Emoción, agradecimiento y Blanca Paloma para rato, bagaje de la representante española tras su paso por el festival

A Blanca Paloma solo le ha acabado venciendo una cosa: la emoción. 72 horas después de su paso por el escenario de Liverpool, y tras un caluroso recibimiento en España por parte de quienes le han arropado en toda su andadura eurovisiva, a la ilicitana se le quebró la voz en su comparecencia ante los medios en Prado del Rey. “Lagrimitas del Nilo de agradecimiento y felicidad. Me siento inmensamente feliz”, señalaba la artista, que deja atrás el resultado numérico para centrarse en lo que ha sembrado con su candidatura. “Aunque no hayamos pellizcado todos los corazones que esperábamos, sé que hemos plantado una semilla que voy a seguir regando con todo mi amor y que va a seguir creciendo”, confesaba, recordando también a sus compañeras de viaje, sus bailarinas y palmeras.

Desde que retornó de tierras británicas, actuación en la fiesta de San Isidro incluida, con su desparpajo habitual, la representante española se ha sentido abrumada por el cariño recibido, tanto en el aeropuerto como por parte de la prensa especializada en el certamen, incluida la internacional. “Lo primero de todo, ¿cómo están los máquinas?”, soltó nada más bajarse del avión. Igual de extrovertida se la vio en su hogar, en el patio de su casa, ataviada con una bata blanca, recién salida de la ducha y pegando un buen mangerazo a las plantas del que denomina como “su lugar preferido en el mundo”. La naturalidad y la calidad artística y personal que le permitirá engrosar una de las páginas más bonitas en el historial, con independencia del desenlance. Prueba de ello, uno de los muchos mensajes que le trasladaron los fans: “Bien trabajado. A seguir currando. Llegará tu momento”. La vida, como reconoce la abanderada española, le ha dado un vuelco.

El mismo domingo por la tarde, tras aterrizar en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y sin apenas tiempo para descansar, acudió a la Plaza Mayor de la capital para volver a subirse a un escenario y unirse a la Fiesta ochentera de Los 40 Classic. Se desquitó después de “haberlo dado todo”. Y es que su balance solo puede ser positivo. “Este evento es tan grande que no se puede explicar con palabras, me siento muy privilegiada por haber podido vivirlo. Repetiría sin duda”, afirmaba Blanca Paloma, que no se muestra afectada por la puntuación del televoto: “Toda Europa ha visto el trabajo, he recibido muchísimas felicitaciones. Y no solo ha sido la actuación de Liverpool sino toda la gran pretemporada que hemos hecho. Hemos dado lo mejor de nosotros y ahí reside el éxito, en el camino”. Hay Blanca Paloma “para rato”, y más aún con las tablas que asegura que ha ganado, a expensas de avanzar este jueves “cositas” de por dónde avanzará ahora su carrera musical. “Todo acaba de empezar, esto ha sido un gran trampolín”, indicaba.

La sorpresa de sus padres

Blanca Paloma no olvidó a su equipo de trabajo ni tampoco a su familia, dirigiéndose principalmente a sus padres, que en Liverpool le tenían una sorpresa guardada: la medalla y el mantón rojo de flecos que llevaba su yaya Carmen en el pecho. La artista quería poner estos objetos en su camerino, pero a Raul Amor, figurinista de RTVE y estilista de la ilicitana, se le ocurrió que podía llevarlo encima. “Al principio dije de coser la medalla en el pantalón, en un bolsillo. Blanca me dijo que si se lo podía hacer en el corpiño al lado del corazón. Entonces cogí una tela, la recorté en forma de corazón e hice un saquito. Lo cosí, lo metí dentro, lo cerré y eso se lo cosí al acolchado del corpiño”, contaba. Un vestuario que iba cargado de simbolismo. “Para mi es muy importante, significa una muestra de fortaleza porque es como una coraza que te protege pero a la vez te muestra la entraña, te muestra el corazón. El lugar desde dónde yo me expreso”, significaba. Porque su vuelo solo acaba de comenzar.