Reyes sin trono: La década del Reino Unido fuera del top 10 de Eurovisión
Hablar del Reino Unido en Eurovisión es hacerlo de uno de los países más exitosos de la historia de festival. Un palmarés que cuenta con nada más y nada menos que cinco medallas de oro, 15 de plata y tres de bronce a lo largo de sus 61 participaciones desde su debut en 1957. Sin embargo, si limitamos el análisis a las dos últimas décadas hablaríamos, en líneas generales, de fracasos encadenados, candidaturas intrascendentes y la desidia de una BBC que no hace gala de ser la televisión pública de la primera potencia audiovisual y musical de Europa.
El inicio del declive lo podemos fechar en 1998, año de la introducción masiva del televoto, pero no por esa edición en concreto, la última organizada en suelo británico, ni por el resultado de su candidatura, la fantástica Where are you now de Imaani, sino por la desaparición de los jurados, tradicionalmente más benevolentes con los marcadores del país.
Antes de 1998, El Reino Unido solo se había quedado fuera del top 10 eurovisivo en dos ocasiones, en 1978 con Co-Co, #11, y en 1987 con Rikki, #13. Después, Precious en 1999 cayó al #12, Nicki French al año siguiente bajó al #16, y Lindsay D en 2001 se quedó en el #15. Un aperitivo de los desastres que estaban por llegar, desde el histórico cero a Jemini en 2003, hasta la última posición de Andy Abraham en 2008, pasando por las malísimas marcas de James Fox, Javine, Daz Sampson o Scooch a lo largo de la década de los 00's.
Esta serie de catastróficas desdichas ha repercutido en la audiencia de Eurovisión en Reino Unido, buena, pero lejos de los niveles de épocas pasadas, y en las listas de ventas, donde la mayoría de sus canciones han pasado con más pena que gloria, así como la carrera posterior de sus cantantes. Y todo ello en uno de los países con más cultura eurovisiva de Europa, con una activa comunidad eurofan, y una notable atención mediática y repercusión social. Quizá nos suene de algo.
La crisis británica ha sido común a todo el Big 4, ahora 5, pero en los últimos 20 años los alemanes han ganado Eurovisión en 2010 y suman tres top 5 y cuatro top 10, mientras que Francia tiene dos top 5 y dos top 10. Incluso España en el mismo periodo de tiempo tiene cinco top 10. Las comparaciones son más odiosas si volvemos a reducir el arco a la última década, donde Alemania ha alcanzado el #1 y #10 con Lena en 2010 y 2011, el #8 con Roman Lob en 2012 y el #4 con Michael Schulte este 2018, Francia el #6 con Amir en 2016 y España el #10 con Pastora Soler y Ruth Lorenzo en 2012 y 2014. Para encontrar estas marcas en el historial del Reino Unido tenemos que retroceder al #3 de Jessica Garlick en 2002 y al #5 de Jade Ewen en 2009. En esta década, la BBC no ha estado nunca entre los 10 mejores de Eurovisión.
LA DÉCADA DEL REINO UNIDO FUERA DEL TOP 10 DE EUROVISIÓN
El top 5 de Jade Ewen con My time en Moscú 2009 animó a la BBC a realizar una segunda edición de su renovada preselección Your Country Needs You, una especie de concurso de talentos eurovisivo, con seis participantes, dos solistas femeninas, dos masculinos y dos grupos, cuyo principal atractivo residía en los autores de la canción, en la primera temporada Andrew Lloyd Webber y Diane Warren y en la segunda y última Pete Waterman. A pesar del éxito de audiencia en 2009, la televisión pública británica redujo en 2010 las galas de cinco a un único programa. No obstante, las expectativas se mantuvieron altas gracias al autor de los grandes éxitos de Bananarama, Jason Donovan, Kylie Minogue, Rick Astley o Steps.
Lamentablemente, el resultado fue uno de los mayores despropósitos del Reino Unido en Eurovisión. El tema That sounds good to me no guardaba más relación con I should be so lucky, Never gonna give you up, Together forever, Venus o You spin me round (Like a record) que lo antiquísimo de su sonido y, a diferencia de estas, una pésima producción y nulo gancho comercial. El ganador de la final nacional, Josh Dubovie, tampoco ayudaba mucho a mejorar el conjunto, con una evidente inexperiencia y una exasperante candidez. La actuación en Oslo, para colmo, fue el summun de lo hortera, con unos bailarines hiperactivos y unas coristas florero sobre una estructura de cubículos. El remate, la falta de bagaje de Dubovie, desafinado y nervioso durante toda la actuación.
Con estos mimbres, el batacazo británico estaba sentenciado, últimos por tercera vez en la historia, con 10 puntitos regalados por Irlanda (4), Georgia (3), Azerbaiyán (2) y Albania (1). Cabe destacar en esta época de división del voto entre jurado y el televoto que la candidatura fue el farolillo rojo para ambos. Por si fuera poco, el capítulo de récords negativos se completa con el peor peak histórico para un single eurovisivo en la lista de ventas británica, un lamentable #179, y la peor cuota de la historia en la casa de apuestas local William Hill, 125/1.
La BBC siguió por la senda de la elección interna en 2011 pero, por primera vez en la historia, el público no tuvo ningún poder de decisión ni en el cantante ni en la canción. La delegación escogío a dedo a la boy band Blue, un grupo famosísimo entre 2001 y 2005, no solo en su país, sino en todo el continente, y cuya formación original se reunió seis años después de intentar carreras en solitario con escasa fortuna. La canción I can, completamente fiel al sonido de la banda, se clasificó en una decepcionante undécima posición tratándose de una de las favoritas para el triunfo.
I can también logró el mejor resultado comercial para un single eurovisivo en este periodo, un discreto #16 en el Reino Unido, pero un meritorio #7 en Alemania y #8 en Austria y Suiza, países en los que posteriormente centrarían su carrera musical con dos nuevos álbumes de razonable éxito. Su tema en Düsseldorf, además, fue uno de los 100 más vendidos del año en territorio alemán, concretamente el #63. Por si fuera poco, los chicos también protagonizaron la edición más vista de Eurovisión en el Reino Unido desde 1999, 9.540.000 espectadores y el 40,4% de share.
La BBC pensó que había dado con la fórmula perfecta para cumplir a nivel comercial, mediático y televisivo en Eurovisión, la elección interna de una vieja gloria, y se dispuso a repetir el mismo patrón de Düsseldorf 2011 en Bakú 2012. Para tal fin buscó en el baúl de los recuerdos a otra gran estrella del pop británico, pero no retrocedió una sola década, sino cinco.
Engelbert Humperdinck fue el señalado con el dedo mágico y, a sus 76 años, se convirtió en el representante más longevo en pisar suelo eurovisivo, récord que solo cinco actuaciones después de abrir el festival le arrebataría la rusa Natalia Pugachova de Buravnoskiye Babushki, un año mayor. Su designación, no obstante, causó cierta controversia ya que, a pesar de su renombre, su último número 1 en las islas británicas data de 1967, viviendo de recopilatorios y rentas desde entonces. Love will set you free tampoco encontró su hueco en el mercado musical del 2012 quedándose muy lejos de los #1 de su época dorada en un horrible #60.
A pesar de la emotiva escenografía y, todo hay que decirlo, la preciosa canción, el público (#21) y los jueces (#25) dieron la espalda al abuelo Engelberto que se dice, se comenta, abandonó muy airado el Chrystal Hall. Quizá fue su decepcionante directo o su desconcertante aspecto lo que terminaron por rematar la candidatura que se quedó en vigesimoquinta y penúltima posición con 12 puntos de Estonia (5), Irlanda (4), Letonia (2) y Bélgica (1).
No hay dos sin tres, dijeron las cabezas pensantes de la televisión pública británica, y repitieron el mismo esquema de Düsseldorf 2011 y Bakú 2012 para Malmö 2013. Bonnie Tyler fue la sorprendente elección interna para Eurovisión y, aunque sus grandes éxitos también se quedaron 30 años atrás, su nombre sí permanecía en el recuerdo popular, a diferencia de Engelbert Humperdinck, y su fama era mucho más global que el de Blue.
La bellísima Believe in me, compuesta por Desmond Child, autor de Angel de Aerosmith, Livin on a prayer de Bon Jovi, Waking up in Vegas de Katy Perry, Livin la vida loca de Ricky Martin o If you were a woman (And I was a man) de la propia Bonnie Tyler, llegó así al festival sin ser esa su finalidad inicial. Su resultado comercial fue pésimo, #93 en la lista de ventas británica, si bien es cierto que también fue el primer single de Bonnie en conseguir entrar en el top 100 en 18 añazos.
Las cosas tampoco fueron mucho mejor en Eurovisión, decimoquinta para el jurado, vigesimosegunda para el televoto y decimonovena en el cómputo general con 23 puntos de Irlanda (7), Malta (5), España (4), Rumanía (3), Suiza (2) y Suecia y Eslovenia (1). La razón de su batacazo, al igual que el de su predecesor, se puede encontrar en que sus voces y su físico no tenían nada que ver con el recuerdo que el público guardaba de ellos, sumado a que sus canciones sonaban por primera vez frente a las miles que hemos escuchado Total eclipse of the heart o Quando, quando, quando. Cualquier comparación era más odiosa que nunca. En cualquier caso, nosotros, al igual que el portavoz de los votos lituano, solamente podemos decir: “We love you, Bonnie Tyler”.
Después de tres años sacando el polvo a las candidaturas eurovisivas, el Reino Unido dio un pequeño golpe de timón. Por una parte no renunció al dedazo, pero por la otra abrió la primera convocatoria totalmente pública desde 2008. La desconocida para el gran público Molly, con la canción de su propia autoría Children of the universe, fue así la seleccionada entre las más de 300 candidaturas recibidas.
Presentada en el canal oficial de Eurovisión con una espectacular actuación en directo y promocionada posteriormente con un más que notable videoclip, el Reino Unido volvía a la lista de favoritos con la propuesta con más ingredientes para la victoria desde que tenemos uso de razón festivalera. Tanto es así que el single alcanzó un meritorio #23 para una artista novel en la lista de ventas.
A pesar de la expectación creada, todo empezó a fallar durante los ensayos con una escenografía, vestuario y maquillaje totalmente desacertados que llevaron al extremo las referencias a la cultura asiática del videoclip, en vez de apostar por una línea visual más acorde como la vista en la presentación en directo. La actuación en Copenhague, la última de la noche, pasó totalmente desapercibida quedándose en un decepcionante puesto 17, decimosexta para el jurado y vigesimoprimera en el televoto, con 40 puntos. Los mayores apoyos llegaron, como es costumbre, de Irlanda (8), también de Dinamarca (7) y San Marino (5), y nuevamente de España (5).
Electro Velvet con Still in love with you, al igual que Children of the universe de Molly, fueron designados a dedo en un concurso abierto, pero mientras que ella recibió los halagos de la prensa y los eurofans, ellos fueron defenestrados por la crítica y el público. “Pesadilla” fue el calificativo empleado por The Guardian tras su presentación en sociedad y “olvidable” el de The Independent, mientras que otros medios de comunicación se apresuraron a hacer reportajes sobre las peores candidaturas históricas del Reino Unido en Eurovisión en las que, por supuesto, el dúo tenía un lugar privilegiado. El público también les hizo la cruz con el segundo single menos vendido de todas las representaciones británicas, fuera del top 100 de la lista de ventas, en un lamentable #114. Y no era para menos.
Los ensayos y la posterior actuación en Viena en la edición del 50 aniversario del festival confirmaron los peores presagios. El cuestionable vestuario y directo de Alex y Bianca, la nula química entre ambos y la horterísima puesta en escena dio como resultado, ahora sí, una de las peores actuaciones de la historia eurovisiva. Y todo ello escogido por el comité de expertos de la televisión pública más importante de Europa.
Lo sorprendente de El Caso es que semejante cuadro se librara del farolillo rojo y los “null points” por encima de las maravillosas actuaciones de la alemana Ann Sophie, los austríacos The Makemakes y la francesa Lisa Angell. Tres puntos procedentes del “juvenil buen gusto” de San Marino, uno de Irlanda y otro de Malta hicieron un total de cinco que al cambio les valió para una plaza 24. En la votación popular fueron también vigesimocuartos, por encima de las ya mencionadas Alemania, Austria y Francia, mientras que en la clasificación profesional fueron vigesimoterceros sobre, atención a la fumada, la serbia Bojana Stamenov, la española Edurne, la albanesa Elhaida Dani y la polaca Monika Kuszinska.
Después de cinco años de elecciones internas, la BBC decidió volver a sus tradicionales finales nacionales con un nuevo formato, You Decide. Para tal fin abrieron una convocatoria pública de candidaturas, involucraron en el proceso de selección a la Academia Británica de Autores y Compositores, así como a OGAE en las cribas iniciales. Seis fueron las canciones finalistas, todas ellas de un perfil bajísimo, e interpretadas por perfectos desconocidos. La gala se emitiría en la muy minoritaria BBC Four, algo así como La 2 de La 2, para hacernos una idea de la relevancia que los directivos de la pública le dieron a la preselección.
Joe and Jack con You're not alone fueron la elección del televoto británico, mientras que el europeo les daría la espalda con tan solo ocho puntos. El jurado sumaría otros 54, entre ellos un 12 maltés, que harían un total de 62 puntos y un idéntico 24 en la clasificación general. Por separado, el dúo fue vigesimoquinto y penúltimo para la audiencia y decimoséptimo para los jueces. Poco se puede reprochar a esta actuación correcta a todos los niveles pero sin nada especial que invite a alguien a descolgar el teléfono por ella. El single no pasó del #81 en los charts británicos.
La segunda edición de You Decide repitió los mismos ingredientes que la primera, pero fue cocinada con algo más de mimo. Para empezar, la BBC pasó la gala del cuarto al segundo canal, duplicando su audiencia. Los seis intérpretes finalistas también eran caras más o menos reconocibles para el público más fiel, la mayoría salidos de X Factor, el talent show más famoso en las islas, y la nómina de autores incluía nombres como el de la ganadora de Eurovisión 2013, Emmelie de Forest. Otra muestra del creciente interés fue la incorporación por primera vez desde 1987 de un jurado, aunque no supiéramos sus votaciones por separado, ni tampoco las del televoto.
La ganadora de todo esto fue Lucie Jones, una de las X y curtida en los musicales, con el tema Never give up on you de la ya mencionada Emmelie. Con una versión remasterizada para competir en Kiev, menos intimista y más épica, la actuación también destacó por una inversión en la escenografía y un cuidado en la realización mayor del habitual, sin renunciar a la tendencia barroquista de toda candidatura británica, con sus buenos dorados y su imprescindible pirotecnia. Su gran interpretación en el jury final le valió un notable top 10 con 99 puntazos, 12 de ellos de Australia, pero la excesiva afección en la final de finales no conveció al público que la enterró en el #20 con tan solo 12 votos, 1 de ellos desde España. Lucie, quizá, merecía más que un #15 en la capital ucraniana, como también es cierto que la canción no daba mucho más de si, tal y como reflejaron las listas de ventas donde no pasó de un anecdótico #73.
No hay dos sin tres. El You decide volvió a la carga este 2018 tal cual lo habíamos dejado el pasado 2017, con una única incorporación, la de Mans Zelmerlow como maestro de ceremonias acompañando a la titular Mel Giedroyc. La favorita en todas las casas de apuestas y encuestas especializadas, Asanda con Legends, perdió en directo todas sus posibilidades para viajar a Lisboa, oportunidad que aprovechó SuRie y su Storm. Inmediatamente las redes sociales ardieron contra una canción que precisamente de tormenta tenía poco, pero la cantante consiguió revertir la situación gracias a su carisma y profesionalidad, hasta tal punto que su actuación fue una de las más coreadas en la capital portuguesa.
SuRie consiguió 25 puntos del televoto, donde fue vigésima, y 23 del jurado, vigesimotercera. Un total de 48 votos que la salvaron por tres peldaños del pozo en el 24. Todo un éxito teniendo en cuenta los malos augurios de null points. También, contra todo pronóstico, el single llegó al top 50 en la lista de ventas británica, por encima de sus antecesores Lucie Jones y Joe & Jack y también de grandes estrellas como Bonnie Tyler y el abuelo Engelberto. A pesar de los pesares, ¿esto sigue siendo lo mejor que puede aportar el Reino Unido a Eurovisión?
Conversación
Hablan de injusticias cuando la verdad siendo la BBC y siendo un país potencia musical el ESC les vale un pepino y mandan pura mediocridad. Ninguna canción enlistada en la nota le llega a cualquier otra canción británica que está en top 10 de cualquier lista de popularidad. Hay que entender que el Reino Unido disfruta hacer relleno en el ESC, gusta y sus grandes artistas gustan de ver el festival pero no para participar.
No sé si es lo mejor o no que puede aportar UK pero tengo claro que sus posiciones son injustas (salvo algunas excepciones). Molly fue el mejor tema de su año pero como nos va la purpurina y el absurdo pues, como resultado, cada día el ESC se aprecia más casposo al público general.
Nunca he entendido lo mucho que aporta Reino Unido a la música y lo poco que está aportando al festival. Aún así, creo que las pocas ganas e ilusión por hacer un buen trabajo al final tienen un resultado, y eso me recuerda muchísimo a España. ¡Gran artículo!
Fascinante reportaje, genial recopilación de la decadencia de la otrora potencia eurovisiva. Reino Unido no le hace justicia a su industria musical y a su curtidísimo ente de radiodifusión. Reciben lo que merecen en la mayoría de ocasiones, poco o nulo interés se traduce en malos resultados. Ojalá recuperen el rumbo y consigan remontarse.