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El dilema del Big5

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Si los números cantaran

El dilema del Big5

Escrito por Jesús Manuel Rodrigo Céspedes

28 de febrero de 2019


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Desde la implantación de las semifinales, Satellite de Lena es la única victoria del Big5*

 

ACTUALIZACIÓN: Este artículo fue publicado el 28/02/2019, manteniéndose la redacción original en esa fecha. Algunos datos o estadísticas pueden haber variado a posterori. En marzo de 2024 las imágenes se han renovado. También se han añadido imágenes y una sección nueva.

 

España, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido forman el Big5 y tienen el privilegio de estar siempre clasificados para la final de Eurovisión. Sin embargo, desde la implantación de las semifinales solo han cosechado una victoria (Alemania 2010). Ahora que la UER estaría planteándose ampliar este grupo, ¿es tan beneficioso estar dentro de él como parece o se trata de un caramelo envenenado? Los números cantan para resolver el dilema del Big5.

 

LOS PUNTOS DE VISTA: 3 GRUPOS DE PAÍSES

Vamos a centrarnos en el periodo de 2004 a 2007, cuando solo había una semifinal y los diez mejores países del año anterior que no fueran Big4 accedían a la final directamente. En este caso, tenemos tres perspectivas de países según el año:

1 Aquellos países que no sabían si iban a llegar a la final ni en el año presente ni en el siguiente (aquellos países que parten de la semifinal).

2 Aquellos países que sabían que iban a estar en la final del año presente pero no lo sabían para el siguiente (aquellos países que habían accedido directamente a la final por su buen resultado el año anterior).

3 Aquellos países que sabían que iban a estar en la final del presente año y la del siguiente también (miembros del Big4).

En base a estas perspectivas podemos pensar que los países del grupo 1 estaban más incentivados a tener una buena canción pues tenían que competir más que los demás. Por el lado contrario, los del grupo 3 podían no tener este interés porque su presencia estaba asegurada fuera cual fuera el resultado. En un punto intermedio estarían los países del grupo 2.

 

CUANDO EL PREMIO ES UN CASTIGO

Lo primero que vamos a hacer es comparar los resultados de los países del grupo 1 con los de los grupos 2 y 3, es decir, vamos a contrastar los resultados de aquellos países que pasaron a la final desde la semifinal con los resultados de los países que ya estaban clasificados previamente para el sábado. Para ello tomaremos las medias de posiciones según cada grupo de países.

El resultado es que los finalistas directos tuvieron una posición media de 15,44 mientras que los finalistas no directos quedaron en torno al 8,18. Estas medias son estadísticamente diferentes, es decir, de media, los países que venían de la semifinal conseguían un puesto mejor en la final que aquellos clasificados automáticamente. Era un riesgo estar en semifinales, pero un premio si se superaban.

Si disponemos las posiciones en un histograma podemos ver claramente esta diferencia: los finalistas directos se acumulan en los puestos bajos (verde), mientras que los finalistas no directos (rojo) acumulan prácticamente todo el top10. Es decir, cada año se iban renovando los países que estaban directamente en la final, algo muy similar a lo que ya se conseguía con el antiguo sistema de relegación.

Como curiosidad Países Bajos tiene el triste registro de haber sido el país que, pasando a la final, obtuvo el peor puesto. Esto ocurrió en 2004. Entonces, Re-Union consiguió el sexto puesto en la semifinal saliendo en último lugar. En cambio, parece que cayó en el olvido tras salir séptimo en la gran final. Es lo que puede pasar cuando se mezclan país occidental y orden de actuación. Y algo parecido les ocurrió también a Alenka Gotar y Bonaparti.lv.

En definitiva, vemos que aquellos países que se clasificaban directamente tenían un nivel inferior a los que debían pasar por semifinales.

 

NO ES SOLO COSA DE LOS GRANDES

Vamos a suponer por ahora, que los Big4 lastran el resultado medio de los países clasificados directamente para la final. Vamos a comparar por tanto solo a los países del grupo 1 (proveniente de la semifinal) con los del grupo 2 (clasificados por su buen resultado en la final anterior).

Al hacer esto, la media de los finalistas directos (azul) mejora levemente, 14,18 (era 15,44 incluyendo al Big4) y la de los finalistas no directos (rojo) sigue siendo 8,18. Esta diferencia sigue siendo ampliamente significativa en términos estadísticos. Por tanto, olvidándonos de los países del Big4, los países que accedían a la final por la semifinal obtenían mejores resultados que los que ya estaban clasificados automáticamente.

 

EL BIG4, ESE GRAN PEREZOSO

Por último, vamos a enfrentar a los países de los grupos 2 y 3, aquellos países clasificados directamente, pero distinguiendo entre el Big4 y el resto de clasificados directos.

En este caso, los países clasificados previamente tienen una media en la final de 14,18, mientras que el Big4 tiene una media de 18,63. Estas medias siguen siendo estadísticamente diferentes, es decir, se demuestra que los países del Big4 tendían a ocupar una posición peor que el resto de finalistas directos.

En el gráfico podéis ver que, aunque los países top10 del año pasado (azul) se distribuyen a lo largo del gráfico, los resultados del Big4 (amarillo) tienden a acumularse en torno a los últimos puestos.

De hecho, en este periodo de 4 años, el Big4 solo obtuvo dos top10, logrados por Alemania y España en 2004, cuando, quizá, este posible efecto pereza aún no se había instalado en las delegaciones de los cuatro grandes. Podemos considerar que el hecho de que sean occidentales fue un agravante, pero no explica estos malos resultados. La introducción de las semifinales tampoco ha servido. Desde 2008 el Big5 solo cuenta con una victoria (Alemania 2010) y sin embargo vienen siendo un 25% de los países que forman la final.

Este resultado viene a demostrar que emitir un fragmento de las canciones en las semifinales no sirve para favorecer a los cinco grandes: los clasificados directamente quedaban peor que los indirectos, pero es que los Big5 quedaban a su vez peor que el resto de clasificados directos. Es decir, hay algo más que influye aparte de las veces que se retransmite una actuación.

 

NUEVA SECCIÓN: TELEVOTO Y JURADO, SIN DIFERENCIAS PARA EL BIG5

Jurado y televoto tienen comportamientos diferenciados que hemos ido evidenciando en sucesivos blogs. Aprovechando la actualización que hemos hecho en este blog, añadimos una pequeña sección para analizar si existen diferencias entre la audiencia y los expertos cuando hablamos del Big5.

Para este análisis hemos tomado las posiciones medias obtenidas por los integrantes de este grupo desde la introducción de las semifinales en 2004 hasta 2023 (desde 2011 Italia se incluye en este selecto grupo). La línea morada representa la evolución del promedio de las posiciones reales, mientras que la línea azul representa los puestos otorgados por el jurado y la roja por el televoto.

Lo primero que resalta es que el promedio del Big5 está en torno a la posición media en Eurovisión (el 12º y 13º puesto) y hacia abajo. Desde que hay datos de desglose, las diferencias entre jurado y televoto han sido más amplias como en 2009 y 2012 con más de 6 posiciones de diferencia. En cambio, ambos criterios han convergido más en los últimos años. En 2023 televoto y jurado han vuelto a diverger, y no sería una locura pensar que se deba a la eliminación del jurado en semifinales.

En global, la posición media del jurado es de 15,38 mientras que en el televoto es de 16,49, poco más de un puesto. El promedio global es de 16,11 por lo que en este sentido, la introducción del jurado no parece haber mejorado de forma sistemática las posiciones de los miembros del Big5.

 

En conclusión, la pertenencia al Big5 es un caramelo envenenado pues te permite disfrutar de tu país en la final, pero aumentando la probabilidad de un mal resultado. Por eso, el resto de países debería pensárselo dos veces antes de ingresar en este selecto grupo. Y a ti, ¿te parece justo el Big5? ¿Preferirías que España tuviese que pasar por semifinales? Lena sigue buscando sucesor.

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