó en 2018 con Julia Samoylova.

También ha conseguido el pase para la final la banda de electro-folk ucraniana Go_A con una trepidante, innovadora y visual presentación del tema Shum, que fusiona el folk, la música electrónica y el techno compuesto por la solista Kateryna Pavlenko y el teclista Taras Shevchenko. Ucrania siempre ha sido finalista en todas las ediciones en las que ha participado. En 2015 y 2019 no participaron, el primer año por la guerra de Crimea y el segundo tras una polémica con la cantante elegida Maruv.

La azerí Efendi, con Mata Hari, un tema pop con sonidos étnicos orientales, otorga a Azerbaiyán un nuevo pase a la final, de la que sólo se han apeado en 2018 desde su debut en 2008. Efendi ha intendado representar a su país en varias ocasiones, y por fin en Róterdam 2021 lo ha conseguido y con éxito.

Los países nórdicos también han rendido bien en esta semfinal. A pesar de que no contaba con las mejores críticas la semana de ensayos, el ganador del Melodifestivalen Tusse no ha fallado y coloca de nuevo a Suecia en la final con el tema pop himno Voices. El país escandinavo sólo ha faltado a su cita con la final en 2010 con Anna Bergendahl. También Noruega ha conseguido su pase a la final con Tix y su Fallen Angel, una balada pop sintetizado compuesta por el propio intérprete y que le ha servido para visibilizar sobre el escenario el síndrome de Tourette que padece. Noruega ha sido finalista en las tres últimas ediciones desde 2017, logrando con Keiino ganar el televoto de la final en 2018.

Completan el listado de finalistas una de las mejores bandas del panorama musical belga, Hooverphonic, que ha presentado la candidatura más elegante, sobria y sofisticada de esta primera semifinal. Su propuesta, The wrong place, es un tema pop electrónico de atmósfera oscura que resume, en palabras de sus autores Alex Callier y Charlotte Foret, una aventura de una noche que salió mal. A destacar, su vocalista, la impresionante, experimentada y enigmática Geike Arnaer. Y por último, la joven israelí Eden Alene que no se ha visto afectada por el conflicto bélico de su país y ha presentado Set me free, un tema pop que mezcla sonidos actuales y orientales.

CROACIA, ELIMINACIÓN SORPRESA

En cuanto a las eliminaciones, la más sorprendente ha sido la de Croacia, con muy buenas críticas tras sus ensayos en Róterdam, eclipsada por propuestas similares como las de Chipre e Israel. La joven cantante Albina no ha conseguido el suficiente favor de los jurados ni del televoto con la canción Tick Tock, un pop comercial, pegadizo y bailable con escenografía futurista y de neón, también con el sello del austríaco Marvin Dietmann. Croacia no logra estar en la final desde 2017.

Australia, único país que ha utilizado la actuación de back-up por las restricciones para viajar por el coronavirus de su artista Montaigne, también ha quedado fuera de la final. Una de los temas más arriesgados y futuristas de la edición, Technicolour, no convenció. Desde su debut en 2015, Australia siempre había estado en la final. La misma (mala) suerte ha corrido el representante de Macedonia del Norte, Vasil, que no logró convencer a pesar de su torrente de voz en la canción de musical Here I stand. Vasil fue corista en 2019 de Tamara Todevska, que no sólo logró pasar a la final sino ganar la votación del jurado.

Con una propuesta escenográfica caótica y una voz bastante justa, la irlandesa Lesley Roy ha quedad apeada de la final del sábado. También la eslovena Ana Soklic, a pesar de su desempeño vocal con la balada himno de inspiración góspel Amen, y la rumana Roxen, con problemas vocales durante toda la semana de ensayos. La joven rumana presentaba la balada moderna Amnesia.

ORDEN DE ACTUACIÓN PARA LA FINAL

Tras esta primera semifinal, en el Ahoy de Róterdam se ha celebrado la conferencia de prensa de los países finalistas donde se ha sorteado en qué mitad de la gran final actuarán. El resultado ha sido el siguiente:

• Noruega: 2º mitad.
• Israel: 1º mitad.
• Rusia: 1º mitad.
• Azerbaiyán: 2º mitad.
• Malta: 1º mitad.
• Lituania: 2º mitad.
• Chipre: 1º mitad.
• Suecia: 2º mitad.
• Bélgica: 1º mitad.
• Ucrania: 2º mitad.