“El pintalabios, toque de rimel, moldeador como una estrella de cine”. Así conocimos a María Isabel hace ya 11 largos años, una niña alegre y pizpireta que llevó de Ayamonte en Huelva a Lillehammer en Noruega su Antes muerta que sencilla, alcanzando la victoria en Eurovisión Junior 2004 y el récord de puntuación histórico de la versión mini del festival. Hoy, a sus 20 años, y después de un periodo alejada de los focos que la convirtieron en la mayor estrella infantil española de los dosmiles, regresa a los escenarios con su nuevo single, La vida es solo una, con el que comienza una nueva etapa musical.

Después de su participación en Eurojunior 2004, donde compartió experiencia con otros niños que hoy ya adultos continúan en el mundillo como Blas de Auryn, Mirela Cabero o Rocío de Sweet California, publicó cinco álbumes que fueron todo un éxito, a destacar el primero, No me toques las palmas que me conozco, con el que logró no solo cuatro discos de platino en España, sino también una gran aceptación en diversos países europeos. También probó suerte en el cine y la televisión, con la película Ángeles S.A., y como presentadora durante tres temporadas de Lus Lunnis, en uno de sus últimos trabajos antes de tomarse un tiempo de respiro.

Ahora, la niña prodigio intentará recuperar su lugar en el mundo de la música, para alegría de sus fieles seguidores que han aguardado una paciente espera de seis años, y lo hace con el impacto de observar su nueva imagen, convertida en una bellísima joven, y también un nuevo estilo, a medio camino entre el dance y lo latino que suena a pelotazo durante sus tres minutos de duración. Quién sabe si además de reencontrarnos con María Isabel en los escenarios, lo haremos también en el festival que la lanzó a la fama, hagan sus apuestas.