LA DULCE VICTORIA DE LORDI

Hola de nuevo. Perdón por este pequeño lapsus post-festival, pero uno necesita recuperarse y desconectar un poco para no morir de sobredosis. Porque la sobredosis eurovisiva también existe. Una vez más, al celebrarse la edición anual de Eurovisión, el mundo eurofán entra en la época de relax que precede al verano. Y todos los ánimos […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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LA DULCE VICTORIA DE LORDI

Hola de nuevo. Perdón por este pequeño lapsus post-festival, pero uno necesita recuperarse y desconectar un poco para no morir de sobredosis. Porque la sobredosis eurovisiva también existe.

Una vez más, al celebrarse la edición anual de Eurovisión, el mundo eurofán entra en la época de relax que precede al verano. Y todos los ánimos se calman. Eso si, no sin antes pasar por los correspondientes foros, chats, etc. para dejar constancia de la opinión que nos merece la clasificación de este año.

Esta claro que después de meses de pronósticos, datos sobre apuestas, y cábalas varias por saber no sólo quién puede ganar sino cómo se van a clasificar las canciones que nos gustan, al ver el resultado final siempre hay sorpresas para alguien.

Hace años que no hago pronósticos sobre el resultado. Y este año especialmente me he cuidado bastante de no mojarme.

Por experiencia, nadie puede saber hoy en día qué va a acabar gustando mayoritariamente en casi 40 países, y simplemente intentarlo me parece una soberana osadía, a no ser que hagamos previamente una macroencuesta por toda Europa. Y como eurofan, estoy muy condicionado por la historia del festival ya vivida como para ser mínimamente objetivo.

Evidentemente había tantas predicciones como eurofans, pero sobre todas ellas había algunas que destacaban sobre el resto:

Por un lado, teníamos a los Carolófilos, en constante bronca con los Carolófobos. Para los primeros, no había duda de que la sueca se llevaría el gato al agua. Además, todos sabíamos que Carola en Eurovisión nunca había bajado de un 3º puesto, y como no hay 2 sin 3, volvería para ganar de nuevo.

De otra parte, estaban los seguidores de Kate Ryan. Esta mujer había tenido un sonado éxito en nuestro país recientemente, y muchos de sus incondicionales la adoraban antes de presentarse a la preselección belga.


Por otra parte, Anna Vissi, otra histórica eurovisiva, que retornaba al concurso ya después de convertirse en la diva oficial de Grecia más de 20 años después de su última aparición, allá por Harrogate. Anna Vissi tenía también seguidores que la conocían antes de este año, aunque menos que la Ryan porque aquí en España nunca tuvo ningún éxito.

Sería interesante de analizar esta tendencia innata de muchos eurofans, sobretodo de los más jovencitos, de divinizar o idolatrar a algunas artistas, siempre del género femenino, pero eso sería otro tema.



El caso es que la adoración incondicional pasa factura, porque es una forma más de ceguera. Ni Carola, Ni Kate Ryan, ni Anna Vissi. Pero es que ni tan siquiera se quedaron a las puertas de la victoria dentro de un Top 5, salvo Carola, para quien creo que un 5º puesto cuando vienes a ganar con semejante despliegue y ademanes de diva es un fracaso estrepitoso. Anna Vissi, 9º, y Kate Ryan ni siquiera pasó a la Final.

Siempre sostuve que de estas tres, la única que podría dar guerra era Carola. Y no porque a mi me gustase ni lo más mínimo. A las otras dos, francamente ni siquiera las veía en un Top 5 (y los que me conocen saben que es cierto).

El “Everything” de Anna Vissi siempre me pareció una canción antigua a no poder más interpretada a base de ataques epilépticos, y “Je t’adore” aunque comercial, carecía ya de entrada del puntillo festivalero que es imprescindible para esto. Si a eso sumamos la desastrosa interpretación de Kate Ryan, y la estresante coreografía con aquellos pies de micro luminosos, en donde estabas más pendiente de seguir la trayectoria de los micrófonos que de escuchar la canción, pues era previsible, se pongan los belgas como se pongan.

Los finlandeses arrasaron como pocas veces se ha visto en la historia del Festival.

Votados por prácticamente todos los países, con un considerable número de dieces y doces (España le dio un 10), consiguieron su primera victoria, una victoria que a mi personalmente me supo a gloria porque no sólo acababa con la maldición que sufrían los finlandeses en el Festival sino porque la canción me gustaba mucho.

Realmente nunca pensé que fuesen a ganar, pero sí era evidente que quedaría muy bien al ser una canción del agrado de mucha gente, fan y no eurofan. La noche del Festival le dije a alguien, “si no ganan este año, no ganan nunca”.

Máscaras o no máscaras, la canción dentro de su estilo es una canción muy efectiva y magníficamente interpretada. Lordi no desafinó. Simplemente sonó como tenía que sonar porque los finlandeses no sólo se trabajaron el maquillaje y los fuegos artificiales sino que se molestaron en adaptar la canción y las voces de fondo al sonido del directo.

En definitiva, más allá del rollo de las máscaras, Lordi se curró su interpretación en todos los demás aspectos.

Además, el triunfo de “Hard Rock Hallelujah” es un magnífico revulsivo para la historia y la imagen de Eurovisión. ¿Quién no sabe a estas alturas en cualquier punto del continente sobre esta victoria, sea fan o no?

Es algo similar a lo que ocurrió con Dana International, incluso mejor, porque si bien la victoria de Dana tuvo la repercusión que tuvo por la polémica con cuestiones ajenas a la canción en sí o ajenas a la música, la polémica de la victoria Lordi tiene que ver simplemente con lo llamativo de su interpretación en la Final, no antes.

Muchos de los que tradicionalmente se las dan de progres y reniegan de Eurovisión catalogándolo de concurso ñoño y anticuado, no saben cómo encajar esta victoria con la imagen que ellos tenían de lo que se suponía que era el Festival. Y por si fuera poco, el disco se ve en las tiendas de España (alabado sea Dios) y suena en las cadenas musicales.

Y qué decir de los agoreros que tratan de explicar todo el tema de los votos, en base a “favoritismos”, “vecinismos”, “amiguismos”, etc. Hasta un físico molecular se las ha querido dar de listo.

Pues bien, nada de esto. Los países son casi siempre los mismos, Y Finlandia ha ganado estrepitosamente este año, cuando otros ni siquiera pasaba de la Semifinal. Los resultados son completamente opuestos año a año, y hasta Turquía le da los 10 puntos a Armenia (cuando se supone que se llevan a matar).

Así es Eurovisión, afortunadamente. Un concurso a prueba de videntes, listillos, matemáticos fuera de lugar, y fauna de toda índole empeñados en convencernos de que todo está decidido de antemano. Que no, coño, que no.

Así que yo estoy encantado lo mire por donde lo mire. Y además de cara a la organización de la edición del 2007, la seriedad y las ganas de hacer las cosas bien están en las mejores manos.

En contra de lo que muchos piensan, el tema de los disfraces no creo que lo volvamos a ver el año que viene. Sería sumamente descarado. Sí es probable sin embargo, que el rock más o menos duro vaya haciéndose un hueco en el Festival, ahora que muchas discográficas han constatado que el público que vota en Eurovisión no es cómo ellos pensaban. 

Bueno, y de lo de España, no he dicho nada. Total, para qué…

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