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Euroflashback 1978: Cuando Israel le cantó a Europa en secreto, «Te quiero»

Israel triunfaba por primera vez en Eurovisión hace 40 años cantando en lenguaje infantil Bet A-ba-ni-bi (quiere decir «te quiero», amor). La mala suerte dejó al canario José Vélez en novena posición con un vals compuesto por el Dúo Dinámico en el décimo aniversario de su La la la. Las paisanas Baccara, favoritísimas y bajo bandera luxemburguesa, realizaron una de las actuaciones más icónicas de la historia del festival a pesar de no pasar del puesto 7. España culminaba la transición con la aprobación de la Constitución en este 1978 de destape, fiebre disco, Grease y Aplauso
Igor Santamaría
Vicente Rico
Imagen: Manuel Rivero · Fuente: eurovision-spain.com
Publicado el día 25 de junio de 2018
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Euroflashback (eurovision-spain.com)

Euroflashback 1978: Cuando Israel le cantó a Europa en secreto, «Te quiero»

El sábado 22 de abril España estaba en pleno proceso constitucional, al ritmo de Tequila, y a la espera del Mundial de Fútbol de Argentina como hoy esperamos el desenlace del ruso, cuando como cada año Eurovisión llegó a nuestras pantallas. Desde el Palais des Congrés de París, presentado por primera vez por dos personas, Denise Fabré y el antipático León Zitron, y con un récord de participación de 20 países, con el regreso de Dinamarca y Turquía. Israel daba su primer golpe en la mesa con A-ba-ni-bi de Izhar Cohen & The AlphaBeta, exactamente 20 años antes de la Diva Dana International, y 40 del Toy de Netta.

El vals de José Vélez, elegido internamente para la ocasión por TVE, se quedó en una aceptable novena posición, pero no fue la única representación española en esta vigesimotercera edición del festival. La madrileña María Mendiola y la riojana Mayte Mateos, Baccara, abanderaron a Luxemburgo con una de las actuaciones más recordadas e icónicas de la historia de Eurovisión a pesar de no pasar de un inmerecido séptimo puesto. Unas postales protagonizadas por un ascensor, los acoples de sonido y unas subidas de saturación en pantalla también fueron protagonistas de la última edición organizada por Francia, y también una de las más mediocres a nivel técnico y musical de la historia. 

Irlanda abrió el fuego con Born to sing de Colm C.T. Wilkinson, un respetadísimo actor de musicales que en esta ocasión se pasó de sobreactuado, y a pesar de todo se coló en un exagerado top 5. Le siguió Noruega que firmó uno de sus cuatro ceros históricos con el histriónico Jahn Teigen, vestido acorde al adjetivo anterior, y la espantosa Mil etter mil. Los noruegos han ocupado la última plaza un total de ¡11! ediciones. Teigen volvería al festival en 1982 y 1983 con resultados algo mejores pero con idéntica facha. 

Italia participó con los famosísimos Ricchi e Poveri y la no menos conocida Questo amore que no pasó de una discreta duodécima posición, quizá por el mal día a nivel vocal del cuarteto, o puede que por el insípido arreglo de la orquesta giratoria. Reconvertidos en trío, sin la solista femenina rubia, arrasaron poco después en España con temazos inolvidables como Será porque te amo o Mamma María. Portugal llevó a otro cuarteto, Gemini, con la simpática Dai-li-dou, a medio camino entre la fiebre disco y la horterada festivalera, y en el fondo de la tabla, en el puesto 17, con solo cinco puntitos. La canción hablaba de un papagayo que se une en el zoológico eurovisivo al Papa pingüino de Luxemburgo 1980, al Pavo Dustin de Irlanda 2008, o a la simia desnuda de Italia 2017. Las cantantes Fatima y Teresa también volverían al certamen en 1982 como miembros de Doce.

Francia repitió en el podium, concretamente en el tercer peldaño, con la añeja Il y aura toujours des violons del repeinado Joel Prevost. La orquesta estuvo dirigida por Alain Gouraguer, compositor de la icónica Poupèe de cire, poupèe de son de la recientemente desaparecida France Gall. A pesar de que se quedó lejos del número 1, a 38 puntazos, fue la única candidatura votada por todos y cada uno de los países. 


Francia: Joel Prevost – Il y aura toujours des violons

España con el canario José Vélez y Bailemos un vals, compuesta por el Dúo Dinámico que repetía en Eurovisión 10 años después de la victoria de La la la en 1968, sumó un total de 65 puntos, pero pudo ser mucho peor, y es que durante las ocho primeras votaciones solo Finlandia nos agració con un 7. Después llegarían más 7's de Austria y Turquía, un 8 de Suiza y un sorprentente y poco habitual 12 de Dinamarca que salvaron los muebles. Canarito, no obstante, a quien deslumbró fue a la Infanta Beatriz, princesa de Torlonia, muy interesada en conocerle personalmente. 

Séptimo en el orden de actuación y arropado por el Trío La la la a los coros y Ramón Arcusa en la orquesta, José salió a escena de blanco nuclear, casi tanto como su dentadura, y un tanto nervioso, algo que se percibe especialmente en cierto engolamiento vocal y un exceso de vibrato. Se dice, se comenta, que el enfado fue monumental en TVE, cuyo jurado estuvo presentado por Matías Prats y formado por ilustres figuras de la talla de Bárbara Rey. A Vélez la experiencia eurovisiva no le vino tan mal con este vals que alcanzó el triple disco de platino en España, un platino en Bélgica y un Oro en Canadá, se versionó en francés, alemán e, incluso, japonés, y se cantó una y otra vez en una gira de verano con más de 90 fechas. 

No todo fueron buenas noticias en la capital francesa donde el representante español sufrió una amenaza de atentado por parte de un grupo terrorista llamado MPAIAC, el cual abogaba por la independencia de Canarias, y por lo que tuvo que ser escoltado por la policía noche y día durante toda su estancia en París. El futuro sí le depararía cosas mejores, como su multiplatino álbum Confidencias de 1982, y una próspera carrera discográfica a lo largo de los años 80 y 90 tanto en España como en América, especialmente en Argentina. En el nuevo milenio ha continuado girando a uno y otro lado del charco, ha sido nombrado «Hijo predilecto de Gran Canaria», y ha tenido alguna que otra polémica con Alfonso Arús y Arturo Valls por sus imitaciones y el personaje de Pepe Gáfez, ¡qué mala suerte! «En el festival no hay que cantar sino encantar», afirmó recientemente.


España: José Vélez – Bailemos un vals

El hasta entonces envidiable palmarés del Reino Unido se estropeó con The bad old days de Co-Co, undécimos, y por primera vez fuera del top 10. Disfrazados de saltimbanquis y odaliscas, ostentaron hasta el año 1987 el peor resultado británico que, sin embargo, hoy en día no pisan desde 2011. Una de las integrantes del quinteto, Cheryl Baker, se tomaría la revancha ganando para su país en otro grupo, Bucks Fizz. Segundas partes no siempre fueron malas.


Reino Unido: Co-Co – The bad old days

Tampoco para el belga Jean Vallée, octavo en 1970, repitió y se hizo con la plata al más puro estilo Jacques Brel y con la obra propia L’amour ça fait chanter la vie. Su actuación comenzó tocando el piano y, de golpe, se levantó para seguir cantando mientras el instrumento seguía sonando en un alarde de magia festivalera. Los autores de Ding-a-Dong, ganadora de 1975, compusieron con los mismos mimbres 'T is okey para el conjunto neerlandés Harmony pero con peor fortuna númerica, en el 13.


Bélgica: Jean Vallée – L’amour ça fait chanter la vie

Otra eurovisiva de regreso al redil fue Ireen Sheer que representó a Luxemburgo en 1974, ahora hace lo propio por Alemania, y volverá de nuevo por el Gran Ducado en 1985. Su teatral Feuer, Fuego, encendió a los jurados hasta la sexta posición. Mejor incluso le fue a Mónaco, con el matrimonio de Caline y Olivier Toussaint cantándole a los jardines del Principado, con un cuarto puesto. Dinamarca volvía a Eurovisión después de estar ausente 13 años con la boy band Mabel, ídolos de quinceañeras en Europa y también en España, donde incluso tenía un club de fans muy activo en la Calle Pádua de Barcelona. Su Boom boom a golpe de bombo les dejó en un mal 16.


Alemania: Ireen Sheer – Feuer

Las españolas más internacionales de la época, Baccara, fueron las abanderadas luxemburguesas cantando en francés y olé, un idioma que nos invitaban a chapurrear en el mítico Parlez-vous française?. Absolutas favoritas para la victoria y famosísimas internacionalmente gracias al exitazo de sus singles Yes sir, I can boogie y Sorry, I'm a lady, su séptimo lugar supo a poco, ignoradas curiosamente por casi todos los jurados francófonos y el alemán, país desde donde su música era producida. Sí cumplieron los jueces españoles, portugueses e italianos, todos de 12. Su actuación continúa siendo muy recordada por la coreografía y sus vestidos diseñados por Dior, en blanco y negro como seña de identidad del dúo, y valorados en medio millón de pesetas de 1978. Tras su paso por el festival publicaron un éxito menor, The devil sent you to Loredo, y su carrera fue a menos en paralelo al declive de la música disco y a sus disputas personales, demandas incluidas, hasta convertirlas en enemigas íntimas.


Luxemburgo: Baccara – Parlez-vous française?

Israel protagonizó la gran sorpresa de la noche con su inesperada victoria en su quinta participación. Izhar Cohen y el grupo The AlphaBeta a los coros se llevarían por primera vez Eurovisión fuera del área geográfica europea y, ayer como hoy, con una enorme tormenta mediática. A-ba-ni-bi mezclaba a la perfección la fiebre disco con los sonidos orientales, una fusión que también trasladaron a escena, tanto en el vestuario como en la hipnotizante coreografía.

La canción trata sobre el amor secreto, y para ello utiliza el «lenguaje Bet», un juego infantil para encriptar los mensajes introduciendo en cada sílaba una b acompañada de la vocal anterior. El resultado del mismo lo encontramos tanto en el título como en el estribillo, así, a-ni o-hev o-taj (te quiero) se convierte en a-ba-ni-bi o-bo-he-be-v o-bo-ta-ba-j.

Cuando el triunfo estaba cantado, especialmente después de recibir cinco 12's consecutivos de Suiza, Bélgica, Países Bajos, Turquía y Alemania y otro posterior de Luxemburgo, muchas televisiones árabes cortaron la emisión del festival. Especialmente surrealista es el caso del canal jordano que sustituyó el certamen por una foto de un manojo de narcisos y, posteriormente, anunció a Bélgica como ganadora.

La vencedora precedente, Marie Myriam, salió a dar el premio Izhar & cía convocándonos para la siguiente edición en Israel sin saber si viajaríamos a Jerusalén o Tel Aviv. La decisión, también como hoy, era muy polémica por lo ardiente de la zona. Finalmente fue Jerusalén, también en 1999, y quien sabe si en 2019. La prensa habló de tongo porque «Israel quería aprovechar el 30 aniversario de la creación del estado judío». Periodistas españoles como Pepe Domingo Castaño también pusieron el grito en el cielo, entre otras voces críticas como el cantante Emilió José o el compositor de Vivo Cantando Aniano Acalde.

A pesar del moderado éxito del single, #4 en Suiza, #6 en Bélgica, #9 en Suecia, #20 en Reino Unido, #22 en Alemania o #25 en Francia, es una de las canciones imprescindibles en cualquier recopilatorio o medley eurovisivo. A-ba-ni-bi también vivió una segunda época dorada en España en el año 1999 gracias a la versión de El Chaval de la Peca, Marc Parrot. 


Israel: Izhar Cohen & The AlphaBeta – A-ba-ni-bi

La inminente movida madrileña vio nacer en 1978 a algunos de sus grupos más representativos como Nacha Pop, mientras que otros como la Kaka de Luxe de Alaska, Nacho Canut y Berlanga, o Tequila y su Rock & roll en la Plaza del Pueblo comenzaban a conseguir sus primeros éxitos. La música española, no obstante, se dividía entre el fervor pop y el disco.

En el primer apartado nos encontramos con Los Pecos, Miguel Bosé, Miguel Gallardo y, especialmente, Camilo Sesto que publicaba el álbum más vendido de toda su carrera gracias a canciones como Vivir así es morir de amor. Exitazo, también, pero al otro lado del charco, el de Rocío Dúrcal, revalorizada por Juan Gabriel, con temazos a golpe de mariachi como Me gustas mucho.


Camilo Sesto – Vivir así es morir de amor


Rocío Dúrcal – Me gustas mucho

En el segundo capítulo, el disco, ojo a la cosecha del 78, desde I will survive de Gloria Gaynor, MacArthur Park de Donna Summer, Da ya think I'm sexy de Rod Stewart o Born to be alive de Patrick Hernandez, hasta Night fever de Bee Gees, Blame it on the boogie de The Jacksons, Rasputin de Boney M o Y.M.C.A. de Village People, pasando por Don't stop me now de Queen.

Eurovisivos del pasado y el futuro también brillaban en este 1978 como Bonnie Tyler (Reino Unido 2013) con It's a heartache, Matia Bazar (Italia 1979) con Solo tu, ABBA (Suecia 1974) con Take a chance on me o Patrick Juvet (Suiza 1973) con Got a feeling.


Village People – Y.M.C.A.


Bonnie Tyler – It's a heartache

Un fenómeno pop que también tuvo un impulso gracias a la televisión y el cine. En la caja tonta, TVE estrenaba el mítico Aplauso de José Luís Uribarri, grabado en la Sala Joy Eslava de Madrid. En la pantalla grande, y después del éxito de Fiebre del sábado noche en 1977, 1978 fue el año de Grease, también protagonizada por el actor del momento, John Travolta, en este caso acompañado de otra eurovisiva, Olivia Newton John (Reino Unido 1974). 

La Pública española también comenzó a emitir series como Cañas y Barro y programas como Dos por Dos de Mercedes Milá, los Cantares de Lauren Postigo, o Fantástico, otro locutor de Eurovisión al que perdimos recientemente. También vimos por primera vez DallasLos Ángeles de Charlie, Vacaciones en el Mar o Yo Claudio, así como La Abeja Maya, los Teleñecos y Mazinger Z. Los cines, por su parte, se llenaron para ver las aventuras de Superman, reínos de La Escopeta Nacional, reencontrarnos con Tiburón y asustarnos con Michael Myers en la primera noche de Halloween. El oscar fue para El cazador.

En el plano deportivo, el mundial de fútbol, como no podía ser de otra forma, fue el gran acontecimiento del año. La selección argentina ganó en casa la primera de sus dos estrellas, mientras que la española se volviño a casa en la primera ronda con el rabo entre las piernas. España, por cierto, se preparaba para tomar el relevo del próximo Mundial, y una de las cuestiones candentes era la elección de mascota, con Lolo desterrado, y sin noticias, todavía, de Naranjito.


The Grease Mega Mix

España finalizaba 1978 aprobando la nueva Constitución, el culmen de la transición que había dado comienzo con la muerte del dictador Franco. Entre tanta solemnidad política y institucional, se experimentaba la libertad adquirida en el plano cultural y social. El fin de la censura impulsó la aparición de nuevas publicaciones y abrió el mundo del cine y la música tras casi cuarenta años de férreo control. Buen ejemplo de todo ello fue el destape, así como las nuevas modas que por fin llegaban a nuestro país. La democracia se instauraba y los españoles se preparaban y adaptaban a una nueva vida, pero no a ritmo de vals.


José Vélez – Bailemos un vals

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