Sin nervios infantiles (07-11-05)

Siento faltar a mi promesa. En la pasada columna me comprometí a escribir sobre las webs de los participantes españoles en Eurovisión, pero me he dado cuenta de que no me apetece. Porque a tiempo de afrontar la presente, quedan sólo 19 días, 4 horas y 34 minutos para el EuroGuajes, es decir, la versión […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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Sin nervios infantiles (07-11-05)

Siento faltar a mi promesa. En la pasada columna me comprometí a escribir sobre las webs de los participantes españoles en Eurovisión, pero me he dado cuenta de que no me apetece. Porque a tiempo de afrontar la presente, quedan sólo 19 días, 4 horas y 34 minutos para el EuroGuajes, es decir, la versión “júnior” del amado festival señor. Sí, sí, no es la primera vez que me refiero a este ansia infantil de salir en tv (compruébalo aquí) y tampoco será la última.

En alguno de los foros ya he visto expresado mi mismo sentimiento hacia el llamado JESC. A los A los Eurociegos les suele gustar por muchas razones: los niños tienen su gracia, se disfruta dos veces al año de Eurovisión, se permiten grupos de hasta 8 personas y, uno de los más importantes: se oyen muchos más idiomas que en el festival adulto, actualmente imbuido en una inexplicable anglofilia a la que apenas resisten franceses, españoles, monegascos, belgas (cuando depende de la televisión francófona), andorranos y para de cortar.

Pero el joven festival también tiene sus contras: que si la explotación infantil, que si su horario no es para niños, que si las canciones son una patata… Pero curiosamente nadie se queja de los buenos resultados de TVE, y esperan que se traspasen al festival de mayores.

Personalmente, le encuentro su gracia, pero aún no soy tan fan de este evento como del tradicional, que es parte de toda una vida. Estoy a su favor, ya que crea artistas para los niños. Siempre me pareció ridículo unos niños de 11 años cantando frases de ídolos como te voy a hacer el amor toda la noche. Mientras que y si algún novio se me pone por delante le bailo un rato no deja de ser una broma infantil apta para todos los públicos.

No sigo las preselecciones con las ansias que sigo las del señor, cuyas canciones ya conozco antes de la fecha festivalera. Vivo el júnior como aquellos festivales de la infancia en las que no tenía acceso a las canciones. Es la emoción del último momento, es la sorpresa, es dejarse llevar por la primera impresión, es no conocer a los cantantes… es, en suma vivir el festival como lo vive un no eurofan. Es una experiencia interesante, no desdeñable. Como volver a la prehistoria eurovisiva (en mi caso, son los años 80, que soy jovencito).

De esta manera, puedo entender mejor las críticas que los no seguidores hacen de Eurovisión, pero tampoco vivo el festival júnior con la misma emoción y los mismos nervios. Es una experiencia más tranquila. ¿Cómo vives tú este festival? ¿Te sabes ya las canciones o puedes esperar? El día 27 del presente mes, comentaremos la tercera edición desde el punto de vista de los eurociegos.

Roberto Oviedo.

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