Reportajes

Eurovisión: Los Juegos Olímpicos de la música

Si el festival de Eurovisión es considerado anualmente por muchos los Juegos Olímpicos de la música, representantes reconocidos como Käärijä, John Lundvik, Pernilla Karlsson o, cómo no, Julio Iglesias mostraron su destreza en el mundo del deporte
Igor Santamaría · Fuente: Eurovision-Spain
Publicado el día 26 de julio de 2024
John Lundvik Suecia 2019 atletismo
John Lundvik, en una competición de atletismo (Worldathletics)

Eurovisión: Los Juegos Olímpicos de la música

El festival de Eurovisión es considerado a menudo como los Juegos Olímpicos de la música aunque se realice anualmente y no cada cuatro años (cabe especificar que el término “Olimpiada” es el periodo natural entre la celebración de un certamen olímpico y el siguiente). Y aunque se cuenten con los dedos de una mano las canciones que han entrado en liza en la historia eurovisiva con referencia al deporte, deportivo es el ambiente que gusta disfrutar cada mes de mayo en la ciudad anfitriona así como el aroma competitivo, salvo una reciente excepción digna de olvido. Para más inri, son unos cuantos los representantes de este evento musical que en algún tramo de sus vidas se han entregado al deporte, han hecho sus pinitos en alguna especialidad o guardan algún tipo de relación con reconocidos deportistas, que a su vez también han colaborado de algún modo u otro con el festival.

Fue en la edición de 2008, en Belgrado, cuando pudimos ver al serbio Novak Djokovic, cuando aún no había despuntado como gran estrella y mejor tenista de todos los tiempos, lanzando una pelota con su raqueta hacia los espectadores para dar inicio a los quince minutos durante los cuales podían votar por teléfono para elegir a sus favoritos de entre los 19 temas de la primera semifinal. La cosa no quedó ahí. En 2020, en San Remo, Nole entonó las notas del Terra Promessa de su amigo Eros Ramazzotti. Y es que a Djokovic le gusta tanto Eurovisión que ha publicado más de un vídeo en sus redes sociales apoyando a algunos de sus cantantes favoritos, como es el caso de Konstrakta.

Pero más de una vez los papeles se han invertido. Sin ir más lejos, el representante de Finlandia en 2023, y a la postre subcampeón eurovisivo, Käärijä, cuando era conocido como Jere Pöyhönen, exhibió su destreza en el hockey sobre hielo, llegando a jugar en las categorías inferiores del Itä-Helsingin Kiekko (IHK) y pasando entre 2010 y 2013 por las secciones sub’18 y sub’20 del club nórdico. Tres años después lanzó su primer sencillo y decidió dedicarse en exclusiva a la música. Reiley, que abanderó a Dinamarca también en 2023, incluso apartó a un lado el arte de cantar y el piano para, a los 14 años, probar en la gimnasia artística y disputar competiciones juveniles en las Islas Feroe.

Con botas de fútbol

Mucho más cerca, habrá quien aún descubra hoy en día que Julio Iglesias, representante español en 1970 con Gwendoline, apuntaba a guardameta de élite en el Real Madrid, enrolado en su cantera hasta 1963, cuando la noche antes de cumplir los 19 años sufrió un grave accidente de tráfico que terminó con su carrera deportiva. No ha sido el único portero de fútbol que ha competido en el festival. Nicky Byrne, componente de Westlife, perteneció al Leeds United entre 1995 y 1997 aunque le quedó la espinita de no haber ascendido a la Premier League. Dos décadas después, en 2016, representó a Irlanda con Sunlight.

Asimismo, Blanco, que en 2022 interpretó Brividi junto a Mahmood, tuvo un prometedor futuro sobre los terrenos de juego como capitán del Vighenzi juvenil con su nombre real, Riccardo Fabbriconi. Gran aficionado a la Roma, desde muy joven se calzó las botas en un equipo de la provincia de Brescia que le vio nacer: el Feralpisalò. Con el número 5 a la espalda, Fabbro creció como un defensa central de gran técnica hasta recalar en el citado Vighenzi poco antes de la pandemia. Su exentrenador, Vittorio Sandrini, comentaba: “Sabíamos que cantaba, algunos temas estaban en su canal de YouTube. Los chicos cantaban Notti in bianco cuando volvíamos de los partidos en autobús. Nos dijo que se encontraba bien con el fútbol, pero escogió la música”.

Pero la cosa ha llegado a mayores cotas de popularidad. Por el certamen eurovisivo han pasado hasta medallistas. Fue el caso del sueco John Lundvik, quinto en 2019 con Too Late for Love, y que conquistó una medalla de bronce en la prueba de relevo 4×100 m del Campeonato Nacional de Suecia de atletismo en 2005. De hecho, echando un vistazo a su perfil en la IAAF podemos ver que tiene una mejor marca en los 100 metros nada despreciable de 10.84 en 2006. En los 200 metros su mejor registro es de 22.42 y en 60 indoor, de 6:99 en 2002. En categoría femenina, hay hasta quien ha defendido los colores de la selección de su país. Es el caso de la finlandesa Pernilla Karlsson, que en 2012 participó en el festival Eurovisión con När jag blundar. Como jugadora de balonmano formó parte del Sjundeå IF y fue convocada por la selección sub’20 de Finlandia a dos partidos de clasificación para el Mundial de la categoría. Es más, marcó cuatro goles.

Por otro lado están las amistades. Una de las más destacadas es la que mantienen el tenista italiano Matteo Berrettini con Marco Mengoni, el representante transalpino en 2023. A los deportistas les gusta más cantar que dar el cante, pero hay otras como la snowboarder austriaca Anna Gasser, doble campeona olímpica en 2018 y 2022, que se mostraba igual de cómoda sobre la tabla que en un estudio de grabación.

Melodías deportivas
En alguna ocasión el deporte también se ha visto representado en la escenografía eurovisiva y en sus letras. La vez más recordada quizás sea la de 2010, cuando el francés Jessy Matador (puesto 12 con 82 puntos) interpretó el tema Allez, Ola, Olé! que, además, fue uno de los himnos del Mundial de fútbol celebrado ese año y que coronó a España. El single alcanzó el número 1 en las listas de ventas, siendo hasta esa fecha la primera y única eurocanción francesa en conseguirlo en toda la historia. Un año después, Armenia (puesto 12 con 54 puntos en la primera semifinal) tiró sin éxito de ingenio deportivo con su Boom Boom, donde los cuatro bailarines que acompañaban a Emmy coreografiaban distintas especialidades deportivas. Mucho antes, en 1992, la israelí Dafna Dekel (sexta con 85 puntos) entonó Ze Rak Sport, cantando el último estribillo extraído de su versión inglesa, Viva Sport, que fue hecha y comercializada en Europa para conmemorar la celebración de los Juegos Olímpicos en Barcelona. Asimismo, en 2012 la popular Gaitana fue elegida para representar a Ucrania con la canción Be My Guest invitando a todo al mundo a acudir a su país ya que era coanfitriona junto a Polonia de la Eurocopa que, como ahora, conquistó España.

Y hoy, 26 de julio de 2024, antes de que se desarrolle la ceremonia de apertura de los Juegos de París, el último abanderado galo, Slimane, cuarto clasificado en Malmö, dará un concierto gratuito de media hora (a las 16.30 horas) en la plaza Victor-Hugo. Y como diría Barbara Pravi, Voilà, aquí está. La cita olímpica ya arranca para comprobar quién es más rápido, más alto, más fuerte. ¡Citius, Altius, Fortius!. Con una filosofía y espíritu de convivencia muy semejante a la eurovisiva.

Israel 1992: Dafna Dekel - Ze rak sport
Armenia 2011: Emmy - Boom Boom
Ucrania 2012: Gaitana - Be My Guest

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05/08/2024

Qué bonito Ze rak sport y Dafna! Su actuación fue apoteósica. La verdad es que un festival sin Israel, no es un festival, al menos, deportivamente hablando, para qué nos vamos a engañar...