LA OTAN, JAMALA Y FEDERICO.

Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver, ni más sordo que el que no quiere escuchar. Desde el punto de vista y del oido y desde el 1 de febrero la candidatura de Barei fue si no la mejor, al menos de las mejores opciones que se nos presentaron públicamente. […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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LA OTAN, JAMALA Y FEDERICO.

Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver, ni más sordo que el que no quiere escuchar. Desde el punto de vista y del oido y desde el 1 de febrero la candidatura de Barei fue si no la mejor, al menos de las mejores opciones que se nos presentaron públicamente. Una vez más el secretismo y la falta de trasparencia a la hora de seleccionar la candidatura española volvieron a brillar por su ausencia. No conocía a Barei y descubrí una estupenda artista y una persona encantadora, trabajadora, entregada y con talento. Que guste a todo el mundo es imposible. Creo que su papel de candidata en Eurovisión no se puede superar; mejor imposible, chapeau. A veces, es cierto que aún haciendo todo bien, no se obtienen los resultados esperados; pero hiciste tu trabajo y te implicaste con creces. Y al final, el pasado sábado no pudo ser. Eso sí, si tú o alguien de tu equipo o de televisión sueca o la UER nos explicara la ya famosa llamada teléfonica de un Federico al borde de un ataque de nervios después de tu gran actuación y la reación del público del Globen, me encantaría saber a quien llamó. Y para qué. Dicen que discutía. En inglés. Con su inglés. Y dicen que gracias a esa llamada tus votos del público, Barei,  fueron a parar a Polonia y los de Polonia fueron para tí. Pero, claro, éso en el caso de que fuera verdad, no se podría demostrar…
Quizás tengamos que esperar un tiempo para conocer toda la verdad. Si simplemente en Eurovisión no gustan ni Soraya, ni Pastora Soler, ni Ruth Lorenzo, ni Barei, pero después del festival las llamen de toda Europa para hacer bolos, entrevistas, presentaciones e incluso giras como la que hizo en su año Pastora Soler. Quizás todo forme parte de una corriente conspiranoica. Quizás pasen unos años y ocurra como en enero del 2015, cuando la OTAN desclasificó unos documentos secretos y pudimos saber que fue esta organización la que ideó el festival de Eurovisión (inicialmente se iba a llamar Festival Musical de la Alianza Atlántica) junto a la ayuda técnica de la BBC que por entonce buscaba «algo» para lanzar su red de transmisión de señal de televisión Eurovisión.
Mapa presentado por la  OTAN en 1955 de como debería ser la red de Eurovisión

Tal y como figura en el documento original, el festival sería un gran vehículo para unir, aunque fuera sólo por una noche, a una Europa todavía convaleciente y resentida por la II Guerra Mundial. Y de paso, la OTAN tendría algo que estaba buscando hacía ya algún tiempo: una herramienta de comunicación a gran escala. Millones de europeos viendo a la vez las mismas imágenes, escuchando las mismas notas y sintiendo las mismas emociones. El primer festival lo ganó el único país que podía ganar sin que nadie pensara que había ganado «el otro bando»: Suiza. Qué casualidad… Otra más. Luego el festival con el devenir de los años mutaría hacia otros objetivos. Sobre todo cuando a partir del triunfo de Israel en 1998 con Dana International se vivió la explosión de «lo gay» en este festival. Otra historia a estudiar sería la participación de Israel en Eurovisión. Pero ésa y la del todo poderoso George Soros son otra historia para otro momento, historia cuanto menos tan interesante como la que trato en esta columna.

Acta de la última reunión de la OTAN para la creación de un Festival de música de la Alianza Atlántica

Por tanto, mis queridos eurofans, Eurovisión siempre ha estado politizado. Todo, nos guste o no, está politizado: los informativos, las cadenas de televisión, los periódicos, el fútbol… Esto no exhime de que en ocasiones hayan obtenido la victoria en Eurovisión grandes canciones, grandes intérpretes e incluso ambas cosas a la vez. Abrid los ojos. Y sobre todo, haceros preguntas e informaros todo lo que podáis antes de escribir o de darle a los dislakes. Seamos críticos, constructivos y coherentes volviendo al festival de este 2016. Desde el mismo momento en que se permitió la candidatura de Jamala, se permitió una letra con contenidos políticos, en contra o por lo menos cuestionando a otro país participante que era Rusia. Ni Ucrania ni Rusia mi inspiran simpatía. Más bien lo contrario. Ucrania fue la Belén Esteban de este año en Eurovisión: jugó el papel de «dar lástima». Tan evidente como que la propia OTAN (otra vez) apoyó públicamente a través, entre otros, de su cuenta de twitter a Jamala, alabando las excelencias de la cantante y haciendo hincapié en el papel del malo de esta película: Rusia. Y aún hay más; cuatro días después de proclamarse Jamala vencedora, el twitter de la OTAN vuelve a publicar otro vídeo de la cantante hablando de sus ideas políticas y de la historia de su familia, los tártaros. De no haber los intereses energéticos, económicos y armamentísiticos de la propia OTAN (o lo que es lo mismo USA + su gran aliado Israel + su gran «benefactor» George Soros) en contra de Rusia, dudo mucho que a la OTAN le importara mucho si Ucrania participaba en Eurovisión con la canción «1944» o con la canción «Mueve tu cu-cu». Os han utilizado un poquito a todos los que decís que la canción de Jamala debía ganar desde el momento en que la escuchásteis porque su letra era muy profunda, su voz desgarradora y suponía una bofetada en toda regla a la homófoba Rusia; el enfrentamiento entre estos dos países y la OTAN ha servido para utilizar al colectivo LGTB y que se posicionara en contra de Rusia y a favor de Ucrania. Mezclamos churras con merinas. Y alguno no se dió cuenta… ni se dará.

Churras y merinas (y algún eurofan que se comporta con tal)

Por último: Federico, ese hombre. Y Toñi Prieto, directora de programas de RTVE. La mujer ayudante de producción que un día llegó a directora de programas del ente público español. Vamos, lo habitual España: la utilización de empresas y entes públicos al servicio personal (cuanto más incompetente, más prosperas). La dinámica de selección de RTVE es muy sencilla: cada año tienta a algún artista famoso; el último que conozco, el año pasado, Marta Sánchez que declinó, acudiendo finalmente Edurne. Si éso no sále, entonces montamos una selección rápida y apresurada como ya conocemos tod@s. Nada que ver con otros países como Francia, este año, o Suecia que lleva desde los 70 organizando el Melodiefestivalen, un impresionante show musical televisivo en el que se pelean por estar las casas de discos y artistas de primer nivel. Todas la canciones que allí acuden acaban sonando en las listas de éxitos (lo que se traduce en ventas). Sr Llano y Sra Prieto. Váyanse. Váyanse ustedes porque nadie les va a echar. Por encima del Sr. Llano está el director de festivales, que ni está, ni se le espera. Váyanse. Váyanse todos. Dejen que alguien se tome esto en serio, con ilusión, con profesionalidad. Dejen que nuevas caras (y mejores aptitudes) nos vuelvan a ilusionar. Váyanse y dejen de tratar el mundo de la música y el espectáculo televisivo como algo tan rancio, mediocre y decadente como son ustedes.

Toñi Prieto y Federico Llano

Y si al final ni os váis ni os echan, les diré algo a los eurofans: el año que viene, cuando a finales de enero o principios de febrero del 2017 TVE vuelva a organizar su «Objetivo Eurovisión» (curioso nombre, no sé por qué no se llama «Objetivo ganar Eurovisión»; parece que sólo nos conformamos con ir…), les decía a los Eurofans, que cuando ustedes vuelvan a organizar esas galas con el gusto que les caracteriza, eurofans, no cojáis los globos de Federico y Toñi, que parecéis niños en un chikipark. No contribuyáis más a este despropósito. No os dejéis manipular una vez más. A Federico y a Toñi les importáis una mierda. Si no en vez de globos os darían unos cuestionarios para que le asesoraséis sobre Eurovisión. Ya, ya sé que a ellos en el fondo lo que les importa es la audiencia del día del festival, ir todos los años al Melodiefestivalen (¿con cargo a los presupuestos de RTVE?), colgar las fotos en twitter de su paso por el programa sueco (que a qué irá, porque no han puesto en práctica nada de lo que allí han ¿aprendido?). Y poco más, salvo que haga el favor de guardarse para usted los mails y teléfonos de los realizadores y equipo técnio de la televisión que organize el festival y permita al artista y equipo que se seleccione tratar directamente con ellos. No hace falta que se moleste en hacer de «intermediario». Seguro que se entienden mejor. Y si le dan instrucciones para que las envíe, mándelas. Y enfádese, cabréese cada vez que no se hagan las cosas como el artista que nos representa quiere que se hagan. Very güel? Zen-Kiú, Mr. Llano.

Acabo ya con esta canción, no por nada, sólo porque me apetece y porque Paquita la del Barrio fue y seguirá un ejemplo de talento innato.

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