Sobrevivir en Atenas (Primera parte)
A propósito del próximo Festival de Eurovisión, muchos son los eurociegos que se desplazarán a la ciudad de Pericles. Pero sobrevivir en esa ciudad no es tarea fácil, ya que en ella se concentra un tercio de la población total del país. Por ello, dedicaremos las próximas columnas a comentaros ciertos aspectos de la vida en Atenas, así como los monumentos que no os debéis perder. Desde luego, esto se trata de un mero resumen, cualquier guía de viajes os dará una información más extensa, pero confío que os sirva para haceros una idea de qué os interesa visitar antes de hacer un plan de vacaciones definitivo. Suponiendo que entre fiesta y fiesta tengáis un momento para la cultura…
La semana del 17 de abril es la Semana Santa ortodoxa, así que, por el criterio de actualidad, os comentaré algunas cosillas sobre la religiosidad ateniense y griega. Un 98 % de la población del país se declara ortodoxa, por lo que podemos decir que la Iglesia tiene un peso específico bastante importante en la vida social. Las buenas relaciones con el Estado son patentes: en todas las iglesias bizantinas ondea una bandera griega (la mismita que ondeó Helena en Kiev) junto a la que también está la antigua enseña del desaparecido Imperio Bizantino. Si en vuestro caminar os encontráis una iglesia sin banderas, es que no es una iglesia ortodoxa.
Y si entráis en una de ellas y están en la celebración litúrgica,, no tengáis miedo a entrar. Los griegos están acostumbrados a que la gente entre y salga de las iglesias durante los oficios, ya que estos duran entre 2 y 3 horas, por lo que nadie se queda a la ceremonia completa. Eso sí, todos los griegos de cierta edad son muy devotos del llamado komboloi. Es una especie de rosario, un collar de cuentas. Pero, pese a esa devoción, no se trata de un collar de significación religiosa, sino que los atenienses juegan con ella por el mero placer de meter ruido con algo. Los más jóvenes prefieren usar las llaves del coche. Puede ser algo muy molesto, yo por si acaso os pongo sobre aviso.
La vida en la ciudad es muy madrugadora, así que es posible que los ruidos de esas llaves os despierten entre las 8 y las 9 de la mañana. A las 2 cierran los comercios, y no abren de nuevo hasta las 6, excepto los lunes, los miércoles y los viernes, que no se vuelve a abrir. Los griegos no se estresan, desde luego. Viven relajados, algo a lo que contribuye el hecho de que todos los monumentos dignos de visitar están muy próximos y se puede ir a pie, así que os podréis sentir relajados como auténticos nativos. Pero para los que echen de menos el transporte público, Atenas dispone de 3 líneas de metro renovadas para los pasados Juegos Olímpicos, así como de la mayor flota de autobuses urbanos propulsados a gas de todo el continente.
Comer en Atenas
Sí, sí, todo esto está muy bien, pero no damos un paso más por Atenas sin haber comido primero. Estamos muertos de hambre. Sí, queridos eurociegos, lo entiendo. Haremos un alto en nuestro camino y antes de ver los monumentos clásicos evaluaremos las delicias culinarias que la Hélade pone a nuestra disposición.
En la capital griega hay, como en España, tascas, tabernas, chigres, restaurantes… y en cada uno de ellos el ritual de la comida es diferente. En las tabernas, por ejemplo, nunca se consulta el menú, siempre se hace caso a las recomendaciones del camarero después de mirar los platos expuestos en la barra. En estas tabernas, todos los platos se sirven a la vez y se considera que todo es de todos, como en los restaurantes chinos. Si queréis comer platos por orden, debéis pedirlos poco a poco al camarero. En las tabernas no suele haber ni postre ni café.
Si buscáis comida ateniense más formal, los restaurantes, donde se sirven platos griegos y también cocina internacional, así que los eurofans con morriña podrán conseguir fácilmente una tortilla de patata. Un aviso, el pescado se vende al peso, así que conviene estar pendientes de la balanza.
Un mundo aparte son los llamados cafetines. Allí no hay obligación de consumir, sino que son lugares de reunión para los hombres, que van allí a conversar y echar la partida a algún juego de mesa. Se sirve el llamado kafé ellinikó o café griego, donde el café molido y el azúcar son hervidos a la vez. Y si queréis disfrutar de una de las bebidas más típicas de Grecia, no os podéis perder una ouzería, donde esa especie de anís, el ouzo es el principal protagonista. Pero si no queréis tanto exotismo, o no os atrevéis con la experiencia griega siempre podéis buscar cafeterías continentales, muy de moda entre la juventud ateniense.
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