Después de que los nil points de Theodor Andrei en la segunda semifinal de Liverpool 2023 se hayan convertido en el peor resultado histórico de Rumanía en Eurovisión, el jefe de delegación Mihai Predescu fue llamado a declarar ante el Consejo de Administración de la TVR el pasado 25 de mayo. Para dicha convocatoria, Predescu preparó un informe de relatoría en el que buscó defender la candidatura de Theodor Andrei, alegando que hubo “dos aspectos que nos llevaron a este resultado inesperado e insatisfactorio”. Por un lado, apuntó hacia el nuevo sistema de votación de las semifinales: “la edición de este año fue la primera en la que sólo votó el público […] Rumanía recibió votos, pero no los suficientes para llegar a los diez primeros lugares” en la clasificación de ninguno de los países participantes y votantes de esa segunda semifinal.

Por su parte, para Predescu el segundo factor responsable de la eliminación del país en semifinales fue el género musical del tema, al que sin embargo ha definido como “un producto técnica y artísticamente correcto y valioso”. Así, el jefe de delegación ha asegurado que las propuestas rock han resultado “inadecuadas para las expectativas del público votante”, comparando  el resultado de Theodor con el de otras propuestas del mismo corte: “San Marino, también con una canción rock, obtuvo cero puntos; Irlanda, también con una canción rock, no se clasificó, y Alemania, directamente clasificada, quedó en último lugar también con una canción rock”.

Pese al mal resultado, el responsable del ente público ha querido defender el trabajo de su representante, que “actuó dignamente en el escenario, interpretando una canción original y que consiguió atraer la atención del público, como lo demuestra la campaña de odio que fue creada contra la propuesta”. Asimismo, ha subrayado que “la canción fue muy bien recibida por el público en Liverpool, pero terminó por no corresponderse con las expectativas del público en sus casas”.

Estas declaraciones de Predescu se hacen públicas apenas unos días después de que se desvele el presupuesto que la TVR ha destinado a esta edición de Eurovisión. Un total de 382.500 euros se invirtieron en la participación del país en el festival, de los cuales la mayor partida, con 180.000 euros, sirvió para pagar la tasa de participación. Del resto, 80.000 euros se gastaron en la escenografía y otros costes asociados de la actuación en Liverpool, 63.000 euros en la organización de la preselección nacional, 25.000 euros a los costes de retransmisión, 23.500 euros en el alojamiento y dietas del equipo de 11 personas que se desplazó a Liverpool la quincena eurovisiva y 11.000 euros en transporte y otros gastos. Pese a ello, Rumanía fue el país con menor seguimiento del certamen de entre todos los participantes, con apenas un 2,7% de cuota de pantalla y 117.118 espectadores, marcando su sexto récord consecutivo negativo de audiencia.