Los coros pregrabados han llegado para quedarse. Así figura en las normas de Eurovisión 2023, recientemente publicadas. La UER autorizó su uso en la edición de Eurovisión 2021, justificando su decisión por el contexto de crisis sanitaria que estaba atravesando todo el continente debido a la covid-19 y alegando que así se le aportaría más dinamismo al show, además de facilitar la participación de países pequeños o con menos recursos. Tras su uso en Róterdam, el grupo de referencia evaluó el resultado obtenido y la UER decidió mantenerlos para la edición del pasado mayo en Turín y seguirán vigentes en la siguiente edición. En las normas publicadas (que se pueden consultar aquí) se especifica que la voz principal, así como algunas de las partes más relevantes de los coros (lead dub), debe ser en directo. En los casos en que el backing track incluya coros pregrabados, estos se pueden complementar con otros coros en directo sobre el escenario. En cuanto al número de personas cuyas voces pueden aparecer en dichos coros pregrabados, no se ha establecido ningún límite.

Así, a pesar de que la gravedad de la pandemia parezca haber remitido en gran medida en toda Europa, la UER sigue apostando por los coros pregrabados. Si bien es cierto que su uso favorece un espectáculo más dinámico, en el que tengan mayor relevancia los bailarines, y reduce los gastos de transporte y alojamiento de las delegaciones participantes, son muchos los detractores de esta modificación. Sin ir más lejos, en esta misma página web se realizó una encuesta en la que preguntábamos a nuestros lectores su opinión al respecto. Un 46,1 % de los encuestados se mostró totalmente en contra de su uso, mientras que un 42,6 % los aceptaba puntualmente para la edición de 2021 (la primera en que se autorizaron) y solo un 11,3 % de los votantes lo veía como algo positivo para el futuro y el desarrollo del festival.

En general, el uso de voces pregrabadas ha sido una cuestión que se ha debatido mucho en el círculo eurofán. Mientras que algunos países permiten coros pregrabados en sus preselecciones desde hace tiempo (es el caso, por ejemplo, de Suecia o Dinamarca), también son muchos los que siguen apostando por el directo absoluto, y podríamos destacar los casos de Italia y Albania, que siguen incluyendo la orquesta para la música. La primera polémica eurovisiva en este sentido vino de la mano de la croata Doris Dragovich, que cantó su mitiquísima Marija Magdalena sobre un fondo con voces masculinas, cuando sobre el escenario no había ningún hombre. Al no estar contemplado en las normas de aquel año, fue sancionada con un tercio de sus puntos, aunque mantuvo su cuarto puesto (el mejor del país hasta la fecha).

Desde que están permitidos los coros pregrabados, ha habido países como Macedonia del Norte o Eslovenia que los han utilizado (en 2021), e Islandia recurrió a un coro de cientos de voces para Ten Years, su canción de esa misma edición. En la otra cara de la moneda, ha habido candidaturas que han sido engrandecidas por coros en directo, como Too Late For Love, de John Lundvik y The Mamas, segunda en el jurado y quinta en la clasificación global en 2019, o la serbia Marija Serifovic, que con la balada Molitva y acompañada de sus cinco coristas se alzó como ganadora en 2007.