Queridos Eurociegos,

Reconozco que os he dejado abandonados en esta época de incertidumbre respecto a la futura participación de TVE en el Festival, pero estaba realizando serios trabajos de investigación, que me han llevado nada más y nada menos que al Elíseo, residencia de Carla Bruni y del Presidente de Francia, Nicolás Sarkozy.

Antes de nada y como comentarios (no quiero hacer una columna sobre ello) mostrar mi disgusto, común a casi todos vosotros, con la actual preselección española, poco seria y excesivamente amateur, que responde sólo a los deseos de publicidad de un portal web privado. Tampoco quiero centrarme en los que con propuestas poco serias quieren desprestigiar al festival paneuropeo. Es una pena, y ojalá para el año que viene se pongan más filtros y se hagan las cosas con más tiempo. Espero que el jurado salve canciones dignas, que las hay. Y que el público de la gala televisiva vote con criterio, aunque eso es otra historia.

Volviendo al tema central, y siendo un poco demagógico, Sarkozy pretende acabar con el Big4. Con asombro ví publicadas

varias informaciones en las que el súperpresidente hacía propuestas sobre la financiación de las televisiones públicas europeas. La Unión Europea ha abierto un plazo hasta el 10 de marzo para remitir ideas y documentos que serán admitidos a trámite y puestos en vigor antes de final de 2009. La propuesta de Sarkozy pasa porque "las grandes cadenas públicas francesas –France 2, France 3, France 4 y France 5– emitan sin anuncios ni otras adulteraciones comerciales y tendrían que financiarse mediante un aumento presupuestario del erario público y una compensación de los beneficios publicitarios que obtengan las cadenas privadas", según Elmundo.es. Esa eliminación de publicidad sería paulatina, y a partir de las 8 de la tarde.

Para los fans del Festival de Eurovisión tiene varias consecuencias claras. En primer lugar, en España podríamos ver el Interval Act, cosa que se agradece, sin esperar a comprar el deuvedé o de buscar la señal en algún canal del Este vía satélite. Y los países que actualmente dicen recibir menos votos por actuar después de las minipausas publicitarias dejarían de tener esa excusa. Hasta ahí, parece que bien.

Pero, ¡ay, amigos! esto implica una mayor consecuencia: la desaparición del Big4, que muchos critican pero al que yo deseo larga vida. Este sistema de élite dentro del Festival tiene dos razones: la primera, ampliamente conocida por todos, es la mayor cuota de participación que entregan estas cuatro televisiones; la segunda es más oculta y sibilina, me refiero a la publicidad.

Los anunciantes internacionales patrocinan el Festival por la garantía que les ofrece la UER de audiencia potencial, y para eso se apoya en la mayor población-audiencia de Alemania, Francia, Inglaterra y España. Esta colaboración de los patrocinadores es incluso mayor que muchas cuotas de televisiones participantes. Así que la desaparición de la publicidad en estas televisiones, entre las que se cuentan las del presidente galo, traería, a corto o medio plazo, la desaparición del Big4, y puede que quizá también de los ingresos publicitarios del Eurofestival.

Si llevamos esto al extremismo, el siguiente paso sería subir las cuotas de las televisiones participantes para suplir la falta de patrocinadores, por lo que muchas dejarían de tomar parte por motivos económicos, y eso sería la pescadilla que se muerde la cola. Para evitarlo, es el momento de salir a las calles enarbolando las ventajas del Big4 (la principal es tener siempre a España en la final) y de decirle al presidente Sarkozy que nos gusta su propuesta para ver el intermedio, pero que no se cargue el Big4, que es lo único que nos queda a los españoles desde Cuba… que de momento no participa.