La Unión Europea de Radiodifusión ha publicado esta semana la audiencia de Eurovisión 2023: 162 millones de espectadores, 1 millón más que el año pasado. Una cifra que, a grosso modo, incluye el alcance que el festival ha tenido a lo largo de sus dos semifinales y la gran final, o lo que es lo mismo, el número de personas que han visto al menos un minuto del programa.

Durante la gran gala del sábado noche, el share en los 38 canales analizados marcó un estupendo 40,9%, si bien se deja 2,4 puntos por el camino de Turín a Liverpool. La cuota destaca especialmente entre el público joven de 15 a 24 años donde alcanza nada más y nada menos que un 53,5%. La media de este grupo de televisiones en la misma franja horaria se sitúa en un 17,4% y un 13,8%, respectivamente, por lo que el exitazo salta a la vista.

Y es que a pesar de que los audímetros se alejan de la barrera de los 200 millones que se superaban con creces hace unos años, conviene destacar los datazos cosechados en lo digital, fruto de los nuevos hábitos de consumo. Por ejemplo, 7,6 millones de personas vieron la final en YouTube. Casi medio millón lo hicieron a través de RTVE Play. Y así suma y sigue a través de las plataformas de cada televisión pública.

45 millones de personas de 232 países y territorios disfrutaron durante la semana eurovisiva de los contenidos oficiales en Youtube, el 63% de ellos, entre 16 y 34 años. Se llegó, además, a 32 millones de usuarios únicos en Instagram y a otros 29 en Facebook durante la quincena que va desde los ensayos hasta la finalísima, mientras que las impresiones del perfil en Twitter alcanzaron los 113 millones. Solo del martes 9 al sábado 13 de mayo, se tuiteó 4 millones de veces el hashtag #Eurovision.

PAÍS A PAÍS

EL BIG 5, LA LOCOMOTORA

Según las 33 televisiones públicas que han ofrecido sus datos de audiencia detallados, a excepción de Azerbaiyán, Georgia, Malta, Moldavia y San Marino, 53.756.000 espectadores vieron de media la gran final de Eurovisión 2023. El Big 5, a esa cifra, aporta el 57,9% del total. Concretamente, 31.109.000 personas siguieron el festival desde España, Reino Unido, Alemania, Italia y Francia.

La BBC británica adelantó este año a las alemanas Das Erste y One como el canal donde más se vio Eurovisión. La anfitriona reunió a 9.870.300 espectadores y a un 63,4% de share (+986.300, +8,4), lo que supone un récord histórico desde que se miden las audiencias. En pleno 2023. Alemania también tiene mucho que celebrar, al menos, en esto, con 7.958.000 y un 38,4% (+658.000, +5,7).

Y para sorpresa, la de Italia, con 4.960.000 televidentes y un 34,0% de cuota. A pesar perder 1.630.000 personas y 7,9 puntos respecto a Turín 2022, Liverpool 2023 es el programa más visto de la temporada en Italia, después de Sanremo, y la segunda edición más exitosa desde su regreso al festival en Düsseldorf 2011. Entonces tan solo le hicieron caso 1.291.000 fieles y un 6,4% del mercado.

Aquí en España, Eurovisión fue seguido por 4.839.000 espectadores y un 39,7% de share, convirtiéndose también en lo más visto de 2023. A pesar del éxito indiscutible, TVE pierde 1.996.000 personas frente a sus pantallas y 11,1 puntos de cuota, siendo el canal de todos los participantes con mayor sangría de audiencias. La participación de Blanca Paloma, no obstante, se queda a las puertas del top 10 histórico de cuota y supera a las de ediciones con tanta expectación como las de Miki, Edurne, Ruth Lorenzo o Soraya Arnelas.

Francia, a su bola, sigue siendo el país occidental con menos fiebre eurovisiva, si bien en esta ocasión el balance es positivo de un año a otro congregando a 3.482.000 telespectadores y un 25,6% de pastel (+302.000, +2,2). Fuera del Big 5, pero bajo su condición de anfitriona, 584.000 ucranianos vieron el festival desde sus hogares, lo que representa el 19,7% del total que estaban frente a sus pantallas, aunque conviene recordar que el programa allí se emitió a través de múltiples plataformas e, incluso, redes sociales, desperdigándose los números.

EUFORIA NÓRDICA

Eurovisión, tradicionalmente, sobresale en el occidente europeo, y para muestra, un botón: Islandia marcó un 98,7% de share; Noruega un 87,8%, siendo su audiencia más baja desde su caída en semifinales en 2016; Finlandia un 85,6%, en su caso, la más alta desde Helsinki 2007; y Suecia un 82,3%. Incluso Dinamarca, a pesar de tres eliminaciones consecutivas, resiste con un 46,3% que, eso sí, es su peor porcentaje desde 2007.

Si bien estos números son apabullantes, hay que recalcar que el mercado nórdico no está tan fragmentado como, por ejemplo, el español, pues la YLE finesa, la SVT sueca y la DR danesa manejan medias anuales alrededor del 25%, mientras que la NRK noruega roza el 40%. El caso islandés es más pintoresco ya que en la isla solo hay tres canales en abierto, la RÚV, la RÚV 2 y la televisión cristiana Omega, y el resto de emisoras son de pago, a través de suscripción directa o mediante plataformas digitales y no están sometidos a medición*.

Esta explicación, no obstante, no eclipsa en ningún caso el euforia eurovisiva en el norte que también se ha contagiado a sus vecinos bálticos donde dos de cada tres espectadores conectaron con Liverpool, un 68% en Lituania y un 66,7% en Estonia. El contexto letón es bien distinto, pues el país no pisa la final desde 2016, y aún así el 24,1% del público vio el festival.

EN LA PARTE POSITIVA

La audiencia de Eurovisión, como casi siempre, fue espectacular en Bélgica, con números superiores, también como casi siempre, en el norte que en el sur. El festival alcanzó el 77,2% de share en Flandes, la región que competía en esta edición, y un 35,4% en Valonia. Impactante también el datazo en Armenia, donde conocemos por primera vez las cifras de sus audímetros, un 71,1%. Y Croacia no se queda atrás con un brutal 69,0% de cuota, récord desde 2006.

La mayoría absoluta también se superó en Chipre con un 61,6%, Eslovenia con un 55,0% que, además, supone una plusmarca desde 2015, e Israel con un 50,6%. Austria se quedó a las puertas con un 47,6%, pero congregó a casi todos los espectadores de 12 a 29 años en el desenlace de las votaciones, ¡un 89,0%!

EN LA NEGATIVA

Nuevamente, según los datos de estas 33 televisiones públicas y remarcando que el consumo digital se multiplica año a año, la final de Eurovisión perdió de Turín a Liverpool alrededor de 2.800.000 espectadores en el mercado tradicional. España es la principal culpable con una caída de casi 2 millones de televidentes, pero no la única responsable. Países Bajos se deja por el camino más de 1,2 millones de personas y Grecia y Serbia pierden casi la mitad de seguimiento. La NPO, la ERT y la RTS, sin embargo, pueden presumir de un share envidiable del 48,8%, 33,3% y 29,5%, respectivamente. No pueden decir lo mismo en Albania ni en Chequia donde el festival se quedó por debajo de la barrera del 10%, concretamente, un 9,6% y un 9,0%. Y Rumanía vuelve a ser el punto negro con tan solo 117.118 sufridores y un 2,7% de cuota, el sexto récord negativo y consecutivo de audiencia y el peor de todos ellos.