Posibles escenarios, pros y contras, ante la participación o retirada de España de Eurovisión 2026

Ante la Asamblea General de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) de diciembre que marcará el rumbo de la 70.ª edición del Festival de Eurovisión y la inminente comparecencia este jueves del presidente de RTVE, José Pablo López, en el Congreso para aclarar la postura de España en esa Asamblea, abrimos el libro de los futuribles y hacemos un ejercicio de reflexión y análisis de los potenciales escenarios, con sus pros y sus contras, que se abren en función de la decisión que adopte RTVE sobre su participación en Viena 2026. Un debate que ha saltado de la burbuja eurofán al público generalista, que se pregunta qué pasará con España en el festival del próximo año. Un tema candente, que sigue en boca de todos, generando reacciones enfrentadas sobre la decisión que debe adoptar RTVE.
Y es que se vislumbran hasta tres posibles escenarios: uno, retirarse y dar la espalda a Eurovisión como protesta por el genocidio israelí en Gaza y las injerencias de Israel, politizando el festival en los últimos dos años, con la connivencia de la UER; dos, quedarse sin más, con un perfil bajo asumiendo el rumbo marcado por la UER y delegaciones intocables, hagan lo que hagan, como la israelí; y tres, quedarse en Eurovisión pero para continuar la reforma iniciada, liderando desde dentro cambios efectivos en el reglamento de Eurovisión, fiscalizar y denunciar decisiones discrecionales tanto de UER como de delegaciones terceras, y reconducir el rumbo del festival hacia los valores originarios de transparencia, neutralidad y convivencia. Analicemos pros y contras de estos tres posibles escenarios.
ESCENARIO 1: Nos vamos de Eurovisión.
El primer escenario futurible empezó a escribirse en el mes de junio cuando múltiples televisiones plantearon la posibilidad de un boicot cultural a Israel por el genocidio en Gaza y las injerencias del Gobierno israelí en los dos últimos años en Eurovisión, politizando el festival y demostrando, además, la debilidad de un sistema de votación fácilmente manipulable.
RTVE y otras televisiones, como las de Países Bajos, Eslovenia, Irlanda e Islandia, alzaron la voz pidiendo el veto a KAN, además de cambios profundos en el sistema de votación y en el festival para estar verdaderamente “Unidos por la música”. Incluso dejaron la puerta abierta a una retirada que desluciría el 70.º aniversario. De materializarse esta advertencia, países como los mencionados podrían no acudir el próximo mes de mayo a la cita en un año tan simbólico como el del 70.º aniversario como medida de castigo a la UER por su connivencia con los tentáculos israelíes y su incapacidad en la gestión del espectáculo musical más grande del mundo.
PROS
Esta estrategia supondría dar un golpe en la mesa y lanzar un mensaje claro para que la UER se tome en serio la regeneración del festival e implemente cambios de calado y no meras medidas cosméticas que no hacen sino obviar el gran problema de fondo, el elefante en la habitación: la participación de Israel con un genocidio a sus espaldas, además de vulnerar el reglamento eurovisivo con fines propagandísticos y de blanqueamiento en los dos últimos años.
La desaparición de televisiones tan relevantes como la española RTVE o la neerlandesa AVROTROS, cuya aportación va más allá de la cartera y la audiencia, podría ser una herida de muerte en la reputación, los números y la marca de Eurovisión. Una manera de forzar un cambio en la directiva del certamen que, aparentemente, preferiría perder a países históricos que han construido juntos un legado cultural en lugar de atender sus peticiones. En el caso de España, con una participación ininterrumpida en Eurovisión en los últimos 65 años, desde 1961.
CONTRAS
Eurovisión se seguiría celebrando con el regreso de países como Bulgaria, Rumanía o Moldavia bajo una aparente normalidad, y dejaría al festival huérfano de los países más combatientes y defensores de la neutralidad e igualdad de condiciones en el certamen que en la actualidad ejercen una función nuclear: fiscalizar y poner freno a determinadas decisiones discrecionales de la UER y de delegaciones que, a todas luces, se ha demostrado que politizan Eurovisión, generan discordia, priorizan objetivos que trascienden lo musical y atentan contra los valores fundamentales y fundacionales de Eurovisión de respeto, tolerancia, diversidad, convivencia y unión a través de la música.
Irse de Eurovisión supondría renunciar a esa función fiscalizadora necesaria y fundamental, que resulta mucho más efectiva ejercida desde dentro que estando fuera del festival.
Además, supondría una forma de regalar por desistimiento un festival que es mucho más de España que de Israel y que incluso de la UER, y sin fecha de regreso en el horizonte, pues la falta de presiones internas podría conllevar que Israel se hiciera de pleno con los mandos del festival y termine de apropiarse de un espacio al que nunca encontraríamos razones para volver.
ESCENARIO 2: Nos quedamos, asumiendo las medidas de la UER.
Este capítulo del libro de futuribles se ha ido quedando en blanco en las últimas semanas, aunque todavía tiene algunas anotaciones que versan sobre los cambios que ha planteado hace unos días la UER en las normas del festival. En la Asamblea General de diciembre, la UER propondrá, a priori sin votación, la aceptación en bloque del paquete de medidas propuesto para, a su juicio, reforzar la transparencia, seguridad y confianza en Eurovisión.
Y es que después del “acuerdo de paz” entre Israel y Palestina, auspiciado por Estados Unidos y respaldado por la práctica totalidad de la comunidad internacional, incluyendo España, el Gobierno y la inmensa mayoría del Parlamento, la UER parece haber esquivado la bala y el veto a Israel ya no protagonizará la votación principal de la Asamblea, sino que en su lugar se propondrá para su aprobación este paquete de medidas, y solo se discutirá la expulsión de un miembro del club si es rechazado por la mayoría, algo altamente improbable.
Los medidas propuestas son, o deberían ser, un paso a favor de una conciliación en las diferentes posturas de las televisiones participantes al plantear cambios en el voto popular, una revisión en la configuración de los paneles de los jurados y otras mejoras en el sistema de votación. Muchas televisiones han recibido con alegría estas medidas y otras las consideran insuficientes, si bien se valora positivamente su llegada como un primer paso, mientras que la recepción en la comunidad eurofán ha sido mucho más fría.
PROS
Aunque el paquete de medidas propuesta por la UER es a todas luces insuficiente, sí pone una baldosa para intentar recuperar los valores de Eurovisión y una reconstrucción de los puentes entre naciones a través de la música. No es el comienzo perfecto, pero es uno.
CONTRAS
Las medidas propuestas son cosméticas, no van a la raíz, ni resuelven ninguno de los problemas sufridos en 2024 y 2025. Y, como era de esperar, tampoco afectan a la participación de Israel haciendo prácticamente imposible que se siga este camino con normalidad. Aceptar estas condiciones sin más supondría para las televisiones que abanderan la regeneración de Eurovisión renunciar a esa regeneración efectiva y plegarse a unos intereses que evidencian un manoseo, utilización y perversión de la marca Eurovisión y de un formato que va a contar en 2026 con 70 años de historia.
ESCENARIO 3: Caballo de Troya. Nos quedamos para reformar desde dentro.
Como la UER parece no lograr o evitar deliberadamente dar respuesta a todos los problemas que han destrozado la marca “Eurovisión” en los últimos dos años, RTVE, ejerciendo una posición de liderazgo como país del Big Five, encabezó, incluso antes de la celebración del último festival en Basilea, una revolución reformista cuestionando la participación de países en conflictos bélicos activos, denunciando el genocidio en Palestina durante la retransmisión de la segunda semifinal con el consiguiente apercibimiento de la UER, y solicitando después del festival una revisión del sistema de votación tras comprobarse y reconocerse las injerencias israelíes. Alineadas con RTVE están las televisiones de Países Bajos, Irlanda, Islandia, Eslovenia y Bélgica. Y esa presión, ejercida desde dentro, está sirviendo al menos para que la UER reconozca el problema y lo intente atajar con un paquete de medidas, insuficientes de momento, pero que marcan el rumbo a seguir y que se debatirán para su aprobación o no en la Asamblea General de diciembre.
Por lo tanto, el último escenario de nuestro libro de futuribles pasa por ejercer de “Caballo de Troya” y mantenerse dentro de Eurovisión pero con el convencimiento firme de que urgen reformas profundas en el reglamento, alianzas efectivas y potentes a nivel europeo entre delegaciones partidarias de esa regeneración, y un trabajo por y para que el festival sea lo más justo, honesto y cercano a sus valores fundacionales, algo que sólo se puede hacer desde dentro.
PROS
Ejercer ese papel fiscalizador o de impulsor de reformas sólo sería posible desde dentro, manteniéndose en Eurovisión. Abandonar Eurovisión ahora supondría renunciar a los logros conseguidos, por pequeños que sean, y a la revolución iniciada justo antes del festival de Basilea en defensa de un certamen transparente, justo, honesto y limpio.
Por primera vez en la historia, la delegación española goza de un equipo que ama, conoce y respeta el festival, ha aprendido de los errores del pasado y tiene ganas y fuerza para afrontar el presente y el futuro. RTVE, además, cuenta con una posición de poder en el seno de la UER, con Ana María Bordas al frente del Grupo de Referencia.
RTVE, en este escenario, debe afianzar la posición de liderazgo que ha asumido en los últimos tiempos y encabezar la resistencia a la colonización de su programa estrella desde 1961. Una oposición que busque aliados en Europa y se mantenga firme, fuerte y valiente, velando por nuestros intereses como público y garantizando la supervivencia de Eurovisión, tal y como lo conocimos.
Y por último, no sería justo que, por intereses espurios de una élite, la celebración de Eurovisión sin España en su 70º aniversario rompa con una tradición televisiva y musical de 65 años y se renuncie a una marca que es nuestra, de nuestro país y de nuestra televisión.
CONTRAS
La sensación de “volantazo” de RTVE y cierta pérdida de credibilidad después de que el Consejo de Administración de RTVE aprobara en septiembre abandonar Eurovisión en el caso de que Israel participara mientras cometiera un genocidio en Palestina. Todo apunta a que Israel sí estará en Viena 2026, ahora bien el escenario cambió en octubre con la firma del acuerdo de paz entre Israel y Palestina, auspiciado por EE.UU., que deja vía libre a RTVE y al resto de emisoras díscolas para reconsiderar su posición.
Quedarse en Eurovisión con la promesa de trabajar, reformar y regenerar el festival desde dentro no debe quedarse sólo en un canto de sirenas o en loables intenciones sin resultado efectivo alguno, tanto de cara a la Asamblea General de diciembre como a futuras reuniones en el seno de la UER. Ello incrementaría aún más la desafección del público eurofán por el festival, mermando la credibilidad, reputación y poder de influencia y acción de RTVE en el seno de la UER.
Conversación
En esto como en todo hay pros y contras, pero si estás convencido de algo los contras te dan igual, los tweets de Vicente Rico insinuando que es mejor que nos quedamos me hacen pensar que le habéis visto las orejas al lobo y os estáis echando para atrás
Todos estamos en contra de la masacre en Palestina y de los mangoneos de la KAN los últimos años. Pero a mí no me van a echar de Eurovision. Yo veré el festival y criticaré desde dentro.
Ah, otra cosa, analizar los pros y los contras ahora cuando habéis sido los primeros que habéis echo boicot a Israel desde esta web y pedido la retirada de España de Eurovision me parece un tanto oportunista e hipócrita
cuantas puestas en escena politizadas lleva ucrania en los últimos años. cuantas canciones claramente políticas ha hecho ucrania en los últimos años? lo mismo q en su día hizo rusia o Portugal en esc11. vamos señores coherencia para todos, todos los países deberían unirse en pro de llevar la paz a todo el mundo, no nos puede interesar solo lo generalista. no debe interesar todos. ojalá algún día viremos en otra dirección porque vamos cuesta abajo y sin frenos. en fin
@obelix pues con la misma cara que Austria cuando regreso en dos años después de haberse retirado en 1969 por estar en contra de que Eurovisión se celebrase en un país anti democrático como era la España de Franco. Como ha cambiado el cuento verdad?
entiendo q Israel es un país q ha hecho mucho mal respecto a dchos humano. pero esc lleva dañado tiempo, y está es la gota q colma el vaso. y estoy de acuerdo q Israel no participe, pero tb estoy de acuerdo q no lo haga ni rusia, Azerbaiyán, armenia y aún menos ucrania, q ganó injustificadamente el esc 22 por la guerra con rusia. y el festival lleva dañado mucho más tiempo. en fin que hagan lo q mejor vean pero para el bien de todos no solo por interes político de algunos, q ya está bn.
En 2027 me gustará ver los mismos pros y contras para volver cuando nos hayamos ido. Con que cara regresaremos, tras habernos ausentado dos años. Acaso habrá cambiado algo en el panorama mundial?. No, absolutamente nada, pero como habrá otro partido político, volveremos sin justificación. En resumen, a esto le llamo yo hacer el panolis. Y para colmo los que apoyáis la no participación de TVE, sois tan absurdos e incoherentes que vais a seguir viendo el festival online ó desde Viena.