Turquía no regresará en Kiev 2017
Turquía se une a Eslovaquia, Mónaco, Andorra, Luxemburgo y Bosnia y Herzegovina, los cuales han rechazado su participación en Kiev 2017. Zurab Alasania, el directivo de la televisión ucraniana, ha confirmado el no rotundo de la TRT sobre un posible regreso a Eurovisión. Según el representante de la NTU, la UER estaría estudiando el mapa de operadores privados del país en busca de una televisión que retransmita la 62ª edición el año que viene. Sin embargo, ninguna de las corporaciones avistadas ha mostrado interés por el certamen.
Pese a que ni el ente europeo ni la cadena turca han confirmado la negativa, en caso de constatarse, este 2017 sería el quinto año consecutivo que Turquía se ausenta del festival. El país abandonó el certamen en 2013, al igual que Eslovaquia. Mientras los eslovacos justificaron su retirada alegando el alto coste que suponía Eurovisión para la RTVS, la TRT se desentendió del concurso denunciando las desventajas que implicaban para los turcos el nuevo sistema mixto de votación, introducido en 2009, además de protestar sobre los privilegios del Big Five.
Turquía debutó en Eurovisión en 1975. Su primera escalada al podio fue en Dublín 1997, obteniendo la medalla de bronce con Şebnem Paker y Dinle. Seis años después, en Riga 2003, el país lograba el oro con Sertab Erener y Everway that I can. Al año siguiente, como país anfitrión, en Helsinki 2007 y Moscú 2009, Turquía conseguía un cuarto puesto. La medalla de plata llegó en Oslo 2010, con manGa y We could be the same. La TRT dejó de emitir la superproducción europea desde Bakú 2012, con Can Bonomo y su carta de despedida Love me back.
Por el momento, Australia, San Marino y Moldavia, que compitieron en Estocolmo 2016, aún restan por comunicar su candidatura para Ucrania. En este sentido, el mismo Alasania, preguntado por los usuarios sobre los países todavía pendientes de confirmación, ha afirmado desde su cuenta personal la asistencia de Moldavia en Kiev 2017 pero no ha asegurado la participación de San Marino, dejando entrever que la «Serenísima República» también podría seguir la línea del abandono.
