El gobierno de Israel orquestó una campaña política en las sombras para seguir en Eurovisión

Israel seguirá en Eurovisión 2026 tras las votaciones llevadas a cabo en la Asamblea General de que ocurrió ayer, 4 de diciembre, en la sede de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) en Ginebra, Suiza. Lo consigue tras un esfuerzo de lobbying [En castellano: Presión política o cabildeo] sin precedentes en la historia del concurso de Eurovisión y con una campaña orquestada directamente desde el propio gobierno de Israel, liderado por su presidente, Isaac Herzog. Así lo afirma Ynet, uno de los principales sitios web de noticias del país de Oriente Medio, en una exclusiva publicada ayer por la noche.

Cuestión de Estado

La UER aprobó ayer nuevas medidas en su Asamblea General, y, por ende, impidió la celebración de una votación sobre la continuidad de Israel en Eurovisión, permitiendo a Israel participar en 2026 en Viena sin sanciones. Esta decisión ocurrió tras las quejas y peticiones de varios países de revisar las acciones de Israel los dos últimos años en el festival de Eurovisión, lo cual se tomó desde allí como «el esfuerzo más serio jamás hecho de forzar una votación para su expulsión».

Según Ynet, la delegación ha estado preparada para este momento desde el principio. El jefe de la televisión israelí KAN, Golan Yokhpaz, y un equipo legal dirigido por Ayala Mizrahi ha estado trabajando durante al menos dos años con el objetivo de aplacar cualquier esfuerzo de boicotear el festival o la participación de Israel, y estuvieron presentes en Ginebra. Ambos hicieron lobbying directo de miembros de la UER para aprobar las nuevas medidas y evitar una votación sobre Israel, con la suposición de que una mayoría estaría a favor de su expulsión temporal si así ocurriera.

El presidente de Israel, Isaac Herzog, fue quien creó este equipo especializado para coordinar un esfuerzo diplomático que ha funcionado y dado sus frutos en esta reciente Asamblea General y que, de esa manera, evitaría un efecto ‘bola de nieve’, que podría haber aumentado las críticas a Israel en otros ámbitos culturales, políticos o deportivos, que hubieran resultado en una mayor pérdida de reputación para el país.

Medidas de contención

Fuentes israelís confirmaron a Ynet que el propio presidente Herzog urgió personalmente a sus homólogos en otros países que se opusieran a una votación para decidir la expulsión de Israel, y en vez de ello, que se aprobaran medidas para aliviar tensiones dentro de la UER. Estas reformas, entre las que se incluyen la reducción de votos máximos permitidos por terminal de 20 a 10 y que supuestamente controla e intenta evitar interferencias gubernamentales en Eurovisión, fueron interpretadas ampliamente como concesiones destinadas a silenciar las quejas planteadas por aquellos miembros críticos de Israel, pero sin provocar su expulsión.

La falta de votación sobre quizá uno de los puntos más calientes de la historia reciente de Eurovisión se ha cobrado ya al menos cuatro países: España, Eslovenia, Irlanda y Países Bajos han anunciado su retirada del concurso de 2026 en Viena y todos ellos esgrimen la participación de Israel y su utilización política del festival como principales argumentos. Un alto funcionario de la EBU confirmó de forma anónima a Ynet que la organización se enfrenta ahora a «un gran reto», señalando la ola de cancelaciones y el daño reputacional, quizás irreparable para muchos fans del festival.

Israel se felicita

Según Ynet, el presidente Herzog felicitó a su equipo y a la delegación israelí por lo que sus fuentes describieron como un esfuerzo diplomático exhaustivo. «Israel merece estar representado en todos los escenarios», afirmó, mientras añadía que la decisión reflejaba «la solidaridad y la cooperación» entre quienes defendían la participación de Israel en Eurovisión. En su comunicado, la UER afirmó que las reformas tenían como objetivo reforzar la confianza en la UER y asegurar la «neutralidad» del concurso, y que todos los miembros que aceptaran las nuevas normas podrían participar en 2026.