CUANDO LO QUE TRIUNFA ES EL AMOR

Este año 2017 lo que ha triunfado en Eurovisión ha sido el AMOR. El amor por la música, por vivir, por sobrevivir, por los seres queridos, el amor por la vida en su concepto más amplio, pues Salvador sólo quiere vivir todo eso mientras pueda y mientras se lo permita su salud y eso es […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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CUANDO LO QUE TRIUNFA ES EL AMOR

Este año 2017 lo que ha triunfado en Eurovisión ha sido el AMOR.
El amor por la música, por vivir, por sobrevivir, por los seres queridos, el amor por la vida en su concepto más amplio, pues Salvador sólo quiere vivir todo eso mientras pueda y mientras se lo permita su salud y eso es lo que transmite su canción. La mayoría de los telespectadores no sabían nada de todo esto, además ha sabido esconderlo muy bien tras ese traje oscuro y elegante, esa discreción en los medios y esa expresión facial suya de ternura y empatía permanente. Sin embargo, las personas lo han captado, lo han sentido, lo han vivido tan profundamente como él, sus 758 puntos lo demuestran y las lágrimas de muchos de los espectadores en el momento de su actuación, también.

Porque cuando algo o alguien nos toca «la patata» como coloquialmente se dice, olvidamos de forma más o menos instantánea la sensualidad de IMRI, el humor de Francesco, la perfección vocal de Kristian, la alegría de Ilinca y Álex o el gallo de Manel. Nos quedamos con ese amor romántico, sentido y real que nos transporta a otros universos… Salvador nos acaricia con su voz, él en si mismo se convierte en música con sus gestos y danzas vocales, pura miel para nuestros sentidos si nos dejamos llevar. Agradezco enormemente este hecho, que ha demostrado al mundo entero que la emoción y el amor siguen teniendo peso en esta sociedad llena de elementos prefabricados que no calan hondo porque no llegan a profundizar en el alma. Sinceramente creo que estamos ante un antes y un después en la historia del festival, un punto de inflexión y un regreso al orígen, a la musica que emociona desde dentro y no simplemente se muestra más decorada para destacar entre el resto.

Los ingredientes ganadores de esta canción han sido su sencillez, su emotividad, su sinceridad al componer e interpretar y su ausencia de aderezos innecesarios, muchas veces sólo necesitamos sal y pimienta para que un plato resulte delicioso sin añadirle nada más… No es una canción memorable que se nos quede como un mantra, pero sí lo es ese sentimiento que nos provoca, creo que ese es su secreto del éxito, que ha conseguido que conectemos con nosotros mismos. Ese tándem tan auténtico de Salvador y Luísa, con ese afecto entre ellos tan palpable y honesto ha conmovido a Europa y parte de Oceanía y me pregunto ¿por qué? Pues porque señoras y señores, somos humanos y tenemos sentimientos y emociones profundas por mucho que en ocasiones los queramos negar o esconder. Solo me queda agradecer de nuevo a Salvador por mostrarnos todos los bellos colores con su voz y toda una vida hecha canción.

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