Nuestro viaje a través de los Balcanes continúa su rumbo y, en esta etapa, nos adentraremos es un género nacido en Serbia: el turbofolk.Originariamente fue una música asociada a la cultura y la sociedad más marginal del país. Su desarrollo y expansión coincidió en paralelo a la separación de los grandes grupos de rock yugoslavos durante la década de los años 80 y jugó un papel relevante en la guerra de Bosnia y en la posterior descomposición de Yugoslavia, así como en las relaciones de las repúblicas surgidas de este estado.
Curiosamente, la persona que mencionó por primera vez el término «turbofolk» fue el montenegrino Rambo Amadeus en 1988. 24 años después representaría a su país en Eurovisión 2012. En el turbofolk se mezclaba pop, folklore y sintetizadores y, lejos de las letras tradicionales que ensalzaban a la patria yugoslava, se hablaba de las miserias de la vida cotidiana. Este estilo estuvo relativamente apartado de la industria musical dominante, hasta que la bosnia Lepa Brena se presentó al Jugovizija 1983, si bien tan sólo alcanzó la séptima posición de la final nacional para Eurovisión.
Lepa había comenzado su carrera cantando en las kafanas, los bares de autopista de Serbia, los locales con la peor reputación del país. La letra de su potencial entrada eurovisiva fue muy polémica ya que, con toda suerte de eufemismos, proponía a un cliente de su local ir a mantener relaciones sexuales en los bosques. El tema rompía con las canciones tradicionales de amor y la idílica imagen del país para presentar los aspectos más sórdidos de la vida cotidiana yugoslava que se presentaba como un país atrasado y tercermundista. Los principales medios de comunicación, sin embargo, no dieron espacio a este nuevo género.
Recordemos que en 1984 se celebrarían las XIV Olimpiadas de Invierno en Sarajevo y la prensa oficialista quería dar una buena imagen internacional. Por todo ello, los cantantes que empezaron a adoptar este estilo como propio se aliaron con los únicos que podían competir con el estado: la mafia.
La última participación de la República Federal Socialista de Yugoslavia nacida en 1946 en Eurovisión fue en 1991, pues en 1992 la Jugoslovenska Radiotelevizija ya sólo era oficial en Serbia y Montenegro. Baby Doll, así, fue la última representante de la única delegación de la historia del festival que ha desaparecido como estado. Como despedida, podemos recordar su ¿inolvidable? canción y actuación: Brazil.
Yugoslavia 1991: Baby Doll - "Brazil"
Mientras en Serbia se afianzaba el turbofolk como música patriótica en la guerra que estaba estallando en Bosnia. Cabe mencionar en este contexto la figura de Slovodan Milosevic, presidente de la República de Serbia de 1989 a 1997 y la República Federal de Yugoslavia (Serbia, Montenegro y Kosovo) de 1997 al 2000. Su período, de acuerdo con los historiadores, es calificado como autoritario, corrupto y terrorífico. Un régimen cleptocrático en el que puso todos los recursos del país al servicio de sus propios intereses y de un grupo de población afín a él, quienes realmente gobernaban.
El turbofolk dio su apoyo explícito a la causa serbia que, como hemos visto en la entrada anterior del blog, realizó una limpieza étnica en numerosas ciudades y regiones, todo ello para conseguir establecer la Gran Serbia, es decir, un estado serbio con continuidad territorial. Por este motivo, estaba muy mal visto desde la escena musical de los países ya independientes de Yugoslavia. Y para muestra, un botón.
Mirko Pajčin, quien adoptó el nombre artístico de Baja Mali Knindža, en referencia a una unidad de élite del ejército serbio, los Kninjas, publicó numerosas canciones loando los violentos ataques a ciudades bosnias y croatas, como por ejemplo, Mi padre es un criminal de guerra, en la que cuenta que nadie va a tener valor de arrestar a su progenitor por conquistar Bosnia.
Baja Mali Knindža - "Moj je tata zločinac iz rata" (1992)
Rodoljb Vulovic fue un bosnio de etnia serbia que comabtió al lado de las tropas serbias. Para entretener a sus camaradas, publicó canciones como Crni Bomabarder (Bombardero negro) en 1995, donde avisa al mismísimo Presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, que será mejor para él no enfrentarse a las tropas nacionales.
Roki Vulovic - "Crni bombarderi" (1995)
Otras cantantes, sin embargo, seguían usando el turbofolkpara criticar la situación social de Yugoslavia. Sirva como ejemplo la canción publicada en 1994 por la propia Lepa Brena, Nema leka apoteka (La farmacia sin remedios), que sugería que el cuerpo de odontólogos serbios estaba dirigido por incompetentes y la anestesia al paciente se administraba enseñándole unas tetas. Lepa, por cierto, esla cantante que ha vendido más discos en la historia de Yugoslavia.
Lepa Brena - "Nema leka apoteka" (1994)
Este estilo, no obstante, siguió alejado de Eurovisión. Bosnia y Herzegovina y Croacia participaron con dos baladas en 1994, Ostani kraj mene de Alma y Dejan y Nek’ti bude ljubav sva de Tony Cetinski, respectivamente. Eslovenia no participó ese año por el antiguo sistema de relegación, pero en 1995 regresó con otra canción melódica, la exitosa Prisluhni mi de Darja Svajger.
Bosnia y Herzegovina 1994: Alma y Dejan - "Ostani kraj mene"
Croacia 1994: Tony Cetinski - "Nek' ti bude ljubav sva"
Eslovenia 1995: Darja Švajger - "Prisluhni mi"
Mientras tanto, en Serbia, el turbofolk seguía ganando visibilidad y relevancia. En 1995, su gran musa, Ceca, se casó con el líder de la milicia Los Tigres de Arkan, con lo que se uniría definitivamente este estilo con la causa patriótica serbia. La boda incluso fue retransmitida por un canal de televisión privado fundado dos años antes, Pink TV. En un país en el que no imperó la ley durante muchos tiempo, el turbofolk encontró el caldo de cultivo perfecto para su expansión, a la vez que sus mensajes cada vez eran más simplistas.
A continuación podemos ver el videoclip de Idi dok si mlad (Vete mientras todavía eres joven) de Ceca que no tiene desperdicio alguno como muestra de caspa y naftalina. Y también el de Gili gili de su competidora y archienemiga Jelena Karleusa que prácticamente sólo incluye connotaciones sexuales.
Ceca - "Idi dok si mlad" (1995)
Jelena Karleusa - "Gili gili" (1999)
Cuando las fuerzas de la OTAN bombardearon Serbia en 1999, Milošević pidió a Ceca y otras representantes del turbofolk que animaran a las fuerzas militares. Finalmente fue detenido en el 2000 y juzgado en el Tribunal Internacional de la Haya por genocidio de 2002 a 2006, año en el que murió. El líder de la mafia, Arkan, fue asesinado ese mismo año y, paralelamente, los jefes de la guerra y de la mafia en Serbia se «reciclaron» en prósperos hombres de negocio. La nueva comunidad dirigente serbia renegó del turbofolk, lo que supondría el principio del fin. El distanciamiento definitivo de las élites económicas y políticas del género llegaría en 2003 con la detención de Ceca por malversación de fondos. Se considera a Goga Sekulic una de las últimas musas del Turbofolk por piezas como este Sexy biznismen (Sexi empresario)
Goga Sekulic - "Sexy biznismen" (2003)
Un año después se produciría el retorno a Eurovisión de Serbia y Montenegro y su canción, Lane moje de Željko Joksimović, no pudo ser más opuesta al turbofolk. Considerada uno de los grandes clásicos de la historia del festival, logró la medalla de plata en Estambul.
Serbia y Montenegro 2004: Zeljko Joksimovic - "Lane moje"
Cuatro años más tarde, en 2007, Serbia debutó como país independiente tras la separación de Montenegro. En Helsinki, Marija Šerifović se alzó con la victoria con una poderosa balada tradicional. Curiosamente, Serbia fue el primer país en ganar Eurovisión en el año de su debut. En estos momentos, ya nadie parecía recordar un turbofolk que nunca tuvo cabida en Eurovisión.
Serbia 2007: Marija Šerifović - "Molitva"
¿Y qué pasó entonces con el turbofolk? Si crees que desapareció de la escena musical mayoritaria como el yu-mex, nada más lejos de la realidad. En una de las transformaciones más peculiares en la historia, el género fue adoptado por una nueva comunidad. El turbofolk dejó atrás los mensajes en favor del régimen para centrarse en una música bailable que invitaba a dejar atrás las penas.
La mayoría artistas fueron femeninas que realizaron vídeos provocativos en los que por primera vez se cosificaba a los hombres como objetos sexuales. Por ello encajó casi como un guante en los mensajes de empoderamiento y reconocimiento de la mujer y la comunidad LGTBI+. Se convirtió en un estilo que exploraba los estados de ánimos más duros y emocionales con toda suerte de metáforas, pero sin perder su esencia pop, permitiendo disfrutarlo en todas las pistas de baile del país.
En otro inesperado giro del destino, las enemigas íntimas Ceca y Jelena Karleuša se convirtieron en las abanderadas de la transformación. El padre de la segunda, de hecho, fue quien dirigió el arresto de la primera. Jelena, además, fue la primera artista serbia que defendió públicamente los derechos de la comunidad gay en su país, aunque tan sólo fuera en sus espectáculos y no en debates públicos, lo que no impidió que se convirtiera en un icono LGTBI+.
Y esta es la gran ironía del turbofolk: nacer en las marginales kafanas, ser adoptado por los criminales de guerra y convertirse hoy en día en la bandera de los grupos que luchan por los derechos en su país. Más allá de un género musical, se ha presentado como un «concepto» que a partir de 2010 ha ido incorporando otros estilos, como el dance, R&B, rock e incluso baladas.
Es, además, la música común a toda la juventud de los Balcanes. Lo que no consiguieron las élites serbias con su promoción oficial, lo están logrando los artistas de los países resultantes de Yugoslavia con su trabajo. Y es que a pesar de que las grandes divas del turbofolk todavía provienen de Serbia, las repúblicas vecinas también han sucumbido al fenómeno.
Uno de los ejemplos más ilustrativos es el de Severina, representante de Croacia en Eurovisión 2006 y actualmente la mayor estrella de su país. En su participación en el festival cantó Moja štikla, sobre sus tacones, a ritmo de turbofolk. En ese momento fue criticada por abanderar a Croacia con una música de inspiración serbia, aunque en realidad sus instrumentos y ritmos procedían de Dalmacia.
Croacia 2006: Severina - "Moja štikla"
Ese mismo año, la normacedonia Elena Risteska también hacía referencia al turbofolk en la versión original de Ninanajna. «Has cambiado Eminem por el planeta folk, me has prohibido a Shakira y a Madonna, ¿Qué ha pasado? ¿Quién eres hoy?, De verdad que no te comprendo, te has convertido en el mayor fan del turbofolk, y esto me está volviendo loca», le rezaba a su novio.
Macedonia del Norte 2006: Elena Risteska - "Ninanajna"
Como hemos comentado, el turbofolk fue común a toda la juventud de los Balcanes, más allá de las fronteras de la antigua Yugoslavia. El rumano Mihai Traistariu con Tornero representó a su país en Eurovisión 2006 alcanzando un más que notable cuarto puesto. El artista fue criticado por promocionar una canción que se consideraba propia de Serbia, pero lo cierto es que fue un enorme éxito en su país y en el festival. Si comparamos su candidatura eurovisiva con su posterior single Maneaua mea (Mi manele), el estilo rumano más similar al del turbofolk serbio, se pueden observar las similitudes entre ambas.
Romania 2006: Mihai Traistariu - "Tornero"
Mihai Traistariu - "Maneaua mea" (2015)
También la eslovena Rebeka Dremelj presentó una canción de influencias turbofolk a Eurovisión 2008. En la letra de la bailable y alegre Vrag naj vzame (Al diablo con todo) nos cuenta la historia de cómo envió a su pareja al infierno, con frases como: «Ahora sólo quiero las piezas de tu amor para arrojarlas contra tu cara, que el diablo se lleve todo lo que había entre nosotros, voy a tirar todas tus fotos al suelo, y que el diablo se las lleve, yo me voy por mi cuenta». En su actuación en Belgrado, dominó a sus bailarines al más puro estilo turbofolk.
Eslovenia 2008: Rebeka Dremelj - "Vrag naj vzame"
En los siguientes años, el turbofolk siguió una doble evolución. Por una parte, las grandes divas seguían realizando canciones de empoderamiento femenino, alegres y bailables. A través de Goga Sekulic podemos observar el gran cambio de su puesta en escena, ya que pasa de una estética claramente machista en 2003, a utilizar a los hombres como su objeto de disfrute. Su título, Muska lutka (Hombre muñeco), ya nos da una pista de por donde van los tiros.
Goga Sekulic - "Muska lutka" (2014)
A pesar de que el turbofok siempre ha estado dominado por artistas femeninas, también hay estrellas masculinas que se han inclinado hacia este género, muchos de ellos con numerosos guiños a la comunidad LGTBI+. La homosexualidad todavía es un tema tabú en grandes estratos de la sociedad balcánica y es difícil que los hombres muestren abiertamente esta orientación sexual. Gracias al turbofolk se «permitió» que algunos realizaran vídeos con una gran ambigüedad y cargados de sensualidad y erotismo como los de Filip Mitrović, Bojan Bjelic o In Vivo que destaca al mostrarse dos hombres solos, pues normalmente se mostraban en grupo para reforzar la idea de la amistad masculina y alejarse de una posible relación sentimental.
Bojan Bjelic - "Cipka crvena" (2008)
In Vivo - "Zivot unazad" (2013)
Filip Mitrović - Brojim (2014)
Otros artistas eurovisivos también forman parte hoy en día de la cultura del turbofolk, como Milan Stanković (Serbia 2010). En su vídeo de 2013, Od mene se odvikavaj (Deshacerse de mí), hace guiños a la cultura LGTBI+, a pesar de declarar a todos los medios de comunicación su heterosexualidad. Ello dio paso a toda una generación de cantantes que en sus vídeos cada vez más explícitos ayudaron a normalizar la homosexualidad en todos los países de la zona y crearon un clima favorable al reconocimiento de derechos para toda la comunidad.
Milan Stanković - Od mene se odvikavaj (2013)
Las canciones de Serbia en Eurovisión han respondido en estas últimas ediciones a la esencia del turbofolk más moderno. El mejor ejemplo es Hurricane. Bajo su apariencia y superficialidad pop, sus canciones defienden mensajes de empoderamiento femenino. En 2020 cantaban «Hasta la vista, baby, tengo otros planes. Está muy claro, dame las gracias por amarte, por enamorarme de alguien como tú. Me compadezco de que no te gustara». Y en 2021, «Una chica como yo no pide promesas, puedo bailar sola, y si no estás conmigo, es por tu culpa». Toda una declaración de intenciones en un país donde la brecha de género todavía es significativa en muchos aspectos.
Serbia 2020: Hurricane - "Hasta la vista"
Serbia 2021: Hurricane - "Loco loco"
Uno de los tres huracanes, Sanja Vučić, ya había representado a Serbia en Eurovisión 2016. Lo hizo con un tema a menudo oculto en la sociedad de este país: La violencia de género. La canción Goodbye (Shelter), interpretada con mucho sentimiento y un potente arreglo musical, decía «Tengo que encontrar un refugio de tus golpes, tengo que encontrar un refugio para mi corazón».
Serbia 2016: Sanja Vucic - "Goodbye (Shelter)"
Un año antes, Bojana Stamenov cantó Beauty Never Lies, la primera canción íntegramente en inglés de este país en el festival. Mientras encencía la pista de baile con un ritmo trepidante, cantaba sobre algo tan sensible como la discriminación de las personas por su aspecto físico, presentándose a sí misma diciendo «Finalmente lo puedo decir, soy diferente y está bien».
Serbia 2015: Bojana Stamenov - "Beauty Never Lies"
El turbofolk sigue vivo en todos los Balcanes y, aunque su origen es claramente serbio, en cada país tiene diferentes grados de popularidad, aceptación y un estilo propio por la mezcla con la música e instrumentos tradicionales de cada territorio.
Despedimos esta entrada con un sorprendente vídeo. Todos recordamos a Željko Joksimović como el autor de grandes baladas, desde la ya mencionada Lane moje, hasta Nije ljubav stvar, pasando por Lejla,Oro o Adio, pero él también forma parte de la cultura turbofolk como demuestra uno de sus grandes éxitos, Ludak kao ja (Un lobo como yo). Y es que «Quién quiere hacer un arco iris para alguien que sólo ve tristeza. Sólo un hombre loco como yo».