EL CAMINO QUE LLEVA A LISBOA (FIN DEL TRAYECTO)

Ya está aquí. Un año después y después de meses de elecciones internas, finales nacionales e, incluso, una ESPreParty para la historia, volvemos a llegar a nuestra quincena favorita del año, la de Eurovisión. A lo largo de esta tercera y última entrega de El camino que lleva a Lisboa repaso con vosotros las 15 […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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EL CAMINO QUE LLEVA A LISBOA (FIN DEL TRAYECTO)

Ya está aquí. Un año después y después de meses de elecciones internas, finales nacionales e, incluso, una ESPreParty para la historia, volvemos a llegar a nuestra quincena favorita del año, la de Eurovisión. A lo largo de esta tercera y última entrega de El camino que lleva a Lisboa repaso con vosotros las 15 últimas candidaturas seleccionadas para la 63ª edición del festival que mañana comienza sus ensayos individuales y estaré encantado de leer vuestras opiniones e ideas. Recta final de este emocionante e intenso viaje, pero lo mejor está por llegar, y te emplazo para acompañarnos a mis compañeros y a mi en nuestras aventuras en la capital portuguesa, la que será mi undécima edición, y una de las más esperadas y soñadas. 

Portugal: Cláudia Pascoal – O jardim
 
Portugal no solo tenía la difícil tarea de escoger la anfitriona de Eurovisión 2018, sino también de encontrar la sucesora de Amar pelos dois de Salvador Sobral. Prueba superada. Una auténtica belleza de «jardín», una de esas joyitas que pasará a la historia del festival, más allá de su resultado. Una canción preciosa, auténtica, con alma y personalidad, adornada con la voz, magnetismo y luz de la cantante Cláudia Pascoal, y el contrapunto oscuro e igualmente hipnótico de la compositora y corista Isaura. Portugal se merecía por fin ganar y, esta vez, se merece disfrutar de un nuevo éxito en casa. Nota: 5/5

Azerbaiyán: Aisel – X my heart

Azerbaiyán vuelve a enviar a Eurovisión, como casi siempre, una candidatura prefabricada y artificial, carente de alma y personalidad, y sin ningún vínculo con el país que representa más allá de la cantante a la que, para colmo, la han convertido en un intento de diva del pop a pesar de sus orígenes jazzísticos. Creada por un «Dream team» venido a menos, la propuesta no ha sido muy bien recibida ni en las casas de apuestas ni en las encuestas que pronostican que será la primera vez que se queden fuera de la gran final, justo en el décimo aniversario de su debut en el festival. A pesar de todo lo anterior, la canción me parece muy agradable y disfrutable, tremendamente pegadiza, y entre lo más alegre y bailable de esta edición, pero siento que Azerbaiyán merece de una vez por todas un escarmiento que le haga poner más arte que petrodólares sobre el escenario de Eurovisión. Nota: 3/5

Bélgica: Sennek – A matter of time

A Bélgica hay que reconocerle, y agradecerle, el tremendo salto cualitativo que ha realizado en los últimos años de Eurovisión, paralelo al resurgir de Francia y Países Bajos. Sennek continúa el camino que comenzaron Loic Nottet o Blanche donde la elegancia, el minimalismo y la oscuridad eran algunas de sus señas de identidad. Sin embargo, no termino de conectar con A matter of time como con City lights o, especialmente, Rhythm inside, aprecio su letra y melodía, me parece una producción cuidada y notable, y valoro el esfuerzo de la delegación belga en labrarse un perfil reconocible en el festival, pero ni me atrapa ni me conquista. Bélgica parte como una de las favoritas de una semifinal tremendamente complicada donde solo depende de si misma, de su directo y de su actuación para mantener esa condición. Nota: 3/5

Australia: Jessica Mayboy – We got love

Ni bien, ni mal, ni frío, ni calor. Australia presenta la que para mi es la candidatura más anodina de su periplo europeo. We got love es una canción dance con de ínfulas himno demasiado trillada en la música en general y en el festival en concreto. Jessica Mauboy tampoco es una cantante que aporte al conjunto de personalidad, ni por su voz, ni sus interpretaciones. Los australianos, a pesar de todo, se encuentran en el top 5 de las casas de apuestas desde el momento de su anuncio, seré yo el único que no veo nada especial ni nada mejor que otras propuestas del mismo corte en esta edición. Nota 3/5

Croacia: Franka – Crazy

Croacia se une a la moda de las sombras de Grey que nos han dado, por lo menos, 50 candidaturas del mismo patrón en Eurovisión. Al menos no suena a James Bond, por citar otro recurrente cliché cinematográfico. Mi país fetiche, en esta ocasión, me gusta, pero no me pone. Franka, a quien sigo desde los inicios de su carrera, es una gran cantante, versátil y camaleónica, pero este Crazy no es su mejor canción, aun estando en un rango alto de lo que Croacia nos ha ofrecido en las dos últimas décadas. Ojalá pase a la gran final para ponernos a tono a todos, aunque sin llegar a mojarnos, desde la imposible primera semifinal. Nota: 3/5

Austria: Cesar Sampson – Nobody but you

Una de mis candidaturas favoritas de Eurovisión 2018 y, también, una de las más infravaloradas. Una auténtica delicia de canción que mezcla el pop rock más clásico con el r&b más contemporáneo en una fusión perfecta. Cesar Sampson adorna el tema con su preciosa y muy personal voz, grave, por momentos ronca y sugerente y su presencia sobre el escenario. Una propuesta que da gusto ver, escuchar y sentir y a la que solo le falta una actuación que potencie todos sus puntos fuertes. Para mi lo mejorcito creado por Symphonix que aspira a ser el nuevo Dream Team eurovisivo. Nota: 5/5

Irlanda: Ryan O'Shaughnessy – Together

Un solista masculino y una balada clásica es la fórmula del éxito de Irlanda en Eurovisión, al menos en tiempos pasados. Cuando escucho Together en mi reproductor me pasa absolutamente desapercibida, nunca la pongo por iniciativa propia y siempre la olvido cuando paso a la siguiente, pero todo cambia cuando lo hago en directo o veo el videoclip. Ryan tiene una de las voces más bonitas y mejores directos de la edición, y la atmósfera del videoclip es sencillamente preciosa. Si consiguen trasladar esa magia entre lo uno y lo otro al escenario, Irlanda estaría ante su mejor oportunidad para clasificarse a la gran final de los últimos años, y todo a pesar de una canción simplemente correcta. Nota: 3/5

Suecia: Benjamin Ingrosso – Dance you off

Dance you off de Benjamin Ingrosso fue mi candidatura favorita del descafeinado y aburrido Melodifestivalen 2018, pero es la primera vez que tengo a Suecia fuera de mi top 10 personal en cinco años. No se puede negar el carisma del cantante, ni la calidad de la canción por mucho que se insista en lo contrario, ni ante todo y como siempre la brillantez del espectáculo, pero el conjunto en general no impacta como algunas de sus predecedoras, quizá porque ya estamos rozando el final de una etapa, por mucho que Christer Bjorkman haya agotado su última bala en forma de videoclip en escena. Clara aspirante al top 10 en Lisboa, a los suecos hay que empezar a exigirles más alma y corazón, y menos candidaturas manufacturadas. Conclusión, un 10, pero no un 12. Nota: 4/5

Noruega: Alexander Rybak – That's how you write a song

Mi favorito de Eurovisión 2018. No sé si es la mejor canción, para gustos, los colores. Ni siquiera sé si es la que más me gusta en lo estrictamente musical. Lo que sí puedo decir es que su actuación me hace tener una sonrisa de principio a fin. Alexander Rybak es puro carisma, un chico con el que conecto y al que considero muy especial. That's how you write a song, si nos quitamos los complejos, es pura perfección pop, una composición pensada por y para el directo con sus trucos, ganchos y falsos finales, acompañada por una escenografía diseñada para el pleno lucimiento del artista. Totalmente infravalorada por los eurofans, como en cierta medida ya lo fue hace nueve años, Noruega es uno de los caballos negros de Lisboa, probablemente no tan fuerte como para convertirse en una leyenda sucediendo a Johnny Logan, pero sí desde luego para estar compitiendo en los puestos de cabeza. Nota: 5/5

Israel: Netta – Toy

Una candidatura redonda. Mezcla del pop más actual con sonidos étnicos, plenamente identificables con su país, una cantante con mucho talento y, si cabe, más carisma, y un mensaje actual, llamativo y con un puntito polémico. Lo tiene absolutamente todo para ganar, así lo han decidido las apuestas y encuestas desde el primer momento, y aún así yo nunca la he visto ganadora. Netta y su Toy me gustan mucho, muchísimo, pero nunca me ha parecido una candidatura que pueda pasar a la historia de Eurovisión, al menos no como vencedora. A su favor, todo lo anterior. En su contra, cumplir con todas las expectativas y cargar con el pesado título de favorita. Y la segunda ola ya se está acercando. Nota: 5/5

Rusia: Julia Samoylova – I won't break

Rusia eligió internamente el año pasado a Julia Samoylova para Kiev 2017 en una de las estrategias más sucias que se hayan visto jamás en la historia de Eurovisión. Después de la tormenta mediática y la retirada del festival organizado por su archienemiga Ucrania, este año han tenido que apechugar con la misma cantante, no vaya a ser que alguien piense que han utilizado a una chica con espina bífida para cualquier finalidad excepto la musical. Su canción I won't break no pasa de ser una balada edulcorada e inofensiva pero se agradece una mayor y mejor producción respecto al despropósito de la pasada edición. El problema llega cuando Julia es incapaz de defenderla en directo, con unas limitadísimas cualidades vocales, por decirlo finamente. Por si esto fuera poco, la hipocresía sigue siendo el mayor mal de esta candidatura, y es que si el año pasado la silla de ruedas estaba presente en cada plano, en cada foto, en cada nota de prensa, éste sencillamente ha desaparecido oculta bajo kilómetros de tul e, incluso, una onírica montaña. Rusia es un país súper interesante culturalmente, con una industria musical brutal, pero esta representación resume todo lo peor que se puede decir y pensar de ellos. Nota: 1/5

ARY Macedonia: Eye Cue – Lost and found

Montaña macedonia. El estreno de la canción me produjo una total indiferencia, o mejor dicho, estrés, con esa mezcla de ritmos y estilos en solo tres minutos; después le cogí el punto a su pegadizo estribillo y a sus momentos de subidón; para finalmente volver a desterrarla muy decepcionado con sus actuaciones en directo, y en vivo. El principal problema de esta candidatura es que tiene demasiados ingredientes que no casan entre si, el principal, la gran diferencia entre lo que cantan y lo que transmiten. ARY Macedonia tiene muy difícil dejar de ser el país que lleva más tiempo sin pisar la final de Eurovisión. Nota: 3/5

Lituania: Ieva Zasimauskaite – When we're old

Lituania necesitó nueve programas para elegir a su representante en Eurovisión 2018 y, curiosamente, la ganadora fue la misma que venció la primera gala. La canción, así como su escenografía y mensaje, es muy bonita, pero tiene en su sencillez su principal virtud y handicap, especialmente en una semifinal tan complicada como la suya. Por mi parte, aprecio su belleza pero me resulta efímera frente a otras rivales mucho más llamativas. Nota: 2/5

Bulgaria: Equinox – Bones

Bulgaria quiere ganar Eurovisión y ha aprendido a jugar. Como publiqué en su momento, por primera vez participé como jurado en una preselección para el festival, la búlgara. Desde el principio supe que no iba a coincidir con la opinión mayoritaria dividida entre la popera Colours, supuestamente defendida por la ex eurovisiva que todos tenemos en mente, y la electrónica Bones. De la maqueta inicial a la versión final, la canción sufrió muchos cambios, pasando de ser interpretada por una solista femenina a un grupo coral, perdiendo oscuridad y ganando efectismos. A expensas de una puesta en escena que se anticipa espectacular, la candidatura me deja frío, y la considero un paso atrás después de Kristian Kostova y Poli Genova que, además de una gran actuación, destacaron por un gran carisma que aquí chirría por prefabricado. La gran expectación en las casas de apuestas me parece más cercano a la expectación que generan continuamente, y de ahí el juego que citaba al inicio de la crítica, que a un valor real musical o artístico, con la sombra de la decepción planeando continuamente sobre ellos. Siempre me quedaré con la duda de lo que hubiera pasado con la brutal Bad news, a no ser que la recicle en el futuro el Melodifestivalen, o Azerbaiyán, claro. Nota: 3/5

Georgia: Iriao – For you

Me sabe fatal escribir una crítica negativa sobre la candidatura de Georgia porque reconozco su valor cultural y cierto sentido en el contexto de Eurovisión. No me gusta hablar mal de todo aquello que represente las raíces de un pueblo, incluidas las musicales, las cuales me encanta descubrir en el propio festival. Iriao con For you nos presentan una versión europeizada de la polifonía georgiana, un género considerado por la Unesco como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Ahí es nada. Ante esto solo puedo decir que no me gusta la canción y añadir un real «lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir». Nota: 1/5

Fin del trayecto. A partir de mañana, cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia. Fe de erratas.

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