¡BENDITO DEDAZO!

Han pasado ya unos días desde que TVE anunciara que Pastora Soler le representará en el próximo Festival de Eurovisión, y sólo puedo decir una cosa: ¡Bendito dedazo! No porque sea Pastora Soler la elegida, que después de reflexionar sobre el asunto también, sino porque TVE ha optado por lo que muchos venimos demandando desde […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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¡BENDITO DEDAZO!

Han pasado ya unos días desde que TVE anunciara que Pastora Soler le representará en el próximo Festival de Eurovisión, y sólo puedo decir una cosa: ¡Bendito dedazo! No porque sea Pastora Soler la elegida, que después de reflexionar sobre el asunto también, sino porque TVE ha optado por lo que muchos venimos demandando desde hace tiempo: la profesionalización de Eurovisión.

No tenía ningún sentido que en 2012 la corporación pública organizara una preselección imposible y amateur como la del año pasado, menos con la coyuntura económica y política actual de España.

Recortes presupuestarios y austeridad en el gasto no son compatibles con una preselección farragosa encargada a una productora externa. Tampoco, el vacío de poder que ha vivido TVE, sin presidente durante unos meses tras la marcha de Alberto Oliart, y aún sin un organigrama claro tras las elecciones generales de noviembre.

Siguiendo la estela de muchas televisiones europeas, como la chipriota este año con Ivi Adamou, o las griega e israelí en su día con Sakis Rouvas y Noa y Mira Awad, ha decidido, de manera acertada, confiar en una potente discográfica, Warner Music Spain, elegir de forma interna a una artista con una carrera profesional consolidada, y organizar una preselección asequible para que público y jurado profesional elijan canción en febrero. Decisión muy acertada la de los equipos de Festivales y Programas de Entretenimiento de TVE con Federico Llano y Carlos Mochales a la cabeza.

Dejando a un lado fobias y filias personales, es un hecho constatable, objetivo y riguroso que Pastora Soler es una de las grandes voces de España, tiene un directo impecable y su profesionalidad está más que contrastada con años de carrera y kilómetros de carretera y escenarios pisados desde aquellos Dámelo ya o Corazón congelado de hace más de diez años y sus colaboraciones con el productor Carlos Jean. Aspectos todos fundamentales para Eurovisión.

Hay quien tacha a TVE de 'antidemocrática' y de no dar oportunidad a artistas jóvenes y noveles recurriendo a una elección interna, pero yo siempre defenderé que Eurovisión es una competición musical, la mayor de Europa, e incluso del mundo, con una audiencia potencial de más de 150 millones de espectadores. Por lo tanto, hay que mandar a los mejores. ¿O es que también se hace un casting para elegir a los jugadores de la Selección Española de fútbol para el Mundial o la Eurocopa?

Por tanto, 'chapeau' por TVE. Insisto, dejando a un lado gustos propios, porque puestos a mandar, y cambiando radicalmente de estilo, otra gran apuesta hubiera sido La Casa Azul del genial Guille Milkiway con alguno de los espléndidos temas de su último trabajo, La Polinesia Meridional. Tiempo al tiempo.

Ahora falta elegir lo más importante, la canción. Yo estoy tranquilo. Confío en el buen criterio, primero de Pastora Soler y, luego de su equipo, de Warner y de TVE para elegir, no un tema bueno, sino el mejor, ya que no hay que olvidar que será más del 60 por ciento de la candidatura española en Bakú.

Las primeras pistas que ha dado la sevillana no son malas. Recurrirá al equipo de compositores con los que ella viene trabajando y que algunos éxitos ya le han reportado, como José Abraham, autor de La Mala Costumbre, Martínez Ares, y amigos como Pablo Alborán, David Santisteban, Manuel Carrasco, David de María, y otros.

Ahora bien, a falta de escuchar esos temas inéditos, bien podría llevar a Bakú alguno de los cortes de su último trabajo, Una mujer como yo, editado el 18 de octubre. Ya hay varias encuestas, entre ellos el sondeo eurofan de eurovision-spain.com, que marcan como claros favoritos dos grandes baladas, No me da miedo, y A tí. Personalmente, me quedo con la primera que con unos arreglos podría ser una muy buena opción.

Toca ahora ser pacientes y prudentes y dejar trabajar a los autores. Eso sí, sólo un consejo: que huyan del manido tópico «hay que hacer una canción eurovisiva». Cuanto menos eurovisivo sea el tema propuesto, mejor nos irá en Bakú.

 

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