Reportajes

La Europedia: Un merecido homenaje a los directores de orquesta de Eurovisión

Entre 1956 y 1998, 44 ediciones del festival en las que los directores de orquesta compartieron protagonismo con los representantes de cada país. De los ganadores internacionales Noel Kelehan y Franck Pourcel, a los vencedores nacionales Rafael Ibarbia o Augusto Algueró, pasando por nuestros maestros más recordados como Eduardo Leiva o Juan Carlos Calderón, repasamos los directores más exitosos, los más prolíficos y tambíen los más excéntricos. ¿Quién exigió la supresión de la orquesta? ¿Quién dirigió más veces a España? ¿Cuántas mujeres cogieron la batuta? ¡Te lo contamos todo en esta primera parte de nuestro homenaje a los directores de orquesta!
José Mª Soto · Fuente: eurovision-spain.com
Publicado el día 25 de agosto de 2018
25082018_074421_gettyimages-3143145-1524838054_original
El director sueco Sven-Olof Walldoff con ABBA (Getty Images)

La Europedia: Un merecido homenaje a los directores de orquesta de Eurovisión

Durante los primeros años de Eurovisión no existían reglas muy complejas para el desarrollo del formato, pero sí se establecieron tres premisas: la canción debía ser cantada por un solista, éste tendría que interpretarla en uno de los idiomas oficiales de su país y, por último, habría una orquesta facilitada por la televisión del país organizador. Cada delegación era invitada a llevar al certamen un director de orquesta junto al intérprete y, en caso de ausencia, el tema sería dirigido por el maestro del canal anfitrión.

A mediados de los 60, las orquestas tuvieron que agrandarse, debido a la irrupción de la música pop en el panorama musical, incorporando más elementos de viento y percusión. No obstante, desde 1956 hasta 1970 no hubo grandes cambios en las normas del festival, hasta que en 1971 se permitieron grupos de más de dos solistas. Al año siguiente, la banda británica The New Seekers pidió permiso a la organización para utilizar una cinta pregrabada que permitiera a todos el conjunto concentrarse en entonar la canción y olvidarse de los instrumentos, pero la petición fue rechazada y tuvieron que tocar en directo.

La UER, no obstante, tomó nota y se dio cuenta de que la industria musical avanzaba por otros derroteros en los que el certamen podía quedarse desfasado y pasado de moda. Solo una edición después, en 1973, dieron luz verde a las pistas pregrabadas con la condición de que tras el solista hubiera músicos que fingieran tocar los instrumentos. El primer artista que se acogió a la norma fue el también británico Cliff Richard, acompañado por el grupo The Shadows, quienes no tocaron ni una sola nota en directo.


Reino Unido 1973: Cliff Richards – Power to all our friends

Los míticos ABBA, en 1974, también utilizaron una pista de acompañamiento completa, mientras que la orquesta se limitó a tocar pequeños elementos de la canción, por lo que su director, Sven-Olof Walldoff, tuvo poco trabajo aquella noche. Para finales de década, en 1979, el grupo italiano Matia Bazar sería el primero que prescindiría totalmente de la música en directo.


Italia 1979: Matia Bazar – Raggio di luna

A partir de los 80 y durante los 90, aunque no se redujo el protagonismo de la orquesta, se utilizó música enlatada en muchas canciones. Especialmente destacable son los casos de las ganadoras de 1995 y 1996, la eminentemente instrumental Nocturne de Secret Garden, y The Voice de Eimear Quinn, ambas presentadas con pistas pregrabadas en su práctica totalidad.


Noruega 1995: Secret Garden – Nocturne

EUROVISIÓN 1996: EL PUNTO DE INFLEXIÓN

A raíz de la eliminación de Alemania en Eurovisión 1996, en una oscura votación preliminar, el jefe de la delegación Jürgen Meier-Beer amenazó con retirar al país del festival si no se volvía a modernizar. Tres fueron sus condiciones, la incorporación del televoto en detrimento del jurado, la libertad idiomática y la supresión de la orquesta. El último punto se justificó debido a su elevado coste y al hecho cada vez más evidente de que la música moderna no podía ser ejecutada en directo.

Durante 1997 y 1998, el jurado fue reemplazado gradualmente por el televoto, a la vez que varios países actuaron sin orquesta, entre ellos, Israel con la ganadora Dana International, pero no fue hasta 1999 y ante la amenaza alemana y sus consecuencias económicas, cuando se estableció la libertad de idioma y se suprimió definitivamente la música en directo. Curiosamente, la televisión pública israelí justificó esta decisión alegando que el Binyanei Ha'oumo Centre de Jerusalén era pequeño para acoger a los músicos, cuando el festival de 1979 fue organizado en el mismo recinto sin ningún tipo de problema. 

Tristemente desde 1999 no se ha escuchado ni una sola nota en directo en Eurovisión. La organización, incluso, ha rechazado peticiones de tocar en vivo como las de Austria en 2005, Eslovenia en 2009 o, en contrapunto a sus demandas en los años 70, Reino Unido en 2009. La UER también ha denegado la propuesta que desde el 2001 y en cada edición le realiza la orquesta Metrópole de los Países Bajos para actuar gratuitamente en cada festival.

GRANDES DIRECTORES

El país organizador de Eurovisión nombraba cada año director del evento a su máxima figura del momento. Grandes maestros con un amplísimo historial de conciertos de música clásica y contemporánea ostentaban el privilegio y la obligación de que la orquesta anfitriona estuviera perfecta en todas las canciones. Ellos eran los que dirigían todos los ensayos y, en ocasiones, realizaban los arreglos orquestales de última hora.

La batuta ganadora, por su parte, suponía una inyección de popularidad para el director de orquesta. Muchos consiguieron la fama en su única participación en Eurovisión gracias a su victoria. Los directores más laureados de la historia fueron Noel Kelehan con cinco triunfos (Irlanda 1980, 1987, 1992, 1993 y 1996), Franck Pourcel (Francia 1958, 1960, 1962 y 1969) y Dolf van der Linden (Países Bajos 1957 y 1959 e Irlanda 1970). 

La primera canción de la historia fue dirigida por Fernando Paggi (Países Bajos 1956) y la última por Aleksandar Dzambazov (ARY Macedonia 1998). El director más joven, con 20 años, fue Valeriano Chiaravalle (Suiza 1994) y el más mayor, de 79 años, Robert Stolz (Austria 1960). Sólo tres mujeres han dirigido la orquesta, Monica Dominique (Suecia 1973), Nurit Hirsch (Israel 1973 y 1978) y Anita Kerr (Suiza 1985).

En la historia del festival ha habido representantes que posteriormente se convirtieron en directores como el noruego Arne Bendiksen o el suizo Peter Reber del trío Peter, Sue & Marc. El caso contrario lo encontramos en el alemán Stefan Raab y el estonio Tarmo Leinatamm, primero en la orquesta y después sobre el escenario. También se vivieron situaciones polémicas como en 1990 cuando los directores amenazaron con ir a la huelga porque la televisión croata no quería enfocarlos antes de cada actuación, decisión que recapacitaron y, finalmente, salieron después de cada postal.


Israel 1973: Ilanit – Ey sham

LOS ESPAÑOLES

En cuanto a los maestros españoles, un total de 20 han participado en Eurovisión, y solo cinco han repetido en el festival. De todos ellos, el récord de participaciones lo tiene Eduardo Leiva (Valencia, 13 de octubre de 1944). Famosísimo en la década de los 90 por su participación en los programas El Gran Juego de la Oca, ¿Qué Apostamos? y El Grand Prix del Verano, el Maestro Leiva estuvo siete veces en Eurovisión en 1986, 1987, 1990, 1991, 1993, 1995 y 1996. En su palmarés se encuentra la segunda posición de Anabel Conde, la cuarta de Sergio Dalma y la quinta de Azúcar Moreno, con quien se vivió el recordadísimo momento del fallo en la claqueta y la música pregrabada. 

El director de orquesta de la victoria de Massiel fue Rafael Ibarbia (Barcelona, 1931 – Madrid, 13 de enero de 2003), y el de Salomé, Augusto Algueró (Barcelona, 23 de febrero de 1934 – Torremolinos, Málaga, 16 de enero de 2011). Rafael, el director por excelencia de TVE en los años 60, también llevó las riendas en 1963, 1964, 1966, 1974 y 1977. Augusto, por su parte, también acompañó a los representantes españoles de 1970 y 1972 y al luxemburgués de 1969.

Además, Juan Carlos Calderón (Santander, 7 de julio de 1938 – Madrid, 25 de noviembre de 2012) participó cuatro veces en Eurovisión en 1973, 1975, 1985 y 1989, destacando el segundo puesto de Mocedades y el sexto de Nina, mientras que Juan Barcons (Barcelona, 10 de febrero de 1942) viajó al festival en dos ocasiones, 1976 y 1981. 

El resto de directores de orquesta españoles fueron los siguientes: Rafael Ferrer (1961), Adolfo Ventas (1965), Manuel Alejandro (1967), Waldo de los Ríos (1971), Ramón Arcusa (1978), José Luis Navarro (1979), Javier Iturralde (1980), Miguel Angel Varona (1982), José Miguel Évora (1983), Eddy Guerín (1984), Javier de Juan (1988), Javier Losada (1992), Josep Llobell (1994), Toni Xuclá (1997) y Alberto Estébanez (1998). El único año que España no presentó ningún director fue en 1962 siendo el luxemburgués Jean Roderes el encargado de llevar la batuta en la actuación de Víctor Balaguer. 


España 1990: Azúcar Moreno – Bandido

LOS MÁS PROLÍFICOS

Noel Kelehan (Dublín, Irlanda, 26 de diciembre de 1935 – ibídem, 6 de febrero de 2012) fue el director eurovisivo por antonomasia presente en 29 actuaciones de 25 festivales. El maestro dirigió 24 canciones irlandesas entre 1966 y 1998 (de 1966 a 1969, 1971, de 1976 a 1978, de 1980 a 1982, de 1984 a 1993, 1995, 1996 y 1998) y las de Bosnia Herzegovia en 1993, Rumanía, Grecia y Polonia en 1994 y Polonia en 1995. Por si esto fuera poco, también fue el director musical de la RTE en 27 ediciones del Eurosong, la desaparecida final nacional irlandesa. Como dato curioso, Noel no dirigió a Dana en su triunfo de 1970 porque no llegó a un acuerdo económico con la televisión pública.

Franck Pourcel (Marsella, Francia, 11 de agosto de 1913 – Neully-sur-seine, Francia, 12 de noviembre de 2000) tiene en su haber 23 canciones de 15 festivales. Desde la fundación del festival en 1956 y hasta 1972 dirigió a los galos en 16 ediciones, todas menos 1957, y a los monegascos, alemanes, suecos, austríacos y suizos en 1959 y de nuevo a los austríacos y alemanes en 1961, años en los que fue el director musical. Ossi Runne (Viipuri (antes Finlandia) – Vyborg (ahora Rusia), 23 de abril de 1927) dirigió la orquesta en todas las participaciones finesas entre 1966 y 1989, menos en 1981, un total de 22 actuaciones. Desgraciadamente, no consiguió ningún triunfo y su entrada más exitosa fue un sexto puesto en 1973.

Dolf van der Linden (Vlaardingen, Países Bajos, 22 de junio de 1915 – Weesp, Países Bajos, 30 de enero de 1999) fue uno de los buques insignia de los primeros años. Director de la afamada Orquesta Metropol, fue el conductor principal en Hilversum (1958) y Amsterdam (1970). El maestro dirigió 18 canciones de 13 festivales, todas las neerlandesas de 1957 a 1962, 1964 a 1968, 1970 y 1971 y la luxemburguesa, sueca, belga y alemana de 1958. Dolf, sin embargo, no acudió a la cita madrileña en 1969 porque no quería entrar en un país dictatorial. El neerlandés Harry van Hoof con 15 actuaciones, el sueco Anders Berglund con 14 y el austríaco Richard Österreicher con 12 también sobresalen por su abultado número de participaciones. Cabe destacar que Berglund dirigió la última actuación de Yugoslavia en Eurovisión en 1992.


Irlanda 1980: Johnny Logan – What's another year

LOS MÁS EXCÉNTRICOS

A lo largo de 44 años nos hemos encontrado con algunos directores que por su forma de dirigir o por su puesta en escena se han quedado grabados en la retina de todos nosotros. El primero y, quizá, el más recordado fue el sueco Sven-Olof Walldoff. Disfrazado de Napoleón, dirigió a los archiconocidos ABBA y su Waterloo en Eurovisión 1974. También disfrazado, en este caso, de espadachín actuó el portugués Luis Duarte, con otro cuarteto, Doce y su Bem bom en 1982.


Suecia 1974: ABBA – Waterloo


Portugal 1982: Doce – Bem bom

En el apartado de directores entusiastas nos encontramos con Rainer Pietsch y Timur Selçuk. El alemán llevó la batuta en la actuación de Joy Fleming y su Ein lied kann eine brücke sein en 1975, sin discusión, una de las mayores injusticias de la historia de Eurovisión. Aunque para efusivo, el concierto de gestos, muecas y saltos con el que nos deleitó el director turco en el inolvidable, y estresante, espectáculo de Pan y su Bana bana de 1989.


Alemania 1975: Joy Fleming – Ein lied kann eine brücke sein


Turquía 1989: Pan – Bana bana

El danés Henrik Krogsgård nos obsequió con dos actuaciones memorables, la de 1988, donde recibió un «guitarrazo» al final de la canción que desató las risas del público, y la de 1989, cuando protagonizó el primer y único cambio de director durante una presentación en toda la historia, ante la llamada de la intérprete Birthe Kjær, cediendo su batuta al director musical de Lausanne, Benoît Kaufman, e integrándose con los bailarines y coristas del antológico Vi maler byen rød.


Dinamarca 1988: Hoy eyes – Ka' du se hva' jeg sa'


Dinamarca 1989: Birthe Kjær – Vi maler byen rød

Conversación

0
TOP
26/08/2018

Extraordinario reportaje