Arrancamos la tercera temporada del blog «Si los números cantaran» con una fantasía que todos habremos imaginado alguna vez. ¿Cómo sería un Festival en el que solo se valorase lo musical? ¿Cuánto afecta a las posiciones finales el famoso «vecinismo»? Ponemos a los vecinos en su sitio…
BARRIENDO AFINIDADES
Es de dominio público que una de las debilidades de Eurovisión es el «voto vecinal», que incluye tanto afinidades como inmigración, uso del idioma y política, entre otros. La organización ha tratado de remediarlo con la introducción del jurado, pero en el televoto (y también en el jurado) sigue presente.
¿Podemos eliminarlo de alguna manera? La respuesta es sí, pero tiene un coste. Vamos a situarnos en la final de 2019, solo con el televoto, que es el que está más desviado por la vecindad.
El problema es que hay países que votan por otros por motivos extra-musicales. No obstante, también podemos ver que hay países que votan por otros cuando llevan buenas canciones y no les votan cuando no las llevan. Es decir, hay países que valoran injustamente a unos y justamente a otros. Pues bien, lo que vamos a tratar es de que solo tengamos en cuenta las votaciones justas y no las injustas. Para ello, vamos a determinar que cada país será valorado por otros diez países. Estos diez países son los que más neutralmente han votado por dicho país.
El otro requisito fundamental es que cada nación valore también al mismo número de países. Si no, algunos tendrían más peso que otros. No obstante, para que pueda cumplirse que cada país pueda ser votado por otros diez, algunos valorarán a un país más que los demás. Esto puede corregirse al año siguiente compensando este privilegio.
En el siguiente cuadro podéis profundizar más sobre la forma de escoger los diez países que valorarán a los demás.
PARA PROFUNDIZAR EN EL MÉTODO…Primero de todo necesitamos una tabla de votaciones históricas medias de todos los países que votan a todos los países de la final de 2019.
Para cada país tomamos la mediana de los votos recibidos como referencia. La mediana es el valor que deja el mismo número de países a un lado que al otro, es decir, en un lado los que más le votan y en el otro los que menos. En otra tabla calculamos la distancia (neutra) de los votos recibidos con la mediana. Cuanto menor sea esa distancia con la mediana, más se parecerá la votación de ese país a la mediana, que es el valor central, neutral.
Ahora localizamos el menor de todos los valores de la tabla completa de votaciones. Supongamos que es el de Alemania a Eslovenia. Entonces, marcaríamos que Alemania será jurado de Eslovenia y tendremos en cuenta su opinión. Luego buscaríamos el segundo valor, por ejemplo, de Estonia a Francia y así sucesivamente.
Siempre con cuidado de que cada finalista solo tendrá diez jurados. Esto produce que cada país votante solo valorará 6 o 7 países.
LOS RESULTADOS
Hecho el reparto, en los siguientes gráficos podéis ver ejemplos de los 10 jurados que valorarán a algunos países…
…y los 6-7 países que valoran algunos votantes. Pocos vecinos, ¿no?
En el caso español nos juzgarían Albania, Armenia, Austria, Chequia, Dinamarca, Estonia, Macedonia del Norte, Moldavia, Rusia y San Marino, mientras que nosotros opinaríamos sobre Albania, Dinamarca, Eslovenia, Grecia, Israel y Malta.
Ahora podemos elegir diferentes formas de valoración.
Si tenemos en cuenta las clasificaciones totales del televoto, ver imagen inferior para España, nos arrojan una media de 14,7 y una horquilla bastante concentrada entre el puesto 10º que nos otorgó Dinamarca y el 21º de Moldavia. Es algo inferior al promedio real que obtuvimos, 12º, pues no incluimos las buenas posiciones de nuestros afines.
Si en vez de ránkings tenemos en cuenta las puntuaciones, nuestro país solo habría recibido un punto, el de Dinamarca, por haber obtenido la décima posición en su clasificación. Contrasta bastante con los 53 que recibimos y que nos sirvieron para auparnos en la clasificación final.
Sin embargo, podemos sentirnos afortunados. En total 7 países no habrían sumado un solo punto. Y de entre ellos, el que más puntos recibió en la final fue Serbia, 54, seguido de Albania con 47. Los otros balcánicos, Eslovenia y Macedonia del Norte también pierden la mayoría de sus puntos al descontar afines como podéis ver en los siguientes marcadores. A la izquierda los resultados del televoto reales y a la derecha, si solo les hubiesen votado los países neutrales.
Otros sistemas arrojan valores similares, pero todos parecen reflejar la misma idea: las diferencias en los puestos de cabeza son mínimas, mientras que en la zona media y baja las posiciones bailan completamente. Si nos fijamos en el top10 y lo comparamos con el resultado real, apenas hay variaciones: Países Bajos e Italia empatan por la segunda plaza y Rusia desciende dos puestos, incluso San Marino repite en la décima posición. Cabe destacar que en la realidad Rusia recibió 58 puntos más de televoto que Islandia y, eliminando afinidades con este método, Islandia queda por delante.
Del undécimo al último los puestos tienen más diferencias. Así, hablábamos de cómo se hunden los balcánicos, pero resurgen otros como Israel, Chipre, Dinamarca o Chequia, que aun habiendo recibido solo 7 puntos, dos de ellos se revelan como neutrales.
La conclusión que debemos sacar es que, más o menos, solo la primera mitad de la tabla tiene credibilidad, mientras que en la segunda los puestos están fuertemente influenciados por el voto vecinal y carecen de la validez de los primeros.
A la vista de los resultados, ¿piensas que el voto vecinal deba ser combatido? ¿Piensas que este método podría aplicarse en Eurovisión? ¿Se te ocurren más maneras de aplacar las injusticias? ¡Menuda esta nuestra comunidad de vecinos!
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