“Mamá, papá, de mayor quiero ser especialista sobre Eurovisión”. Nuestro festival de la canción se ha ganado un sitio en las aulas de varias universidades del mundo. ¿Os imagináis hacer un examen sobre el concurso? Atrás queda ese mítico anuncio escolar Volver a empezar… otra vez y el desánimo que desde entonces nos ha quedado a muchos en el cuerpo para encarar el inicio del nuevo curso. Hoy, estudiar y divertirse a la vez es posible porque cada año son más los centros de enseñanza que amplían su oferta educativa con asignaturas, seminarios y masters sobre el certamen.

AUSTRALIA, LÍDER EN “ESTUDIOS EUROVISIVOS”

Nuestras antípodas son conscientes del segundo éxito consecutivo del país en el concurso. “Eurovisión es mucho más que música”, asegura la Universidad de Melbourne, que abandera la primera edición del Eurovisions, una asignatura “divertida pero muy seria” enmarcada en la carrera de “Estudios Europeos” en la que, según el coordinador Alison Lewis, “los estudiantes analizan las ediciones del festival para poder comprender las rencillas históricas entre los distintos pueblos de Europa y los retos que afronta el proyecto de integración europea”. En la evaluación se incluyen las dinámicas de voto que siguen algunos países en el festival, fijando la atención en el caso grecochipriota y los bloques nórdico, soviético y balcánico.

De la misma manera, también desde Australia, la Universidad de Monash imparte su particular materia eurovisiva. Eurovisions: Europe since World War II podría ser la tediosa asignatura de historia que a más de uno se le atraganta durante el curso, pero no. La responsable de impartirla Julie Kalman toma el año cero del certamen (1956) a la par que la progresiva construcción de la Europa contemporánea post Segunda Guerra Mundial para desgranar “los motivos de los países participantes para presentarse en el concurso y conseguir ganar”. 

EUROPA BUSCA SU OPORTUNIDAD

Volviendo al continente, la última en anunciar su peculiar asignatura sobre Eurovisión ha sido la Universidad de Malta. Interpreting Music Culture: Multimodality, MTV and the Eurovision es una materia que “pretende ir más allá de la espectacularidad de la superproducción europea”, asegura el profesor George Cremona. Durante el curso, los alumnos adquirirán una mirada crítica sobre las letras de las canciones más conocidas del concurso. Los temas serán evaluados a través de diferentes filtros para comprender que nada se usa de forma inocente ante las cámaras, que todo tiene una clara intención sugestiva sobre el telespectador.

Entre la bibliografía obligatoria del curso maltés se encuentra Paul Jordan, experto en el festival y comentarista del mismo desde 2012 para la BBC. El profesional de la comunicación ofrece en Londres su propio seminario sobre el concurso. Eurovision: gender, culture and change analiza los éxitos de Dana International (1998) y Conchita Wurst (2014), referentes del género y la identidad sexual en el certamen, y su impacto en la agenda LGBTI europea. Este taller también considera la rivalidad incansable entre Rusia-Ucrania y Armenia-Azerbaiyán en el certamen.

Por su parte, la Universidad del Oeste de Escocia introduce el master Cultural Diplomacy and International Music, en el que Eurovisión es uno de los ejes temáticos del “poder blando” de la música, en palabras del mismo director Gayle McPherson, “se trata de un concurso para tender puentes diplomáticos allá donde la política y el comercio han fracasado”. En el curso se intenta vislumbrar la intencionalidad de cada país con su actuación de tres minutos, eso es, “el mensaje implícito hacia los gobiernos que se esconde detrás de los focos y el brillo”.

Finalmente, a la espera de una mayor oferta educativa en el continente, la Universidad de Belgrado también ha lanzado sus propios estudios eurovisivos. Unite, unite Europe! está dirigido a doctorados con experiencia previa en música popular. La coordinadora del master Vesna Mikić adelanta que el curso pretende exponer “la influencia del festival en la transformación de los países balcánicos antes y después de la desintegración de Yugoslavia”, y se presenta como “herramienta para la interpretación de los nuevos géneros musicales dominantes en Europa”.