TODOS LOS CAMINOS LLEVAN A ROMA

Seguramente éstas sean las preguntas más escuchadas en los últimos tiempos acerca del Festival de Eurovisión:   ¿Va a volver Italia? ¿Qué pasó con Italia? ¿Por qué no participa Italia? …Italia …Italia …Italia.   No es que desde aquí vayamos a dar respuesta a si va a volver o no. Por mucho que a la […]
Publicado el día 03 de diciembre de 2020
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TODOS LOS CAMINOS LLEVAN A ROMA

Seguramente éstas sean las preguntas más escuchadas en los últimos tiempos acerca del Festival de Eurovisión:

 

¿Va a volver Italia? ¿Qué pasó con Italia? ¿Por qué no participa Italia? …Italia …Italia …Italia.

 

No es que desde aquí vayamos a dar respuesta a si va a volver o no. Por mucho que a la gente se le llene la boca hablando sobre el tema lo cierto es que ahora mismo nadie tiene la respuesta, excepto los responsables de la UER y la RAI que son los únicos que conocen sus negociaciones.

 

Si alguna vez trascenderá algo, será cuando hayan comunicado oficialmente “que vuelven al festival” (si es que lo hacen).

 

Y mientras tanto al eurofan de a pie no le queda más remedio que seguir soñando con su vuelta y jugando a la especulación, intentando ver entre líneas e interpretando señales.

 

Italia no es sólo uno de los 7 países que debutó en la primera edición, en 1956, sino el que dio la idea en 1955 de que fuese un festival de canciones al estilo del Festival de Sanremo (y no otra cosa que estaba prevista) el programa anual que uniese a todos los países de la red así como “de buen rollo”.

 

Salvo sus ausencias en los años 1981, 1982 y 1986, Italia participó de forma continuada hasta 1993 incluido. Parece ser que su ausencia de 1981 se debió a que sentó bastante mal el puesto obtenido por Alan Sorrenti en 1980 con Non so che darei. Quedó 6º, que no está tan mal, aunque ya conocemos lo mal perdedores que son los italianos, lo alto que estiman su música, y lo ignorantes que son con todo lo que huela a extranjero. Todo sea dicho. El mosqueó les duró dos ediciones.

 

En 1986 también se ausentaron, a saber por qué. Lo que sí hay que reconocerles, es que incluso en los años más bajos del prestigio del concurso, ellos siguieron enviando a sus mejores artistas y, como corresponde a los grandes, con auténticos “temazos”.

 

Bien pensado, sería muy difícil encontrar un solo representante italiano de Eurovisión que no fuese conocido hasta en España: Domenico Modugno, Iva Zanicchi, Umberto Tozzi, Anna Oxa, Fausto Leali, Richi e Poveri, Franco Battiato, Raf, Gigliola Cinquetti, Massimo Ranieri… Nicola di Bari… Romina & Al Bano… Mia Martini… Pepino di Capri… Enrico Ruggeri… Toto Cotugno… ¡es que no se libra ni uno! Italia cumplió y envió siempre calidad.

 

Grandes éxitos que forman ya parte de la historia del pop italiano, fueron a Eurovisión: Volare (Nel blu dipinto di blu), Ciao ciao bambina, Non ho l’eta, Dio come ti amo, Si, I treni di Tozeur, Gente di mare, I giorni dell’Arcobaleno…

 

En 1964 ganaron con Non ho l’eta. Gigliola Cinquetti regresó diez años más tarde con Si y bien podría haber arrebatado el triunfo al Waterloo de ABBA, de no ser por que a la BBC (que organizaba esa edición) le dio la gana de volver a aquel obsoleto sistema de votación con pocos puntos que se había eliminado años atrás y que fue el responsable de otros desastres, como el cuádruple empate en 1969.

 

En cualquier caso, Si consiguió llegar a ser nº1 en las listas británicas durante bastante tiempo, algo “casi imposible para las canciones italianas” como bien explicaba Gigliola Cinquetti.

 

En 1990 Italia consiguió su segunda victoria con el conocidísimo Toto Cotugno. Organizaron en Roma la siguiente edición, a todo correr, ya que en un principio se había decidido cancelar la celebración del Festival por razones de seguridad debido a la Guerra del Golfo Pérsico.

 

Pero su propio festival fue un fracaso de audiencia en el país anfitrión: Solamente 4 millones de italianos vieron el “Eurofestival”, como ellos lo llaman.

 

Tal era el desinterés del público italiano por Eurovisión, que en 1994 desaparecieron del concurso. Por el contrario, su Festival de Sanremo conseguía arrastrar a las masas y su celebración duraba ya varios días.

 

Para el italiano de a pie, Eurovisión era un festival de segunda, donde no conseguían un puesto de cabeza ni enviando a lo mejor del país, que siempre era superado en la clasificación por la canción más estúpida de esa edición (normalmente alguna vulgaridad nórdica con disfraces). ¿A quién le interesaba seguir participando en algo así? Era lógico, al menos desde su propio punto de vista.

 

En 1997 volvieron de forma aislada, casi casual, porque los eurofans italianos presionaron a la compañía de discos de Jalisse para que fuesen a Eurovisión después de haber ganado Sanremo con Fiumi di parole. Quedaron 4º, pero también les supo a poco.

 

La UER ha reconocido estar intentando por todos los medios convencer a Italia para que regrese al Festival. Lo confesó Svante Stockselius en una rueda de prensa en Helsinki el año pasado: “No pararemos hasta conseguir la vuelta de Italia, es un espina que tenemos clavada”.

 

Este año, San Marino debutó en el concurso, y muchos interpretamos esto como un experimento, ya que los directivos de la televisión italiana y la sanmarinense son los mismos. La verdad es que este repentino debut de San Marino en el festival, no tiene otra explicación lógica, salvo que fuese una extraña maniobra con premeditación para algo posterior…

 

Desde hace varias semanas, el show de Raffaella Carrá en la RAI, líder de audiencia, lleva invitando al programa a antiguos cantantes italianos que pasaron por Eurovisión, así como a participantes de la edición de este año en Belgrado (algo que tampoco viene a cuento de nada en un país que no sabe que existe todavía Eurovisión).

 

Y para colmo, Raffaella clama en directo: “Es un auténtico pecado que Italia no esté participando ya en una manifestación cultural tan importante en Europa como Eurovisión”, mientras se ven imágenes del festival de 2008.

 

 Claramente, parece que están preparando el terreno en el país para su regreso. Lo que no pueden hacer es plantarse en Eurovisión como si nada, con una población que da por desaparecido el festival hace décadas. Es una forma de informar a los italianos: “Eurovisión continuó sin nosotros y ha seguido batiendo records de audiencia en Europa, con más de 40 países cada año. No tiene sentido que sigamos dando la espalda a ésto como si no existiese.”

Mi apuesta personal es que la RAI se está preparando para volver al Festival, y uno de esos preparativos consiste en informar a los italianos de lo que es hoy el evento. Y si no vuelven todavía en 2009, al menos retransmitirán el Festival desde Moscú. Tiempo al tiempo.

Hasta la próxima!

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