Eurovisión 2016 ya es historia, y las televisiones europeas se encuentran analizando, o deberían hacerlo, los aciertos y errores cometidos a lo largo de la temporada. Uno de los primeros pasos en el camino a Estocolmo fueron las finales nacionales, los diferentes concursos que cada país organizó para elegir a sus representantes en la capital sueca.

Entre diciembre y marzo vivimos en un sinvivir de canciones, jurados y televotos que iban saciando nuestra sed eurovisiva hasta mayo. Poco a poco fuímos conociendo a nuestros candidatos y también a nuestros contrincantes, favoritos que cumplían los pronósticos y estrellas que se estrellaban, mientras poníamos a prueba nuestras retinas y huellas dactilares a nivel internacional.

Hoy repasamos 10 candidaturas, una por país, que nos hubiera gustado disfrutar en Eurovisión. No estamos seguros si fueron mejores o peores que las seleccionadas por los jueces y los espectadores, si mejorarían o emperorarían los resultados, o simplemente tuvieron la mala suerte de coincidir con un rival imbatible, lo que sí tenemos claro es que las llevamos escuchando y braveando desde principios de año y, de una forma u otra, también son parte de la historia de Eurovisión 2016.

Dinamarca con Never alone de Anja Nissen

Nuestros lectores se decantaron masivamente por Simone en el Dansk Melodi Grand Prix 2016, mientras que nosotros siempre apostamos por Anja Nissen. Heart shaped hole no dejaba de ser la típica power ballad, interpretada por una diva de ventilador, made in Escandinavia. Never alone, compuesta por la ganadora Emmelie de Forest, no es que fuera el colmo de la orginalidad, a medio camino entre Only teardrops y Rainmaker, pero al menos tenía ese toque de himno eurovisivo sin dejar de sonar radiable. Ambas se cargaron todas sus posibilidades con dos actuaciones desacertadas, la primera montada en una plataforma elevadora con forma de corazón diseñada por Spiderman Studio, y la segunda ataviada como La Huérfana. El catfgight se resolvió por sorpresa en favor de Lighthouse X con Soldiers of love, la misma canción que los daneses llevan reversionando desde tiempos inmemoriables como Talking to you, All night long, Believe again, New tomorrow, The way you are y cía, cosechando el peor resultado de la historia del país en el festival.

Estonia con Supersonic de Laura

El Eesti Laul se sigue posicionando como una de las mejores finales nacionales de Europa, ya no solo a nivel musical, donde siempre ha sido envidiable, sino también televisivamente, con numerosas innovaciones técnicas y escénicas en sus actuaciones. Supersonic fue una de las canciones que nos llamaron la atención desde el primer momento, si bien Laura demostró no ser la intérprete más adecuada en directo, vestida para fin de año por Eugenia La Bim Bam Bum, y bailando desatada el baile de San Vito, en una actuación que requerría precisamente todo lo contrario, elegancia, minimalismo y modernidad. Con todos los sentidos en funcionamiento, hubiéramos preferido la originalidad de Cartoon & Kristel Aaslaid con Inmortality o el misticismo de Mick Pedaja con Seis, pero si cerramos los ojos, no podemos negar que Supersonic de Laura ha sido uno de los temas que más hemos escuchado en la pasada temporada de preselecciones, coincidiendo además con la opinión de nuestros usuarios.

Finlandia con No fear de Saara Aalto

Finlandia suma dos batacazos consecutivos, y este año no será porque no había material suficiente en el UMK, destacando a Mikael Saari, Annica Milán & Kimmo Blom o Barbe-Q-Barbies. Sin embargo, nuestros lectores, la audiencia finlandesa y nosotros mismos, hubiéramos elegido a Saara Aaalto con No fear. Un batiburrillo de clichés y sonidos eurovisivos elevados a la máxima potencia al que no se le pueden negar dos méritos, el directazo y carisma de su intérprete, y el liderazgo de una nueva corriente a la que hemos bautizado como 'misticismo de ventilador'.

Hungría con Gyoz a jó de Gergo Oláh

Freddie con Pioneer fue vuestro y nuestro absoluto favorito desde su primera actuación en el admiradísimo A Dal de Hungría. Como sucede en tantas ocasiones, sobre todo cuando hay un claro preferido, nos da pena que grandes candidaturas no lleguen a Eurovisión. Este es el caso de Gergo Oláh con Gyoz a jó, una mezcla de ritmos urbanos y orientales, defendidos con un gran directo, una sensual coreografía, y una de las mejores y más originales escenografías de esta cosecha jugando con una lluvia de arena que, lamentablemente, no os podemos recordar ya que han retirado todos los vídeos de YouTube. Más propia de Azerbaiyán o de Turquía, no sabemos como habrían reaccionado los sectores más últraconservadores de la política húngara viendose representados por una propuesta así, pero imaginarlo nos gusta mucho / muchísimo.

Islandia con Now de Alda Dís

Todavía no nos hemos recuperado del disgusto de la eliminación en semifinales de Islandia con Hear them calling de Greta Salome, pero lo cierto es que el jurado regional del Songvakeppnin no la hubiera elegido ni siquiera para su superfinal, apoyando en su lugar a otra candidatura compuesta pero no interpretada por ella, A ny de Elísabet Ormslev, y Now de Alda Dís. Ésta última fue la que llegó al duelo final, con una imagen que recordaba a Yohanna, y un estilo que se asemejaba al de Maria Olafs, en un bucle del que la isla parece no querer salir. La audiencia impuso a Greta Salome para representar a la Islandia en su 30º aniversario en Eurovisión, descartando a Alda Dís, cuyo devenir en el festival será siempre un misterio rodeado de auroras boreales.

Lituania con You bet de Aiste Pilvelyte

Lituania realizó tropecientas galas para seleccionar como todos sabíamos desde el principio al repetidor Donny Montell. Desde el primer momento tuvimos en cuenta a la guapísima e imponente Aiste Pilvelyte con You bet, obra del siempre sonriente Rafael Artesero, también autor de Que me quiten lo bailao de Lucía Pérez (España 2011), Mother de Axel Hirsoux (Bélgica 2014), Sense tu de Jenny (Andorra 2006) o La mirada interior de Marian Van der Wal (Andorra 2005), entre muchas otras. Con un corté clásico, una instrumentación potente y una carga sentimental enorme, la canción llegó a ganar tres de las eliminatorias, para después perder poco a poco todas sus posibilidades, entre los continuos enfrentamientos de la cantante con el jurado, y su inexplicable modelito en la gran final. Una actitud que provoca en nosotros que prefiramos, sin ninguna duda, la versión original interpretada por la hermanísima Cristina Conde.

Noruega con Afterglow de Laila Samuels

Si somos sinceros, nos hubiera encantado ver en Estocolmo a Laika de The Hungry Hearts & Lisa Dillan, una frikada de las buenas que hubiera dado mucho juego con su europop de antaño. La disputa, no obstante, siempre estuvo entre Laila Samuels y Agnete, quien finalmente se llevó, y con contundencia, el gato al agua. Afterglow no habría pasado a la historia del festival, quizá ni hubiera destacado en esta edición, pero su indudable calidad, su buen directo, y su bella puesta en escena podrían haberle dado alguna posibilidad más que al 'rompehielos'.

Polonia con Cool me down de Margaret 

Con todo el dolor de nuestro corazón, y por más que nos hemos esforzado los eurofans españoles, el premio al eurodrama del año no recae en nuestro país sino en Polonia. Número 1 en las casas de apuestas y en las listas de ventas, todo parecía preparado para que Margaret con Cool me down, compuesta por Arash (Azerbaiyán 2009), se convirtiera en una de las grandes favoritas de Eurovisión 2016. Sorprendentemente, la audiencia polaca se decantó por un hasta ese momento desapercibido Michal Szpak, quien con su carisma y directazo dió un repaso a la más que mediocre actuación de Margarita. Las hordas eurofans se acordaron de todos sus ancestros, lo desterraron de sus tops, y no lo tuvieron en cuenta hasta prácticamente la hora de la verdad, pero con su octavo puesto volvió a dar otra lección, “No juzguéis lo que deciden otros países si no entendéis ni lo que pasa en el vuestro”. 

Reino Unido con Shine a little light de Bianca

Bianca y Karl William Lund dividieron a los eurofans de todo el mundo en el You Decide del Reino Unido, tanto que todavía sentimos remordimientos a la hora de decantarnos por uno u otro. Finalmente, Shine a little light es nuestra opción por dos motivos, el primero, porque fue la favorita, por la mínima, de nuestros lectores, y el segundo, por haber sido compuesta por Leona Lewis, quien habría dado algo de caché a los británicos, acostumbrados en los últimos años a candidaturas entre la serie b y la z. No tenemos nada contra Joe and Jake, pero estaban sentenciados desde el primer momento de su inesperada designación, mientras que tanto Bianca como Karl podrían haber tenido algo más de recorrido en Estocolmo.

Suecia con Don't worry de Ace Wilder

A pesar de que en E-S siempre hemos sido muy pro Frans, no podíamos cerrar el artículo sin citar una candidatura de nuestro idolatrado Melodifestivalen, y básicamente nos serviría cualquiera de su gran final. El ser la preferida de nuestros lectores, nos resuelve las dudas que nos quedaban entre Robin Bengtsson y Wictoria, y le hacemos la reverencia a Ace Wilder. Don't worry no sería un referente de calidad para los más puristas, pero lo que sí ofrecía era uno de los mayores espectáculos del año, con una puesta en escena brutal que, probablemente, no hubiera desmerecido el resultado en casa de If I were sorry.

Bonus Track: Ucrania con Helpless de The Hardkiss

La audiencia ucraniana tenía razón, eligieron a Jamala con 1944, y se llevaron nuevamente el festival a casa. El jurado y una gran parte de nuestros lectores, no obstante, defendieron con uñas y dientes a Helpless de The Hardkiss, una propuesta metalera, con reminiscencias de Evanescence, e híper populares en la órbita ex soviética que, sin ninguna duda, también habrían dejado al país en un buen lugar. Sin superar a la primera, ni a los segundos, también nos vemos en la obligación moral y eurofan de mencionar a los divones de Nu Angels y su Higher que tantos buenos momentos nos han dado en las europarties a lo largo del año.