EL CAMINO QUE LLEVA A KIEV (Y 3)

Última parada en el camino que lleva a Kiev, analizando y compartiendo mis opiniones de las 15 últimas ganadoras de las finales nacionales o elecciones internas para Eurovisión 2017, antes de la llegada a la meta, mañana, cuando por fin pisaré suelo ucraniano para vivir mi décimo festival en vivo y en directo. Uno de […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
IMAGENES WEB-03

EL CAMINO QUE LLEVA A KIEV (Y 3)

Última parada en el camino que lleva a Kiev, analizando y compartiendo mis opiniones de las 15 últimas ganadoras de las finales nacionales o elecciones internas para Eurovisión 2017, antes de la llegada a la meta, mañana, cuando por fin pisaré suelo ucraniano para vivir mi décimo festival en vivo y en directo. Uno de los recorridos más difíciles y duros de este decenio que también lo será allí, pero también uno de los trayectos más enriquecedores en lo personal y lo profesional en todo este tiempo. Con mis mejores deseos para Manel Navarro, antes, durante y después del concurso, y con todo mi apoyo a los eurofans españoles, porque como dije hace exactamente un año, nos merecemos más y lo merecemos mejor, lo daré todo y más apoyando a nuestro representante, pero también insistiendo en que las cosas desde arriba tienen que ser muy diferentes y a todos los niveles, por respeto al buque insignia de la televisión y la música europea, por respeto al público español, y por respeto a nuestra propia televisión pública. Gracias a ti, por leer estas y otras líneas en esta tu casa, por acompañarnos una edición más en este viaje.

Chequia: Martina Barta – My turn.

Una de las candidaturas, a priori, menos competitivas de Eurovisión 2017 pero que, por algún extraño motivo, me tiene enamorado. No sé si es la preciosa voz de Martina Barta, y su dulzura y elegancia sobre el escenario, o el buen gusto en My turn, donde menos es más. Probablemente pasará desapercibida entre el televoto y jurado, yo mismo tengo otras propuestas entre mis favoritas, pero disfruto tanto escuchándola y viéndola que no me queda más remedio que aliarme con el rival más débil, convertirla en una de mis protegidas y desearle toda la suerte del mundo para que llegue, como mínimo, al sábado. Nota: 8/10.

Bélgica: Blanche – City lights.

Bélgica tiene ganas de ganar, así lo ha demostrado con la calidad de sus candidaturas y actuaciones desde 2015, año en el que por fin retomaron el rumbo después de una larga travesía por el desierto. Quizá se han superado a si mismos en esta trilogía con un tema musicalmente exquisito, a medio camino entre Adele y Lana del Rey, y sin necesidad de sonrojarnos por una afirmación así. Una propuesta vanguardista, en la línea por la que avanza Eurovisión, que lo tiene todo para competir por el triunfo. Todo, menos una intérprete con la experiencia y madurez suficiente para cargar con el peso de todo lo anterior. El mejor ejemplo para demostrar que las canciones son muy importantes, pero también lo son los cantantes que las sepan defender. Nota: 9/10

Israel: IMRI – I feel alive.

En un año tan sobrio, y no por la proliferación de baladas, sino por una cosecha tan lineal y políticamente correcta, se agradecen propuestas como esta que sin destacar por su calidad u originalidad, al menos, cumplen con su objetivo de divertir al personal. A pesar de que IMRI es muy superior a su I feel alive, se adapta perfectamente al producto que mejor le funciona a Israel, la combinación de música comercial e internacional con elementos étnicos y tradicionales que, no obstante, aquí se echan de menos más allá de un puente instrumental que es, de lejos, lo mejor de la canción. Con la ayuda del público que se va a volcar con él en el Centro Internacional de Exposiciones de Kiev, probablemente consiga causar el mismo efecto al otro lado de la pantalla que logró su paisano Nadav Guejd, también en cuanto a puntos. Nota: 8/10

Irlanda: Brendan Murray – Dying to try.

¡Bienvenida a Eurovisión 2017, Irlanda! El país que más veces ha ganado el festival retoma el camino después de años de fracasos consecutivos, y lo hace con la fórmula de sus grandes éxitos, una canción melódica en una joven voz. Brendan Murray podría ser discípulo de Johnny Logan, pero lo es de Louis Walsh, algo que se nota en un tema que es pura perfección pop, moderno dentro de su clasicismo, y emotivo a pesar de su prefabricación. Brendan desprende dulzura, frescura, inocencia, pero también tiene la madurez, profesionalidad y talento suficiente para ser el gran protagonista de su candidatura, gracias a su carisma y a una de las voces más especiales que escucharemos en Kiev. Nota: 9/10

Montenegro: Slavko Kalezic – Space.

Me pone Montenegro. Me vuelve loca. Me pone todo en general. Desde su cantante que es un showman, puro espectáculo, hasta una canción que desata todos mis instintos primarios, todos. Por ponerme, me pone hasta la trenza que solo deseo ver girando a plenas revoluciones en el escenario eurovisivo, tanto el martes como el sábado. Slavko tiene algo especial, es especial, y estoy convencido de que será uno de los grandes protagonistas de Eurovisión 2017, de hecho, ya lo es. Nota: 9/10

ARY Macedonia: Jana Burceska – Dance alone.

La (Antigua República Yugaslava de) Macedonia pasa del S.XIX al S.XXI en un año. No puedo negar la sorpresa, ni estar ante una de las propuestas más actuales y mejor producidas de la edición, pero a mi, personalmente, no me dice nada más. Me agrada el puntito entre lo electrónico y lo indie y cierta inspiración en las Icona Pop, también la imagen de Jana Burceska, y a veces me sorprendo a mi mismo tarareando algunas frases del Dance alone, pero por algún extraño motivo me deja bailando solo. Toda una incógnita la forma en la que trasladarán el concepto de la canción y su videoclip al escenario, como salvarán todos los efectos vocales, y como el público y los jueces europeos recibirán a la que me parece la candidatura más sobrevalorada de la edición. Donde esté Kaliopi… Nota: 6/10

Azerbaiyán: Dihaj – Skeletons.

Probablemente, la candidatura más interesante de Azerbaiyán en Eurovisión. Sin renunciar a su sello comercial e internacional, algo que continúa sorprendiendo de un país con una ínfima industria musical pero con recursos suficientes como para importar y seguir dando el pego una vez al año ante Europa, aporta ese algo más que a veces se ha echado de menos en las candidaturas suecoazeríes. Hipnótica, misteriosa, oscura y a la vez inmensamente pegadiza, se presta a una gran puesta en escena, porque a veces no todo es dinero, también son ideas. Azerbaiyán, después de unos años en reposo, vuelve y a por todas. Nota: 9/10

Serbia: Tijana Bogicevic – In too deep.

Serbia es el caso opuesto a Azerbaiyán, un país con una gran industria musical y enorme cultura eurovisiva que este año, sorprendentemente, se ha apuntado a la moda del “compro oro”. Con el mismo equipo que la pasada edición llevó a su mejor resultado histórico a Bulgaria, lejos quedan aquí, en todos los sentidos, los tiempos de Marija Serifovic, Zeljko Joksimovic o incluso de Nina, de quien fue corista Tijana Bogicevic. Candidatura algo más que correcta, pero que tristemente no aporta nada al festival y resta a la trayectoria serbia en él, para mi hay países de los que espero siempre ese algo más. Nota: 6/10

Lituania: Fusedmarc – Rain of revolution.

Cuando toda Europa le indicaba a Lituania uno, dos o hasta tres caminos, ellos escogieron el equivocado. Misterios sin resolver. Fusedmarc es el patito feo de este año, hundido en las casas de apuestas y en todos los eurotops, su Lluvia de revolución se queda en “Agua de borrajas”. Tampoco ayuda una preselección soporífera, no por larga sino por interminable, que no es lo mismo, ni salir a la palestra el mismo fin de semana que se resuelven algunas de las principales finales nacionales o elecciones internas europeas. Después del buen sabor de boca que dejaron Monika & Vaidas y Donny Montell, Lituania vuelve a las andadas con una candidatura que mezcla música disco y rock bajo un manto experimental y pseudomístico que se queda en un quiero y no puedo. El tiempo me ha hecho apreciarla e, incluso, valorarla, pero he necesitado mucho, muchísimo, más que tres minutos. Nota: 4/10

Islandia: Svala – Paper.

Islandia es uno de los países amables de Eurovisión al que la mayoría de nosotros tenemos cariño por su calidad, constancia y personalidad teniendo en cuenta su tamaño. Este año se decantan por toda una superestrella en la isla, Svala, coach de La Voz y con una respetada carrera musical, que nos trae una canción pop con toques electrónicos y tintes ochenteros. Con una imagen llamativa y tablas sobre el escenario, pocas son las pegas que se le pueden poner a esta candidatura, pero también es poco lo que la puede hacer destacar frente a otras de corte similar. Nota: 6/10

Noruega: JOWST feat. Aleksander Walmann – Grab the moment.

Noruega presenta una candidatura que, a pesar de estar defendida por un DJ y un vocalista prácticamente noveles, tiene una imagen estudiada al milímetro, con máscaras de LEDs como leit motiv y colores rosas, malvas y azules que llevan desde su actuación hasta todos sus satélites como las redes sociales o singles. Un cuidado estético que también se percibe en lo musical con una de las producciones más contemporáneas y trabajadas de la cosecha de este 2017. Lástima que a mi, personalmente, me gusta en el momento pero no me atrapa más allá, y ese será su gran reto, conseguir cruzar la línea de lo correcto e, incluso, de lo bueno, para ser los mejores como mínimo entre su público objetivo. Nota: 5/10

Suecia: Robin Bengtsson – I can't go on.

Quizá no es una de las mejores canciones de este año, pero nadie puede discutir que será uno de los grandes espectáculos de Eurovisión 2017. I can't go on reúne todo lo bueno y todo lo malo de la factoría sueca, letras y melodías fáciles y milimetradas, inspiraciones en éxitos de aquí y allá, y estribillos que se pegan como un chicle. Robin Bengtsson cumple con su papel protagonista con profesionalidad, carisma, atractivo y un puntito canalla que le viene como anillo al dedo. Como en Eurovisión no solo escuchamos sino que también vemos, la escenografía tiene una vital importancia, y en esto los suecos también se han convertido en los reyes. Un videoclip en directo, medido plano a plano y segundo a segundo, hecho desde casa que debería ser la envidia y el ejemplo a seguir, o la vergüenza para algunos, de quienes quieran ir a ganar el festival o, sencillamente dedicarse a esto. El año pasado predije el 3, 2 o 1 para Ucrania, este año el 1 ya está ocupado, pero mi apuesta para el 2 o el 3 no es otra que Suecia. Fucking beautiful! Nota: 10/10

San Marino: Valentina Monetta & Jimmie Wilson – Spirit of the night.

Me pregunto por que San Marino sigue participando en Eurovisión con candidaturas tan mediocres, sin ninguna aspiración y a disgusto. También me pregunto por que Valentina Monetta acepta cantar estas canciones cuando tiene talento para mucho más y se ha ganado el cariño de muchos fans. Me pregunto especialmente por que Ralph Siegel saca del baúl estas baratijas cuando es el compositor de más éxito y renombre de la historia del festival. Me pregunto, sobre todo, por que tengo la extraña sensación de que van a rondar el pase a la gran final. Quizá porque, a pesar de todo, ofrecen un producto acorde y redondo, y bien orgullosos de ello. Nota: 1/10

Bulgaria: Kristian Kostov – Beautiful mess.

Kristian Kostov es uno de los grandes descubrimientos de Eurovisión 2017 que derrocha talento, voz, carisma y simpatía a raudales. Un diamante en bruto al que le auguro una carrera más que prometedora, sobre todo si sigue contando con un equipo que está más pendiente de cuidarlo que de sacar provecho de él. Beautiful mess es una bonita balada de corte internacional con algunas pinceladas de sonidos autóctonos para su pleno lucimiento. Una gran canción que me gusta y mucho pero no me termina de llenar, al menos no tanto como para ser la segunda favorita para el triunfo, por debajo de Italia y por encima de Suecia, posición que mantiene por el gran trabajo que la delegación búlgara viene realizando en los últimos años en la versión senior y junior del festival, y por la ausencia rusa de la que se podría beneficiar con un chorreo de puntos de todo el vecindario. Bien por Bulgaria, pero todavía no para ganar. Nota: 7/10

Armenia: Artsvik – Fly with me.

Mi absoluta admiración a Armenia por apostar siempre por candidaturas con calidad, originalidad y personalidad a partes iguales. Artsvik, la prima armenia de la andorrana Gisela, sigue la estela de su predecesora Iveta Mukuchyan, pero aportando un nuevo matiz musical y visual. Fusión de música electrónica con ritmos orientales y toques new age que desconcierta a primera escucha y conquista en las siguientes. Un impacto que también entra por la vista, con un colorido e hipnótico videoclip fácilmente trasladable a escena, aunque no dudo de que aspiran a más. Y, lo mejor todo, una producción propia, sin recurrir al busco, compro, cambio, vendo, y mostrando año tras año todo el talento musical local. Bravo Armenia. Nota: 8/10

Y Tan Ricamente en Facebook, InstagramTwitter

Conversación