¡AL RICO EUROFLAN!

Bienvenidos a la primera columna de este humilde y joven eurofan que viene a esto de las redes metarfoseadas de Eurovision Spain a entreteneros un poquito. Apuntito de cumplir mis 5 añitos, recuerdo una Rosa eufórica salvadora del orgullo español al grito de que ¡Europa vive una celebración! en un festival que se iba a realizar […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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¡AL RICO EUROFLAN!

Bienvenidos a la primera columna de este humilde y joven eurofan que viene a esto de las redes metarfoseadas de Eurovision Spain a entreteneros un poquito.

Apuntito de cumplir mis 5 añitos, recuerdo una Rosa eufórica salvadora del orgullo español al grito de que ¡Europa vive una celebración! en un festival que se iba a realizar en un sitio tan desconocido para mí, que parecía de otro planeta. Y es que para mí Tallín era como la capital de Saturno… Era en ese instante cuando ví un extraño festival, que nada tenía que ver con las galas y verbenas que nos mostraban nuestros preciados presentadores del momento. Era una gala elegante, con un buen ritmo marcado, y con gente de muchos lugares, quizá ese toque europeísta del que tanto carecen los españoles. Mis clases acababan, y yo pues empecé a labrar mi sentimiento eurofan. Llegó Riga 2003 sin tampoco saber muy bien donde se me iba mi pobre Beth, mi favorita y mi amada de OT2. Mi flan empezaba a entrar a ebullición. Era pues cuando llegó Estambul 2004 y mi mama me preparo mi propia flanera, un VHS con más muelles oxidados que cabezales limpios, para inmortalizar esa gala de la que tanto hablaba en casa y de la que nadie era capaz de resolver mis dudas. Ese cassete rindió bastante y es que con solo 7 añitos recién cumplidos y dos semanas después del festival, me sabía todas las canciones en idiomas extrañas para cualquiera. Ese es el momento en el que el flan se ''cuajó'' y me sentía eurofan.

Con gustos musicales muy atípicos, pase Kiev, Atenas y Helsinki entre risas de mis amigos al grito de ''¡ese rarito eurofan!''. Y es que yo no podía remediar esperar para hacer mi Comunión taradeando Invencible de Carola.

Con Belgrado, me sentí genial, y es que todo el mundo hablaba de ese oxidado y olvidado festival. Pero todo lo que para mí era alegría acabó en tristeza al ver que esa gente que amaba el festival, al acabar, era la fuente de cualquier burla y crítica, ¿y cómo iba yo a callarme ante tantas burdeces…?, entonces volví a mi estatus de ''rarito''.

Llegó un Moscú en el que yo pensaba que nos los íbamos a comer a todos… Esta será mi primera gran decepción eurofan… Lo que lloré yo ese 16 de mayo no lo sabe nadie, mi Soraya abandonada por los europeos, los españoles e incluso por la casa española del festival, TVE. Me sentí estafado y engañado por todos, y mi sueño europeísta en el que todos viviamos juntos sin prejucios con música y entre caminitos de rosas, se vino abajo. Posiblemente esto mas bien sería el cambio del colegio al instituto y no una artimaña eurovisiva contra mí.

Sin apenas ilusión, vino un chico con ricitos que a ritmo de un elegante vals, me volvió a enganchar al tren eurovisivo. Llegó entonces el festival, y yo lo viví con gran espectación. Entre que ya tenía Internet en casa (que como todos sabéis esa es la mejor válvula de escape de cualquier eurofan) y me sentía super orgulloso del progreso del festival, que al ganar un Big-4, entre en un período de ilusión-eurofan imparable.

En Düsseldorf me di cuenta de que la delegación española es secundaria, lo importante es el festival, y es aquí cuando el euroflan esta listo para comer. Por primera vez veía el festival con amigos y eso me hacía sentir que no era tan raro. Acabó el festival y no me sentí mal por nuestra posición, fue entonces cuando viví en sintonía con el festival.

El dedazo de una de las pocas artistas que siempre escuchaba, hizo que me volviera totalmente loco…, mi Pastora Soler iba a ir a Oriente Medio a traerse el festival a casa… Mi euforia fue desbordante durante la temporada eurovisiva, tanto que finalmente ganó Euphoria en perjurcio de mi Pastora que no convenció del todo e hizo Top 10. 

Con El Sueño de Morfeo, viví mi gran pesadilla eurofan, y es que con una temporada eurovisiva tan mala para mí, un festival tan cutre y esa muchacha gritona que iba a representarnos, poco bueno nos iba a esperar en el feudo de T. G:Son. La transición a 2014 se presentaba diferente, con una extraña estrella española que nadie conocía y que llevaba encima mas rumores que singles, y una TVE sin dinero ni ideas, nos programan otra cutre gala, aunque quizás la mejor que nunca hayamos tenido. 

Fue entonces cuando mi corazón pasando una mala racha, se llenó de vainilla con Ruth Lorenzo. Descubrí a una espectacular artista que me llenó cuando más lo necesitaba, hizo llover caramelo por todos lados mientras yo, nervioso, bailaba al son de un festival que prometía ser el mejor que nunca hubiera visto. Un festival llenito de nivel y con una realización espectacular, y el cual era posible llevarse a casa de una vez. Curioso que se repita la historia de 2012, en esta temporada eurovisiva me encontraba tan bajo de ánimo y de vida, que tuvo que llegar una mujer barbuda a ayudarme a volar como un fénix. Al volar, vi como Conchita se llevaba el micro de cristal, y Ruth volvía a casa por un sendero de éxito y fama.

Y llegamos a la actualidad, el Euroflan ya esta listo para comer, ha pasado una buena temporada esperando en la nevera y para salir y para que todos se lo coman, el que me conozca sabrá por donde voy. Se que no es la columna más indicada pero quería contaros un poquito mi experiencia con el festival. Muchas gracias por leerme, y… ¡¡Feliz 2015!!

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