¡Hola a todos desde el Press Centre ubicado en el Sava Centar de Belgrado! Con pocas horas de sueño en el cuerpo tras disfrutar anoche de una gran fiesta en el Euroclub tras la segunda semifinal, con la actuación como estrella invitada de Marija Serifovic, dedicaré esta crónica a todo lo vivido anoche en la segunda semifinal con una protagonista indiscutible para los españoles: Vânia Fernandes.

“Necesitamos un buen cardiólogo”, decía anoche un miembro de la delegación portuguesa en la rueda de prensa posterior a la segunda semifinal tras saberse finalistas por primera vez desde que se implantaron las semifinales en Eurovisión. Pero el cardiólogo no sólo lo necesitaron los portugueses, sino todos los fans españoles que apoyamos en el Belgrado Arena a Vânia Fernandes, ya que a más de uno estoy convencido que a poco se le para el corazón cuando Jelko y Jelena abrían el último sobre para gritar: ¡Pooooorrrrtuuuugaallll! y no la típica y previsible FYR Macedonia.

Este año, y ante el descalabro que supone para un Festival de CANCIONES la representación del cómico Rodolfo Chikilicuatre, el corazón y las energías de los eurofans españoles que han viajado a la capital serbia estarán en la final con Portugal, una delegación modesta pero que ha trabajado como nunca para traer a Belgrado una voz portentosa con una canción más portentosa si cabe y muy mágica.

“Senhora do mar transmite emoción. No hago nada especial, lo único sentir la música, escuchar mi corazón y sacar las emociones de forma natural”, decía Vânia en la rueda de prensa de anoche. Y efectivamente, la naturalidad de Vânia, su profesionalidad y su talento vocal y musical, así como el de sus coristas, han conquistado Belgrado, y ya se habla de ella como una de las favoritas para alzarse con el triunfo, si Ani Lorak o Dima Bilan lo permiten. ¿Tendremos un Lisboa 2009? No sería nada descabellado. El único handicap con el que cuenta la portuguesa, quizá, es que su canción es muy del corte del Molitva de Marija Serifovic, ganadora del año pasado.

Hacía mucho tiempo que los españoles no sentían tanto en un festival de Eurovisión como lo que anoche se vivió con Vânia en un Belgrado Arena mucho más lleno que en la primera semifinal. Tras acabar la actuación de la portuguesa, muchos se preguntaban -y razón no les falta- que sintiendo esto por Portugal, qué se debe sentir si la representación de calidad fuera española. ¿Os imagináis una voz como la de Rosa cantando un tema como Senhora do Mar con unos coros hechos por Chenoa, Bustamante, Gisela, Bisbal y Geno? Eso es apostar a caballo ganador, y parece que TVE no está por la labor desde hace ya muchos años.

Si algo bueno tienen los eurofans españoles es que hacen piña, se hacen notar allá donde van, y apoyan una representación digna en la que verdaderamente creen, y no el engaño de Chikilicuatre, un Rodolfo que medirá el sábado sus cualidades vocales ante una Lorak, un Bilan, una Perrelli, unos Mor ve Ötesi, una Fernandes, una Kalomira, unos Euroband, un Mathew, unos Nico y Vlad Mirita, y así hasta llegar a 24 países.

¿De verdad creéis que los europeos que se gastarán el dinero votando elegirán entre este abanico de posibilidades a Chikilicuatre y su mulata con las bragas en la mano? Si votan con cabeza, lógica y sin olvidar que esto es un festival de CANCIONES y no el circo de Ángel Cristo, como lo han hecho ya en las dos semifinales, Rodolfo lo tendrá bastante complicado. Ya decía Marija Serifovic cuando presentó el trofeo para el ganador de este año que sólo pedía una cosa, que el ganador fuera un CANTANTE.

Difícil papeleta para una delegación española a la que apenas durante toda la semana se ha visto por el Press Centre, el Belgrado Arena, el Euroclub o el Eurocafé, centros neurálgicos de la vida eurovisiva en la capital serbia… Eso sí, parece que han visitado al embajador español, pero uno se entera por lo que lee o por lo que le cuentan, no por que la propia delegación española se preocupe en informar a los medios acreditados de la agenda de actos de Rodolfo Chikilicuatre.