Ya había pensado escribir esta columna recién acabado el festival de Eurovisión, allá por el mes de mayo, pero no lo hice por si me veía influido por el calentón del momento. Sin embargo, por lo que puedo leer en nuestra web, el sábado pasado volvió a ocurrir lo mismo. Nada más acabar el Dance Contest, los "contertulios" que habían sido invitados por TVE, así como la presentadora del ‘debate', se dedicaron a despotricar contra el certamen, el sistema de votación o incluso la apariencia de los concursantes.

No escribo esto por el Dance Contest, que sabe cualquiera que me da igual, por mí como si no hay más ediciones (mejor), sino por Eurovisión, por el certamen musical que se celebra y que nos une cada mayo. Independientemente del resultado que se obtuviese en el concurso, TVE debería exigir profesionalidad tanto al conductor del espacio como a los invitados para opinar.

Allá por el mes de mayo, terminado el certamen, tuve que oir comentarios del tipo: "Serbia ha ganado porque la cantante se ha disfrazado de hombre, pues en la final de su país, que sepáis que iba vestida con vestidito, luciendo falda. Ha explotado un estereotipo". Las palabras no son exactas, no las recuerdo bien, quien tenga grabado el debate podrá contrastar que vienen a decir más o menos lo mismo. Pues bien, quien quiera verlo tiene YouTube a su alcance o mil y una formas: Si Marija Serifovic iba haciendo alarde de femineidad y glamour en la pre serbia, me corto la perilla.

Fue sólo uno de los comentarios. También fue muy inteligente el de la presentadora, que aseguraba que "este año Eurovisión se había vuelto demasiado gay y que por eso no había ganado la mejor canción, sino la más homosexual". Tuve que apagar la televisión porque me estaban poniendo negro. Quisiera yo saber dónde estaban todos ellos cuando ganó Dana Internacional, o cuando participaron en el certamen las Sestre, las t.A.T.u. (aunque todo fuera marketing) o tantos y tantos participantes que reconocieron abiertamente su sexualidad y su manera de entender la vida.

No señores, la edición de 2007 no pasará a la historia por ser aquella en la que Eurovisión se hizo gay, como quisieron hacernos ver, sino que Eurovisión siempre ha sido muy gay-friendly, pero ya desde el 56, y pasando por cantantes, presentadores, Otra cosa es que no se quisiera ver o ahora haya que hacerse los sorprendidos porque el resultado de la canción española no era el que esperaban.

Y así, un cúmulo de declaraciones desafortunadas sobre el vecinismo (si, se quejan del vecinismo pero también de que Andorra no nos de los 12 puntos; o como en el Dance, que España y Portugal se los repartieron), sobre la calidad de las canciones, sobre la orientación sexual de los intérpretes (una y otra vez, ¡señores, que eso era un concurso M.U.S.I.C.A.L!… dejando patente el desconocimiento de los invitados sobre el festival.

La culpa en el fondo no es de ellos, ni de las presentadoras, sino de TVE que invita a Teté Delgado, Oscar Ladoire o la jesulina a comentar el evento. No digo yo que tengan que invitar al mismísimo Svante Stockselius o a Cliff Richards, pero al menos a gente que sepa de qué esté hablando, que pueda dar una opinión pero sin llevar a engaño.

No me imagino a TVE invitando a Sergio Dalma, Serafín Zubiri, Anabel Conde o a Massiel a la tertulia posterior a una corrida de toros, porque posiblemente no sepan nada del tema. Claro, ni a ninguno de nosotros, aunque yo tengo claro que para ir a hablar de algo que no se, mejor me quedo en mi casa. Lo que vengo a denunciar con toda esta parrafada es la poca profesionalidad con la que TVE trata al Festival de Eurovisión desde mi punto de vista, pues no le importa ni quién hable en la tertulia posterior con tal de que monte un poco el espectáculo y diga cuatro tonterías. Señores, para eso ya tenemos Salsa Rosa-Dolce Vita-La Noria las noches de los sábados o tantos y tantos programas. Además, no me imagino a ningún presentador de ningún canal despotricando sobre el programa que acaba de presentar. Vamos, que no veo a Jesús Vázquez terminando de entregar un pañuelo al concursante con mala suerte del Allá tú diciendo: "es que este programa no vale nada, en otras cadenas dan premios mejores".

En fin, que si TVE tira piedras contra su propio tejado, allá ella, pero a mí no me parece la manera idónea de defender sus intereses ni sus programas. Porque se supone que, como dijo su director general cuando anunció la renuncia a participar en el Eurojunior, no pasaría lo mismo con el de los adultos, Eurovisión es un "programa de interés público". Me gustaría que nuestra tele pública realmente lo entendiese así.