En una reciente entrevista a nuestros compañeros de El Mundo, en el apartado de La Otra Crónica, Las Ketchup se sinceran y hacen balance de estos últimos 15 años en el mundo de la industria musical. A la pregunta de su renacer en 2006 con el tema Bloody Mary y su incursión en el mundo eurovisivo, las hermanas Muñoz tienen opiniones dispares al respecto y explican los pros y contras de su experiencia.

Pilar lo recuerda con cariño a pesar de los problemas técnicos en la actuación: “Lo pasamos mal en el escenario, pero mereció la pena conocer ese mundo y a los fans de Eurovisión, que son totales”. Por su parte, Lola se apena por el resultado pero lo contrarresta con lo bien que las trataron y lo fuerte que es la experiencia, ya que anteriormente apenas conocía Eurovisión. La que saca el lado más negativo del festival es Lucía, la única que no lo recuerda como una grata experiencia. Recalca los problemas técnicos, de vestuario y de sonido y confiesa que si le dieran a elegir, cambiaría la canción. “Es algo que tuvimos que hacer, que no elegimos”, añade.

Aparte de sus declaraciones sobre Eurovisión, las tres hermanas hacen un recuento positivo de su carrera, de la meteórica y repentina fama que supuso Aserejé en 2002 y las consecuencias que tuvo en sus vidas. Personalmente, las tres se han volcado en su faceta maternal, ya que las tres son madres. Profesionalmente, no están desaparecidas, siguen viviendo de la música y acaban de cantar en Noruega, además de su paso por el Melodifestivalen en 2016. Cierran la entrevista afirmando con rotundidad que no echan de menos la fama tan fulgurante de 2002 y que prefieren viajar y cantar sin la presión de sus inicios.