Euroflashback 2002: Cuando vivimos más que una celebración
Vicente Rico · Fuente: Eurovision-Spain.com
“Apura, corre, vamos, que sí o sí a las siete chapamos”. La imperativa rima que pertenece a quien les escribe pudo escucharse en algún centro laboral aquel caluroso 25 de mayo de 2002 en el que –como aquellos miles de voluntarios que el siguiente noviembre se agolparon en las costas gallegas para afanarse en recoger los “hilillos de plastilina” con el que el por aquel entonces portavoz del Gobierno, Mariano Rajoy, explicó el desastre ecológico del petrolero Prestige– millones de ciudadanos recuperaron el espíritu festivalero al grito de “¡nunca máis!” otra debacle eurovisiva.
21.21 horas. “Celebration! Celebration!”. España contenía la respiración durante los primeros 15 segundos de actuación oculta su estrella, mientras su coro, no menos querido, la introducía con su mecanizado de la escuela de Poty. Antes, la voz del desaparecido José Luis Uribarri: “Europe’s Living a Celebration, de Toni y Xasqui Ten. ¡¡¡Rooooosaaaaa!!!”.
Y así arrancó en Tallin aquel “estoy feliz de encontrarme hoy aquí” que culminaba el recorrido del talent show por excelencia, Operación Triunfo. La entonces Directora de Programas Musicales de TVE, Pilar Tabares, confió en darle el prime time de los lunes, en principio, sin expectativas ni publicidad y al rebufo de Gran Hermano, pero centrado solo en el aspecto del pentagrama. Y así se abrieron las puertas de La Academia más famosa de la televisión el 22 de octubre de 2001.
5.000 aspirantes se presentaron al casting de la productora Gestmusic Endemol para el concurso que tuvo a Carlos Lozano como maestro de ceremonias y a la eurovisiva Nina como tutora de la promoción, pero solo 16 fueron los afortunados, Rosa López, David Bisbal, David Bustamante, Chenoa, Manu Tenorio, Verónica Romero, Nuria Fergó, Gisela Lladó, Naím Thomas, Alejandro Parreño, Juan Camus, Natalia Rodríguez, el tristemente desaparecido Àlex Casademunt, Javián Antón, Mireia Montávez y Geno Machado. Los 16 protagonizaron un auténtico fenómeno social sin precedentes en un tiempo donde todavía empleábamos móviles a lo zapatófono y quedaba una década para que WhatsApp o Twitter lo sobredimensionaran todo.
Esta primera e irrepetible edición tuvo una audiencia media de nada más y nada menos que 6.8 millones de espectadores y un 44,2% de share. La Gala 0 comenzó con 2.7 millones (22,1%), ante la competencia de una serie mítica, Periodistas. Dos semanas después, la primera expulsión de Geno, cuyo desacompasado giro en el escenario estonio ya es historia eurovisiva, doblaba prácticamente los números hasta los 4.9 millones (33,0%). La final reventó los audímetros con 12.9 millones (68,0%) y alcanzó su “minuto de oro” durante la actuación de La Vero con 15.4 millones (73,4%). Un récord sin parangón que no pudieron derrotarlo, entre otros, ni el Iniestazo futbolero de 2010 en Sudáfrica.
Más de 4 millones de álbumes vendidos en un año, 43 certificados de Platino y dos de Oro, 12 millones de discos despachados en solitario hasta hoy e, incluso, un canal temático de pago en el que se dieron a conocer Ainhoa Arbizu, Javier Amaro y Rocío Madrid. Cifras de escándalo que en ese momento pusieron freno a la piratería, pero también fueron la puntilla para muchos sectores de la industria musical tradicional.
Certificada la victoria de Rosa, fruto de una voz prodigiosa y su enorme afán de superación, a semejanza del cuento del Patito Feo, se buscó al representante para el 47ª festival entre el trío que se aupó al podio y del que contrariamente a las expectativas se cayó Chenoa en beneficio de Bustamante.
Escenificadas las propuestas y apeadas Un sueño especial y Hay que vivir por parte de la granadina, El alma en pie y Miénteme del almeriense y Más de mil noches y Urgente en el caso del cántabro, las tres finalistas resultaron ser Europe’s Living a Celebration, el himno con el que Rosa de España quiso movilizar a todo el continente, el Corazón latino de Jordi Cubino que olía a éxito coreografiado al compás de los rizos de Bisbal, y La magia del corazón de David Demaría y Pablo Pinilla personificada en Busta.
Con una audiencia de 10.6 millones (58.8%), el 49.9% del público votó por la oda al Euro que había sido rescatada de un cajón para la ocasión por los hermanos Ten. El viaje eurovisivo no lo hizo sola, sino que fue escoltada por sendos David, Chenoa, Gisela y Geno, con una irrepetible promoción de la candidatura por toda Europa y un sinfín de programas especiales donde, de paso, sus compañeros dieron cuenta de sus respectivos debuts discográficos.
Llegó el Día D y el país se paralizó. La 1 organizó una fiesta por todo lo alto que conectaba el Saku Suurhall, con 6.400 asistentes, con Armilla, tierra de la artista, y los estudios centrales de RTVE. Incluso las radios, a imagen y semejanza de un Carrusel Deportivo, narraron el festival, con RNE emitiéndolo íntegramente en directo, bajo la conducción de Nieves Herrero. La delegación española llevó al país báltico a 147 periodistas acreditados, una expedición solo superada por los 151 alemanes. La ilusión creada durante medio año hizo que el festival volviera a juntar a las familias como en épocas pretéritas recostadas frente al televisor.
Y Rosa salió al escenario con un vaporoso traje negro y mangas holgadas, con dos rosas en el cuello y la cintura, y en conjunto una sombría indumentaria de Jorge Pérez que también vistió a todos los chicos. El sexteto hizo una notable actuación, a pesar de los nervios a flor de piel, y una protagonista que prefirió cantar sobre seguro y reservar todo su poderío vocal en vez de arriesgar. Y, para la posteridad, la “china” con cara de circunstancia que se coló en primer plano mientras toda España vivía una celebración.
11.9 millones de espectadores y un 77,8% de share vieron el festival, 13.2 nuestra actuación (88,5%), 14.3 las votaciones (85,2%) y 15.5 la votación alemana (91,1%), el momento más visto de toda la historia televisiva desde que se miden las audiencias. El desengaño, después.
Se cocinaron todos los ingredientes para alzar el trofeo de no mediar el trasunto de la estríper letona, quien llegó al evento de rebote, ante la renuncia de la delegación portuguesa por desavenencias internas. Marija Naumova conquistó al televoto, en el que por vez primera se emplearon mensajes de móvil, y al jurado, sumando un total de 176 puntos. I Wanna fue votada por todos los países, menos por Rumanía, y recibió los mágicos 12 de las vecinas Letonia y Lituania, Francia e Israel, y también de España. Fair Play.
Marie N, que así se presentó, fue descubierta en 1994 por el músico Raimonds Pauls, ganó repercusión en un concurso de talentos similar a OT y participó sin suerte en las preselecciones de 2000, donde fue segunda, y 2001. La pieza que sedujo en Tallin pasaría luego con más pena que gloria, siendo un absoluto fracaso comercial, incluso en su propio país, y hoy en día solo es recordada en los recopilatorios de rigor por su original puesta en escena, transformando su vestuario de “masculino” a “femenino”, sus toques latinos y su pícaro “ay, ay, ay”.
Al triunfo letón le sucedieron en la clasificación tres candidatas que perfectamente podrían haberse coronado. La plata fue para Malta y el rostro angelical de Ira Losco, como su canción, 7th Wonder, a solo 12 puntos de la cabeza, y con una audiencia media en su tierra del 90%. La superestrella maltesa volvería al festival en 2016 alcanzando de nuevo la final.
Y dos países compartieron el bronce, la anfitriona Estonia con Runaway de la sueca Sahlene, quien también llegó de casualidad a la competición con un tema descartado por Ines (2000) y mejoró en gusto a la ganadora precedente Everybody de Tanel Padar & Dave Benton & 2XL; y Reino Unido con Come Back de Jessica Garlick que hasta este mismo año ostentaba el mejor resultado británico en 20 ediciones.
Esta edición fue presentada por el actor Masrko Matvere, quien se enteró de su encomienda haciendo de Hamlet, y la mezzosoprano Annely Perbo, y lamentó las bajas por el antiguo sistema de relegación del bottom en 2001, es decir, Noruega, Islandia, Irlanda, Polonia y Países Bajos. A Modern Fairytale, un cuento de hadas que resultaría exitoso siete años después, fue el primer lema de la historia del festival.
Chipre, con el atractivo quinteto One y Gimme, abrió la velada y la terminó con un nada desdeñable sexto puesto con 86 puntos, cinco más que los 81 de España, incluyendo los 12 de tres países, Bélgica, Francia y Suiza. Llamativo que 12 de nuestros 23 rivales, más de la mitad de los participantes, no le dieron ni un solo voto a Rosa. Quinta fue Francia con Sandrine François y Il faut du temps, una nueva muestra de la canción francesa que pretendía continuar el éxito de su predecesora Natasha St-Pier.
Entre las favoritas se encontraban, entre otros, las suecas Afro-Dite con Never Let It Go, obra del español Marcos Ubeda, y acusada horas antes de plagio por Manos Hadjidakis, autor de Los chicos del Pireo en la voz de Melina Mercuri; la invidente alemana Corinna May, y su hiperactivo coro en I Can’t Live Without Music, quien cumplía por fin su sueño eurovisivo después de haber ganado la preselección de 1999, y ser posteriormente descalificada por incumplir las bases del concurso, y haberse quedado a las puertas también en el 2000; o el austríaco Manuel Ortega, con Say A Word, de madre sevillana.
Todos ellos, en mayor o menor medida, se pegaron un batacazo considerable, pero ninguno comparable al de la joven danesa Malene con Tell Me Who You Are que pasó de estar en la parte alta de las apuestas a cerrar la tabla, lastrada por los nervios y literalmente bañada en brillantina, antes de convertirse en una respetada cantante de jazz.
El punto pintoresco lo pusieron el griego Michalis Rakintzis con la robótica S.A.G.A.P.O. y las reinas eslovenas Sestre con la divertida Samo Ljubezen que protagonizaron uno de tantos escándalos en el EMA y provocaron con su pluma y sus trajes de altos vuelos a los sectores más rancios de su país.
Ese año en España casi todo quedó relegado a un segundo plano: Los ocho Goya de Los otros de Amenábar, el “centenariazo” en la Copa del Deportivo de La Coruña al Real Madrid, el fraude del esquiador nacionalizado Johann Mühlegg, la legalización de la eutanasia en Países Bajos, el juicio por crímenes de guerra contra el serbio Slobodan Milošević, la devaluación del peso en Argentina, el secuestro de Ingrid Betancourt por las FARC o la llegada de los 20 primeros prisioneros a la cárcel de Guantánamo.
Fue el curso en el que se ilegalizó a Batasuna al aprobarse en el Congreso la discutida Ley de Partidos, y en el que Lula da Silva se convirtió en presidente de Brasil, que a la postre ganó el Mundial de fútbol ante Alemania (2-0), tras el atraco coreano a la selección de Camacho por un colegiado de nombre Al Ghandour, y en el que se produjo un irrisorio desalojo de las fuerzas marroquíes en la Isla de Perejil.
Mientras se conocía la primera versión del navegador Mozilla Firefox, España bailba al ritmo de Un paso adelante, se encariñaba de Ana y los siete y descubría la aldea de Ewerwood, al tiempo que los jóvenes ponían acento al estilo de Rebelde way y sus mayores miraban Al otro lado de la cama, descubrían Los lunes al sol o las aventuras de Monk y Sin rastro, aunque en Hollywood triunfaba Una mente maravillosa.
Sonaba el Aserejé de Las Hijas del Tomate que cuatro años después sufriríamos en Eurovisión, David Civera pedía Que la detengan, Álex Ubago enamoraba A gritos de esperanza, Amaral reconocía Sin ti no soy nada, Shakira decía Te dejo Madrid, Chayanne se ponía Torero y Juanes le pedía a Dios.
David Bisbal rezaba mil y un Ave María, Bustamante acariciaba El aire que me das, Gisela le cantaba a la Vida, Fórmula Abierta te quería más y más, y Chenoa le decía al almeriense Cuando tú vas… Y, por encima de todo, los triunfitos nos engancharon uno a uno asegurando que Mi música es tu voz, sintonía de una operación que fue todo un triunfo.
“Pasó Rosa, pasó Rosa como un ciclón”, sentenció Uribarri y, después, Nina apostilló: “No te preocupes, has conseguido un pedazo séptimo puesto, ¡es cojonudo!”. Tanto es así que nadie lo superó hasta “hoy”, 20 años después. Y Nuria puso el resumen y titular a todo esto: “Que le den por culo a todos los puntos”. Palabritas que no se las lleva el viento de Fergó.
Dedicado a mi amatxu (madre). Aquella emoción fue el último festival que compartimos juntos.
Conversación
La mejor canción de la noche sin duda fue la de Francia, elegante a más no poder. La ganadora, desdes mi punto de vista, la peor de la historia. Incomprensible también el segundo puesto de Malta con una canción insufrible
Otro gallo habría cantado si hubiéramos llevado a Bisbal. La propuesta española daba vergüenza ajena, con una letra sin sentido, una puesta en escena sin gracia y un vestuario horroroso.
NUNCA fuimos favoritos pero los medios manipularon a la audiencia haciéndoles creer que toda Europa estaba rendida a los pies de nuestra candidatura. El fenómeno OT generó audiencias históricas que acabó generando un interés ingente por Eurovisión 2002 (el más visto en la historia de nuestro país y batiendo récords que aún siguen vigentes). Al margen de eso, fue una edición tremendamente mediocre tanto en lo musical como en la producción tv.
Rosa es la máxima representación española, solo ella puede devolvernos la esperanza!
En septiembre del 2001 perdí a mi madre para siempre, sólo OT conseguía distraerme y hacerme olvidar los momentos tristes, esperaba el día de la gala con ilusión. A ella también le gustaba Eurovisión, y en el 2002 ya no estaba, pero Rosa y los demás hicieron que ese año no fuera tan triste para mi, parece una tontería pero fué así. Siempre tendré para ese programa y todas las personas que participaron en él un gran cariño. Muy buen reportaje, y dedicado a una amatxu, que bonito !!, sólo los que hemos perdido a nuestras madres sabemos lo que se siente con su ausencia, precisamente con Ausencia y Rosa que hartón de llorar me di. Rosa es divina cantando y OT fué una maravilla de programa y de sensaciones. También Eurovisión y y EurovisiónSpain recogen sensaciones, gracias chicos por vuestros reportajes que nos hacen SENTIR !
Fue todo un hito televisivo que siempre quedará en nuestra memoria, que tiempo tan feliz!
"Que le den por culo a tos los mundos!" jajajajajaSe me escapó este momentazo en su día!
Muy emocionante leer este artículo, se puede percibir el cariño con el que está escrito. Enhorabuena por haberlo creado y gracias por compartirlo con todos nosotros. La dedicatoria me ha dado un pellizco en el corazón. Repito, gracias por compartirlo con todos nosotros. Esta edición de OT será siempre inolvidable, ganazas de ver los especiales.
Qué nostalgia y qué bonitos recuerdos. Aunque mi primer festival como Eurofan fue el del 99, yo también me senté aquel día D delante del televisor con la sensación de "vamos a ganar". Analizando las cosas, la canción era malísima y la puesta en escena no puedo ser más cutre, pero aquella ilusión que sentimos aquellos meses no nos la quitará nadie. VIVA ROSA DE ESPAÑA!
Fue un día inolvidable. Todos mis amigos en mi casa, preparé merienda-cena, todos con la cara pintada con la banderita y alguno la traia enorme...nunca mas nos hemos reunido ya para ver Eurovision. Hasta llevaron una tarta con la cara de Rosa. Fue espectacular, para mi, como si hubiesemos ganado. Todo mi amor para Rosa, y felicidades por el articulo, me habeis hecho llorar. BESOS
Como todas las primeras veces, OT1 fue algo mágico en la televisión que, a partir de un gran cásting, traspasó las pantallas, volvió a ilusionar a un país con el tema de Eurovisión. Tres fueron los artífices de aquel éxito, y habría que recordarlo. Noemí Galera, responsable del cásting, Tinet Rubira director del programa y Pilar Tabares que creyó en el proyecto de Gestmusic y apostó fuerte por él. Como bien dice algún compañero por aquí fue un intento de crear una especie de Melodiefestivalen español. Europe´s living a celebration... lo peor la coreo y la puesta en escena. Lo mejor los coros y el directo de Rosa. Magnífico artículo de Igor Santamaría. Y un abrazo a Marieta.
Si a tve le diera la gana podríamos volver a vivir una época mágica. En un canal en el que todos sus programas hacen audiencias muy pobres, no sería tan difícil ni arriesgado resucitar ot.
¡Qué espíritu tan noble, qué belleza de mujer! Sigo, querida Rosa, rendido a tus pies, y encantado de verte progresar y madurar de forma tan espléndida.
¿Y que os parecería si aprovecharan este reencuentro para componer una canción entre todos, estilo "Mi música es tu voz", y nos representaran 6 de ellos? Gattosaludos.
Siempre me llamó la atención el 3er puesto que consiguió Reino Unido ese año, pese a cantar segunda y a que la canción no me parecía nada del otro mundo (la chica cantaba bien, eso sí). Mi gran favorita Francia. Y una pena que Malta se quedara, por segunda vez, a pocos puntos de la victoria
Puffff para mí Eurovisión 2002 fue un antes y un después en mi vida, gracias a Rosa López y a OT al día de hoy yo soy Eurofans ... Ella y solo ella hizo paralizar a un pais entero con su espontaneidad, su naturalidad, su forma de ser tan cercana y por supuesto su VOZ, al día de hoy muchos dudan que si Rosa ganó por pena y no señores ganó por un conjunto de cosas que la hicieron única en su edición superando a todos sus compañeros y por supuesto esa VOZ de negra... Gracias Rosa historia de España
Jamás en mi vida me voy a olvidar de esta mujer, Rosa López, Rosa de España, y de ese día que la vi salir al escenario de Eurovision. Hoy cumplo 20 años de eurofan, de esta pasión. 20 años de este fenómeno inolvidable, que no podrá ser superado porque es único e irrepetible, y que nos marcó a fuego. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, ROSA!!! Por vos amo este festival, así que te lo debo todo.
El gran fallo de ese año, no haber llevado a David Bisbal con Corazón Latino!!! Pasan los años y sigo pensando que con él hubìeramos ganado el festival sobrados. Por cierto, la cancion no la compuso Kike Santander, sino Jordi CUbino.