EL CAMINO QUE LLEVA A LISBOA (SEGUNDA ETAPA)

Ecuador del camino que lleva a Lisboa, analizando las candidaturas presentadas del 15 al 28, esa segunda etapa en la que año tras año se repite el mismo deja vu, a saber, “este es la peor edición de la historia”, “todo son baladas y/o copias del ganador anterior”, “Eurovisión se rompe” y todo ese carrusel de […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EL CAMINO QUE LLEVA A LISBOA (SEGUNDA ETAPA)

Ecuador del camino que lleva a Lisboa, analizando las candidaturas presentadas del 15 al 28, esa segunda etapa en la que año tras año se repite el mismo deja vu, a saber, “este es la peor edición de la historia”, “todo son baladas y/o copias del ganador anterior”, “Eurovisión se rompe” y todo ese carrusel de medias verdades y medias mentiras cual Sálvame o Punto y Pelota eurovisivo. Por cierto, esto acaba de darme una idea. Lo cierto es que entre la expectación de la salida y la emoción de la recta final, la larga travesía por el desierto suele hacerse más densa, con las finales nacionales en todo su esplendor, sus alegrías y sus decepciones, especialmente en un año tan tardío como ha sido este 2018. Aquí os dejo como cada temporada mis valoraciones país a país, canción a canción, y su correspondiente nota, con hasta cinco alumnos aventajados de notable o sobresaliente. 

Ucrania: Melovin – Under the ladder

Ucrania llega a Lisboa con sed de venganza después su peor resultado histórico en Kiev. Melovin es un artista espectacular, rebosante de talento y carisma, gancho con la cámara y una actitud sobresaliente. Under the ladder bebe del pop rock clásico, pero disfrazado de los suficientes elementos que la convierten en una canción totalmente contemporánea, también en el terreno puramente visual, con una escenografía impactante, llena de sorpresas y golpes de efecto, que lejos de convertir la actuación en un circo, la hace mucho más redonda. Ucrania volverá al top eurovisivo con una candidatura de calidad y muy competitiva. Nota: 5/5

Moldavia: DoReDos – My lucky day

DoReDos es uno de mis artistas más esperados en Eurovisión, de hecho ya apunté a su elección el pasado verano tras ganar el festival ruso New Wave, y es que tienen algo que me vuelve loco. Me encanta su mezcla de sonidos electrónicos y balcánicos, me hipnotizan en cada una de sus actuaciones, y ellos me chiflan con su buen rollo, carisma e imagen perdida en el tiempo. La canción My lucky day, considerándola muy divertida y pegadiza, me parece muy inferior a ellos, aún defendiéndola con gracia y desparpajo. Me resulta un intento fallido de unificar, como han hecho magistralmente en otras ocasiones, el dance con el turbo folk, como si insistieran en unir dos temas distintos, o meter con calzador un determinado sonido para aderezar otro. También adolece de un estribillo extremadamente largo, y un puente instrumental y armonías vocales presente en todos sus grandes éxitos que aquí se ve reducido a apenas unos segundos en el final. Después de tres versiones de la candidatura, me atrevo a aventurar que todavía habrá alguna que otra más para intentar que cada ingrediente tenga su justa medida, también los de una puesta en escena demasiado encorsetada que les resta gran parte de su esencia. En esta candidatura veo mucho, muchísimo, potencial, tanto como para superar de largo y sin despeinarse un top 10, como también siento que hace falta mucho trabajo y billetes por parte de Kirkorov & Co para conseguir no sólo una actuación hecha a medida, sino con personalidad, auténtica y competitiva. Nota: 4/5

Eslovenia: Lea Sirk – Hvala, ne!

Me resulta muy, pero que muy, difícil valorar la candidatura de Eslovenia, a sabiendas, o con la esperanza, de una nueva versión. La primera me parece insufrible. Una canción que va de moderna pero que suena totalmente pasada de moda, por no hablar de la puesta en escena, cutre a más no poder. La cantante, Lea Sirk, me cae en gracia, pero tiene un producto totalmente indefendible que necesita no solo de una nueva y mejor producción, sino también otro concepto para aspirar a salir del fondo de la tabla. Nota: 1/5

Letonia: Laura Rizzotto – Funny girl

Después de Aminata, Justs y Triana Park, y ahora con Laura Rizzotto, Letonia ha encontrado su personalidad en Eurovisión, con candidaturas de corte o influencia electrónica, y un gran componente visual. Estos dos puntos son mis favoritos de la propuesta de esta edición, una instrumentación fantástica que recuerda a las bandas sonoras de James Bond traídas a hoy en día, y una escenografía acorde, con una realización medida plano a plano, espectacular e hipnotizante. La cantante también me gusta mucho, con un directo perfecto, una interpretación muy apropiada y su sugerente actitud. El único “pero” es una canción que agrada pero no conquista, poco pegadiza y bastante olvidable, y por momentos excesivamente densa e inacabable. Un menú en el que todos los platos e ingredientes están muy bien, pero el principal, se queda a medio gas. Nota: 3/5

Hungría: AWS – Viszlát nyár

A veces tenemos que justificar nuestra opinión para que no parezca que decimos lo que no queremos decir, entonces empiezo diciendo que una de las cosas que más me gusta de Eurovisión es la variedad, a todos los niveles. Me encanta que el rock y, en este caso, el metal tenga cabida en un festival que muchas veces se encasilla en lo supuestamente eurovisivo. El problema que tengo con esta candidatura, entonces, no es por su género, sino simplemente por una canción que no me gusta lo más mínimo. Sí valoro y muchísimo al cantante y líder de la banda que me parece que tiene una voz sobrenatural, una actitud inmejorable y es una máquina en el escenario. No obstante, bienvenidas sean actuaciones como esta que acercan el concurso a más estilos y a nuevas personas. Nota: 2/5

Armenia: Sevak Khanagyan – Qami

No es fácil dejarme sin palabras, pero Armenia lo ha conseguido este 2018, y no precisamente en el buen sentido. Me parece una candidatura intrascendente a todos los niveles, de la que no puedo decir nada malo, pero tampoco bueno. Sevak Khanagyan tiene tan buena voz como nulo gancho, Qami es una balada con una pizca electrónica y otro puntito étnico pero sin ningún atractivo ni personalidad, y la actuación es tan sosa que cuando llega a su mal ejecutado golpe de efecto ya me he muerto del aburrimiento. Armenia es toda una superpotencia eurovisiva, por lo que tengo muy claro que se avecina algún bombazo escénico, pero a priori me parece una de sus candidaturas más débiles y mediocres. Nota: 1/5

Rumanía: The Humans – Goodbye

Rumanía trae otra de las candidaturas anodinas de esta edición, con mucho potencial, pero mal ejecutada. Cuando escucho la canción la disfruto mucho, especialmente por la estupenda voz y el fantástico directo de la solista, pero llega la siguiente y ya me he olvidado de ella. Cuando veo la actuación, precisamente lo que quiero es lo contrario, olvidarme de esas máscaras de mercadillo, ese cambio de vestuario, y ese ídem de cabaretera en vez una auténtica rockera. Potencial, sí, pero mucho trabajo por delante, también. Nota: 2/5

Países Bajos: Waylon – Outlaw in 'em

The Common Linnets es uno de los mejores grupos que ha pasado en los últimos tiempos por Eurovisión y, ahora, la parte masculina vuelve para dejar su propia huella, y está a la altura. Waylon apuesta por un temazo rockero, clásico y atemporal, con aroma country, apto para todos los públicos, y único en su estilo en esta edición, y no va de farol. Su interpretación combina a la perfección la elegancia con la chulería propia del género, y todo ello con una voz bestial y un directo brutal. El rock a priori no es mi estilo favorito, pero esta actuación saca a relucir mi vena rockera y hasta mi espíritu groupie. Mucho cuidado con los Países Bajos que tienen ganas de ganar, y aquí hay una candidatura que puede aspirar a seguir rompiendo los clichés de Eurovisión. Nota: 5/5

Chipre: Eleni Foureira – Fuego

Chipre presenta lo que se esperaba de Chipre. La guapísima Eleni Foureira no es la mejor cantante, ni Fuego la mejor canción, pero ambas cumplen a la perfección con su cometido. Una candidatura fresquita, divertida y bailable con la que lo daremos todo y más en el Euroclub, se convertirá en un must en todas las fiestas eurovisivas y, quizá, sea una de las canciones del verano. El deja vu con La la love de Ivi Adamou es inevitable, empezando porque su autor es el mismo, y los ingredientes también, a saber, un tema a medio camino entre el pop y el dance que, en esta ocasión, cambia los sonidos orientales por los latinos, y una intérprete sin grandes dotes vocales pero que va a protagonizar uno de los grandes espectáculos de la edición. Y bienvenida sea. Nota: 5/5

Finlandia: Saara Aalto – Monsters

Monsters es uno de los temazos de Eurovisión 2018, una canción que perfectamente podría ser top 10, top 5 o, incluso, ganar el festival, pero Saara Aalto parece empeñada en tirarlo todo por la borda. Ella a priori tiene todos los requisitos para ser un proyecto de diva, pero no puedo con su actitud de nueva rica ni su pose impostada, y es que me encantan las mamarrachas, pero las que lo son de verdad, no por exigencias del guión. Por si fuera poco, su actuación en directo en su preselección hecha a medida fue un auténtico circo, antigua, barroca y hortera, donde ni siquiera estuvo a la altura de una de sus mayores virtudes que es la voz. Finlandia va rumbo al premio, pero no al micrófono de cristal, sino a la fanwank 2018, y la culpa solo la tendrán ella y su equipo. Nota: 4/5

Estonia: Elina Nechayeva – La forza

La voz de Eurovisión 2018. Elina, bellísima, es todo un portento vocal que es un placer ver y escuchar. La forza, sin embargo, me resulta una de las canciones más anodinas del año, infinitamente inferior a la cantante y sin ningún potencial comercial. La escenografía, para colmo, le resta toda la elegancia y personalidad con una actuación ya vista dentro y fuera del festival. La lírica no es una novedad en el certamen, Il Volo, Amaury Vassili, Malena Ernman o Alenka Gotar son solo algunos antecedentes recientes que, por cierto, también iban de favoritos en sus ediciones. Las comparaciones son odiosas, pero si una obra maestra como Grande amore no consiguió ganar, tampoco lo va a hacer una medianía como La Forza. Las casas de apuestas la sitúan en el podium de la gran final en Lisboa, pero yo no la veo más que intentando arañar el top 10 de su reñidísima semifinal. Estonia no gana para disgustos. Nota: 3/5

Islandia: Ari Olafsson – Our choice

Islandia, glaciar abajo y sin trineo. Después de tres ediciones sin pisar la gran final, este tampoco será su año. Our choice es una balada clásica, tanto, que resulta casposa, sin ningún gancho ni emoción. Ari Olafsson tiene una bonita voz, una carita a juego y me resulta muy dulce, pero debido a su inexperiencia le falta muchísima técnica vocal y seguridad escénica. A pesar de todo, Islandia es uno de los países que mejor maquillan sus candidaturas, así que habrá que esperar a la versión final a ver si se obra el milagro en la imposible primera semifinal. Nota: 1/5

San Marino: Jessika & Jenifer Brening – Who we are

Una de las candidaturas más odiadas de Eurovisión 2018, y no es para menos. La primera final nacional de San Marino ha sido un auténtico despropósito, improvisada y turbia, donde los intereses económicos se cargaron una de las mejores preselecciones a nivel musical de la edición. Más allá de los chanchullos sanmarinenses, que haberlos haylos año tras año, me alegro muchísimo por Jessika, una cantante a la que he seguido en sus infinitas intentonas maltesas, y por fin ha conseguido su gran sueño. Who we are no aporta nada, ni tampoco pasará a la historia, pero sí me parece muy disfrutona, alegre y pegadiza. Ya es más que otras. PD: La segunda clasificada y la gran favorita, Sara de Blue con Out of the twilight, podría haber hecho un gran papel en Lisboa, pero me sorprende que ni el jurado ni los fans supieran valorar una joya del calibre de Stay de Sebastian Schmidt que, como mínimo, habría tenido un merecidísimo hueco en el top 10. Nota: 3/5

Polonia: Gromee & Lukas Meijer – Light me up

Me encanta que Eurovisión supere sus propias barreras, cree tendencia y llegue, por ejemplo, a la radiofórmula. La trayectoria a la inversa no me gusta tanto. Gromee & Lukas Meijer nos traen un pastiche dance en la línea de DJ's como Avicii, Calvin Harris o David Guetta, lo cual sería fantástico si sonara a su música actual, en vez de a la de sus inicios hace 10 años. La pose del intérprete y la sobreactuación del músico, cual presentador retromolón de Los 40 Principales, terminan de rematar el cuadro polaco/sueco/ibicenco. Muy consciente de ir a contracorriente, mientras todo el ex MEO Arena baila y salta al ritmo de Light me up, yo me iré precisamente a eso, al meo. Nota: 1/5

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