La UER evidencia el retraso y los problemas de la versión asiática de Eurovisión
Desde hace ya 10 años, Eurovisión intenta desembarcar en Asía pero, por diferentes motivos, el festival no ha llegado a buen puerto. Inicialmente en 2008, la UER y la Unión Asia-Pacífico de Radiodifusión ABU colaboraron para lanzar la versión asiática del certamen, Our Sound: The Asian-Pacific Song Contest, pero las negociaciones no fueron fructíferas. El organismo europeo vendió ese mismo año la marca Asiavisión a una empresa de Singapur que tampoco consiguió sacar adelante el proyecto. La ABU, por su parte, creó en 2012 un festival propio sin carácter competitivo, ABU TV Song Festival.
El año pasado, sin embargo, se anunció a bombo y platillo la llegada de Eurovisión a Asia en octubre de 2018, precisamente bajo el irritante nombre de Eurovisión Asia, de la mano de la productora privada australiana Blink TV. Se creó la web oficial, se lanzaron sus respectivas redes sociales, se dio cobertura desde los medios oficiales del festival europeo y, así, hasta hoy. La página y el perfil de Twitter no se actualizan desde el pasado 20 de octubre y, de hecho, desde la red social del pajarito azul solo se llegaron a publicar 13 tweets.
Desde entonces las noticias han sido mínimas, se ha hablado de diferentes fechas y sedes, también de la posibilidad de configurar su propio Big 5 y de problemas, sobre todo, como las tensiones entre China y Corea del Sur y las restricciones legales a determinados contenidos audiovisuales que todavía existen en algunos países de la zona, algunas, de reciente creación que impedirían la participación conjunta en un evento de este calado.
La UER, después de casi un año de silencio, ha sugerido lo evidente. No habrá Eurovisión Asia este año. Un interlocutor del organismo europeo ha confirmado a nuestros compañeros de escXtra que se sigue trabajando estrechamente con los organizadores del festival asiático en unos preparativos que, por el momento, se encuentran en una fase muy inicial. No obstante, desde la UER se emplaza a futuros anuncios cuando el proyecto se encuentre más avanzado.
La idea de lanzar una nueva versión continental o, incluso, global del Eurofestival es utópica. Su éxito europeo se debe a sus más de 60 años de emisión en los que se ha convertido en todo un referente de la cultura popular y pop, pero su nacimiento en otros territorios le hace partir de cero. Esta diferencia de influencia la podemos encontrar en nuestro propio continente observando las tremendas audiencias que se alcanzan en la mayoría de países de la costa atlántica y mediterránea, así como en Escandinavia, frente al pasotismo generalizado de los países del este incorporados paulatinamente en los últimos 25 años. Australia no ceja en su empeño de tener su propia versión de Eurovisión pero, a este paso, lo mejor que puede hacer es seguir participando, precisamente, en Eurovisión.
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