“Belgium, 12 points”. Si tantas veces hemos oído esta frase, ¿por qué decimos que en realidad nunca ha participado en Eurovisión? Porque éste es uno de los estados más complejos y difíciles de estudiar de Europa. Allí todo está fragmentado y el festival no es una excepción. La televisión belga no existe como tal, y sus participantes son sus dos principales emisoras regionales, la VRT (Vlaamse Radio- en Televisieomroeporganisatie), y la RTBF (Radio-Télévision Belge Francophone), que desde 1956 escogen de forma rotatoria su canción en Eurovision. Pero antes de entrar a comentar este aspecto, vayamos a los datos geográficos del país.
Observando el mapa tradicional al que estamos acostumbrados, puede sorprender la afirmación de la enorme complejidad del país, porque no es que su territorio sea tan grande, tiene una extensión de unos 30.500 km2 y, en términos eurovisivos, ocupa el lugar 36 de los 47 que han participado en su historia, así que podemos afirmar que es más bien pequeño. Sin embargo, con más de 11 millones de habitantes, y sin contar los microestados, es el segundo más densamente poblado de Europa, después de Países Bajos. En él se hablan tres idiomas oficiales: el flamenco, el francés y el alemán. El primero de ellos es una variante del neerlandés, pero que en ningún caso se considera una lengua distinta.
Pero en Bélgica nada es tan sencillo como parece. El primer punto a examinar sería la propia frontera del país. En geografía, las fronteras entres dos estados pueden estar formadas por varios segmentos. Por ejemplo, entre Francia y España la frontera no es continua y tiene dos grandes segmentos, del Atlántico hasta Andorra, y de Andorra hasta el Mediterráneo. Además, un país puede tener enclaves, territorios separados de ese país completamente rodeados por otro, o exclaves, territorios en el interior de sus fronteras que forman parte de otro estado. Precisamente en Bélgica nos encontramos de todo y en abundancia.
Si nos preguntaran qué país de Europa tiene mayor número de segmentos fronterizos, ¿cuál sería la respuesta? Pues sí, sería Bélgica, con un total de… ¡39! La mayoría de ellos, 31, corresponden a la frontera con Países Bajos y, en gran parte, se debe a la ciudad de Baarle, conocida como Baarle-Hertog en la parte belga y Baarle-Nassau en la neerlandesa. Aquí podemos ver un mapa de esta localidad, donde observamos que forma un enclave de Bélgica en los Países Bajos, pero en el que incluso hay metaenclaves, enclaves dentro de los enclaves, tratándose de la división más compleja del mundo.
Pero las curiosidades no acaban aquí, porque además nos encontramos con cinco exclaves, territorios de Alemania dentro de Bélgica, y uno de ellos se trata de… ¡una granja! Y el motivo de su existencia es bastante pintoresco: la línea de tren Vennbahn, actualmente en desuso y parte de la ruta ciclista transfronteriza más larga de Europa, pertenece a Bélgica desde el Tratado de Versalles de 1919, pero circula a través de Alemania. Por este motivo, las áreas que quedan al oeste de esta vía férrea son territorio alemán y, por lo tanto, formalmente enclaves en la zona belga. Aquí podemos ver una captura con los exclaves y, al lado, una ampliación de una parte de Mützenich en esta particular frontera.
Ya dejando de lado este primer punto, tal vez anecdótico pero bastante significativo, vamos a centrarnos en la división interna del país que se realiza en base a comunidades y regiones. Las comunidades están basadas en el idioma hablado en ellas, y son la flamenca de habla neerlandesa, la valona de habla francesa, y la alemana. Las regiones también son tres, Flandes, Valonia y Bruselas
Aunque a primera vista, todo parece bastante simple, no lo es tanto cuando lo examinamos con un poco más de detenimiento. En principio, el país se divide según los idiomas, así que Flandes coincide con la comunidad flamenca. Pero Bruselas no forma parte administrativa de Flandes, a pesar de ser una ciudad flamenca. En esa ciudad, la lengua más hablada por aproximadamente un 80% de la población es el francés, así que tal vez debería formar parte de Valonia. Pero no, eso tampoco. Oficialmente, es un territorio bilingüe, y forma una región propia, y también forma parte de dos comunidades, la flamenca y la valona. Y la comunidad alemana, con sus propias instituciones, forma parte de la región de Valonia… de habla francesa.
Y esta división entre los tres idiomas, ¿es absolutamente clara? Claro que no. Desde el año 1962 existen los llamados “municipios con facilidades lingüísticas” en los que oficialmente se habla una lengua, pero con una importante minoría hablante de otra en la que también se ofrecen servicios municipales, con la particularidad de que en la comunidad alemana son todos en francés. En el caso de alterarse el idioma predominante de una ciudad, dichos servicios también cambiarían de lengua, pues en cuestiones idiomáticas, y al igual que iremos viendo en otros países de Europa, no se aplica desde 1921 el principio de “personalidad”, por el que cualquier persona tiene derecho a dirigirse a los servicios públicos en su idioma, sino el de territorialidad que indica que la lengua predominante en una región es el que va a ser utilizado en las comunicaciones públicas oficiales.
La división administrativa por comunidades lingüísticas, por lo tanto, no es tan sencilla como parecía, y eso sin tener en cuenta los idiomas regionales sin estatus oficial. Valonia tiene cinco, tres de los cuales son de origen románico, el lorrenés, champañés y picardo, y otros dos son de origen germánico, el limburgués y el luxemburgués. Flandes, por su parte, sólo tiene un idioma regional, el limburgués.
Así que cuando en Eurovisión vemos que las participaciones se reparten únicamente entre dos televisiones, la flamenca VRT y la valona RTBF, mi primer pensamiento es que podría ser muchísimo más complicado, porque los idiomas regionales no cuentan con estatus oficial, y la comunidad alemana no forma una región reconocida, de hecho, su canal de televisión, la BRF, se creó en 1977 y no está asociada a la UER. Bélgica, así, no se planteó en el festival una rotación entre las tres comunidades, sino entre las dos regiones mayoritarias, y los idiomas utilizados cuando no había libertad de elección siempre fueron el francés y el neerlandés.
¿Y las competencias entre el estado y las regiones? Bélgica es un estado federal y todas las competencias pertenecen a las regiones de Flandes, Valonia y Bruselas que, voluntariamente, ceden algunas a nivel estatal o a las comunidades. Las regiones pueden mantener relaciones internacionales independientes en todos los aspectos de su competencia, son el motor del estado, y por ello se explica que entre 2010 y 2011 el país pudo estar 541 días sin gobierno federal.
¿Qué une a los belgas? A nivel coloquial no se menciona Eurovisión, pero sí el fútbol y el rey. Sin entrar a valorar el papel deportivo… el del monarca no está tan claro. El único referéndum que se ha realizado en el país en los siglos XX y XXI, sobre el retorno de la monarquía en la persona del rey Leopoldo, fue en 1950. Flandes votó a favor por un 72%, mientras que Valonia en contra por un 56%. Además…
…podemos poner a esta crónica incluso un poco de “Salsa Rosa”, y reafirmar que la monarquía no ha sido especialmente útil para fomentar la unidad del país, pues el Rey Balduino, descendiente del Rey Leopoldo, estuvo casado con la española Fabiola de Mora y Aragón y murió sin descendencia en 1993 tras 42 años de reinado. Dos antes de su muerte, se abolió la ley sálica que favorecía al varón respecto a la mujer, por lo que la corona tenía que pasar a su hermana mayor, Josefina Carlota, o a sus descendientes, pero como estaba casada con el Gran Duque de Luxemburgo, y ya era consorte de un jefe de estado, se decidió que el futuro rey fuera el hermano menor de Balduino, Alberto. Total que Flandes se puso a favor de los descendientes de Josefina Carlota, y Valonia de Alberto, así que el trono volvió a ser un nuevo motivo de discordia más que de unión.
Nosotros podemos preguntarnos: ¿Eurovisión une a los belgas? Y la respuesta es que NO, ya que por mucho que se repita “La Belgique, douze points”, la canción ha sido escogida realmente por la televisión flamenca o valona. Y los resultados de las dos emisoras, francamente, son muy distintos. Bélgica, desde su debut en la primera edición del festival en 1956, ha alcanzado el top 5 tan solo en nueve ocasiones. El país cuenta con una única medalla de oro, la de Sandra Kim con J’aime la vie en Bergen 1986, y dos platas, la de Jean Vallée en su segunda participación con L’amour ça fait chanter la vie en París 1978 y la de Urban Trad con su imaginario Sanomi en Riga 2003.
Todas estos resultados de “Bélgica” tienen algo en común, todos fueron obtenidos por la televisión valona, la RTBF. La televisión flamenca VRT, en cambio, no ha pasado del sexto puesto en dos ocasiones, la primera en el prehistórico Cannes 1959 con Hou touch van mij de Bob Benny, en una edición con 11 países; y la segunda, 51 años después, en Oslo 2010 con Me and my guitar de Tom Dice.
Durante la primera época de Eurovisión es cierto que Valonia contaba con la ventaja (estadística) de poder cantar en francés, idioma en el que se produjeron la mayor parte de los triunfos en los primeros años del festival. La situación, sin embargo, no cambió sustancialmente a partir de 1999 con la libre elección de la lengua, momento a partir del cual las dos televisiones han enviado mayoritariamente canciones en inglés. La RTBF conseguió en este período su segunda medalla de plata y dos cuartas posiciones, mientras que la VRT, a pesar de igualar su récord histórico, también tuvo grandes fracasos, como el de la famosísima Kate Ryan que con Je t’adore no logró clasificarse para la gran final de Atenas 2006.
Si atendemos las últimas posiciones, el resultado también es claramente desfavorable a Flandes. La RTBF ha ocupado en dos ocasiones el farolillo rojo, 1962 y 2000, y la VRT en seis, 1961, 1965, 1973, 1979, 1985 y 1993. Y una de ellas también ha pasado a la historia eurovisiva, aunque tal vez no por motivos extrictamente musicales: Barbara Dex.
Bélgica es un país relativamente joven en Europa. Su nacimiento como estado independiente se produjo en 1831 y, durante muchos años, se discutieron sus límites territoriales con sus países vecinos. Interiormente, su historia siempre se ha visto marcada por las reticencias y recriminaciones entre las dos principales comunidades que han formado el país, y dichas tensiones siguen presentes en la actualidad. Esto es demostrable si examinamos los resultados de las elecciones federales desde 1987 en las que, sin tener en cuenta la ideología de los partidos, podemos observar como los votos de los ciudadanos de uno y otro lado se están diferenciando cada vez más.Anteriormente nos preguntábamos qué une a los belgas. El rey parece que cada vez puede desempeñar menos este papel. Y no, tampoco Eurovisión. El factor que ahora mismo se acepta por parte de la mayoría de la población como el más cohesionante del estado es su capital, Bruselas. Una ciudad flamenca, pero con la mayoría de habitantes francófonos, en la que además se encuentran numerosas instituciones internacionales de la Unión Europea.
No es fácil predecir el futuro de cualquier país, y en el caso de Bélgica, sus propias particularidades lo dificultan todavía más. En términos eurovisivos, tal vez la canción que mejor los represente sea su mejor resultado de los últimos 34 años, Urban Trad, un grupo creado en una ciudad valona para difundir las tradiciones de todo el país y por el que han pasado 11 integrantes a lo largo de su historia: seis de ellos de Valonia, cuatro de Flandes, e incluso una española, la lucense Verónica Codesal. Y cantaron en un idioma que todos los belgas podían sentir como suyo: una lengua imaginaria.